-Como amanecieron pillines, siempre pensé que se demorarian más en tener intimidad, pero eso mismo fue lo que pensé hace unos años...
-¿Como que hace unos años?
-Oh querida.- murmuró nerviosa.- yo solo lo decía por lo que hacían, por dios está juventud ni se casa y ya se está encamando.
-¿Encamando?- pregunté suavemente.
-Dulce es cuando dos personas duermen junta en una cama, no te hagas la inocente.- me explico susurrando al oído Alfr, su aliento me colocaba el vello de punta.
-Oh dios ella cree que nosotros.- Lo mire a los ojos dudosa tratando de pensar que lo que ella no es lo mismo que yo pienso.
-Si, bueno por mi no hay problema en hacer realidad lo que ella piensa.- me respondió con un besó junto atrás de mi oreja haciendo que un escalofrío recorriera mi espalda.
-No.- respondí ante sus palabras más fuerte de lo que pensé
-¿No, que querida?- Pregunta Marta sentándose a un lado de la mesa.
-Que usted está equivocada, yo, el, nosotros nunca, entiende.- mis manos trataban de mostrar lo que mis labios no querían.
-No, querida ¿Que me quieres explicar?- su respuesta que al mismo tiempo era pregunta lo hizo de una forma en la que no se sabían sus otras intenciones.
-Que-que Alfr y yo nunca he-hemos te-tenido alguna intimidad.
-Y ¿Por qué no empezaron por el principio?
-Nana.- Le reprochó Alfr al ver que nos estaba haciendo una broma.
-Ay no aguantan nada, mejor coman se que enfriara la comida deliciosa que les hice, no es por nada pero mis comidas se asemejan a Alain Ducasse.
-Si.- Respondimos al mismo tiempo con una pequeña risita.
Las risas de aquella mañana se dilataron como las lluvias invernales, esas en las que el asfalto es una pequeña laguna y la tierra expulsa el petricor que envuelve nuestras sensaciones, que pasaron los días, los meses, para aquella casa que hace mucho que no sentía risas verdaderas esas que no son para agradar a alguien o ser cordial fue fenomenal, las cálidas noches se empezaron a tornar frescas, los verdaseos árboles empezaban a tornarse de hermosos colores en honor a la estación del ocaso, caramelo, dorado y rojizo son los colores que lo representan. En una de las tardes en donde el clima no era el mejor en medio de una oficina había una calurosa.
-Alfr, esta es la quinta cita que me jodes entiende que yo necesito salir de estas cuatro paredes
-Sal conmigo y listo yo no tengo demasiado trabajo.
-No, yo quiero conocer mis citas, si no te das cuenta yo tengo mis necesidades, como tú las tuyas.- Toma de tu propia medicina.
Recuerdo.
-Querido Alfr, ¿Por qué no retomamos lo de hace algunos años?
-Lo nuestro fue hace mucho y si lo recuerdas nunca…
-Pero amor no recuerdas las noches de pasión que tuvimos
-¿Qué? - la impresión hizo que volcará uno de los ceniceros roca, alertando a la pareja.
-Dul…
-Lo siento no era mi intención escuchar solo venía a decir que no me esperes para cenar saldré y no volveré hasta tarde.
-No, Dulce.
-No, Alfr no te ocupó más en mis asuntos
Fin del recuerdo.
-¿Necesidades?
-Acaso tu quieres intimar con un hombre.
-No que ni fuera con una mujer.- Mi respiración se aceleraba con cada palabra con cada paso que daba cualquiera de los dos, mis pies dolían como el infierno para verme más guapa sin contar mi falda acampanada y esta blusa que debería ser prohibida en la etiqueta de los días fríos como este.
-Tu eres una dama y las damas no hacen eso.
-Que yo quiera salir con todo el país es mi decisión, no me vengas con esas respuestas machistas y si dudas como soy es por que no me conoces he estado cuatro meses contigo y dos meses durmiendo juntos.
-Celosa.
-¿Que?
-Todo lo que pasa es que estas celosa de Lilian
-Por supuesto que no, ¿Por que estaría celosa de aquella mujer o peor de ti con ella?, soy una mujer madura que sabe diferenciar las cosas nosotros sólo estamos unidos por un contrató.
-Entonces si estas tan segura de que solo estamos unidos besame, solo un beso nada cambiara.
-Pensé- Estás a punto de ver quien soy verdaderamente
Lo tome del cuello de su camisa y tire fuerte para sus labios se estrellaran con los mios, solo es un beso me convencí a mi misma cuando en verdad era mentira, sus labios tan suaves que al mezclarlo con su aroma que derriten, con suavidad empieza a moverlos, a tentar a los mios a unirse a una danza peligrosa en donde los cuerpos llenos de deseos se esfuerzan para ver cual de los dos es mejor, sus manos se cuelan como un ladrón por dentro de mi vestido tocando y llenado de deseó un camino lleno de pecado, mis manos están igual de inquietas y tocan su torso pero la fina tela de su camisa impide tocar, sentir y amar a cuerpo a cuerpo, odie y ame al mismo tiempo mi vestido , por su culpa hoy no tenía corpiño, puesto es sin espalda, por ende que cuando Alfr llegó a ese punto se sorprendió por un momento, pero de un movimiento mi vestido quedó arrugado en el piso de su oficina al igual que su camisa, tomo con fuerza mi trasero para sentarme en donde antes estaban papeles muy bien ordenados.
-Alfr, esto no está bien, además dijiste solo un beso, esto se saldrá de nuestras ma-manos