-Bueno Alfr, estamos por llegar al bar de mi padre, el es un ser lleno de ternura no haría daños ni a una mosca si esta no lo molesta.
-Tu padre... Pero el no murió junto a tu madre.
-Mi padre biológicamente hablando si, pero quien me daba consejos sigue vivito y coleando, esta bien, tiene un bar que antes fue de su padre, también tiene un hijo mayor que yo y dos nietas de la edad de mi... Digo de nuestro niño.
-¿Tiene esposa, tu padre?
-No- suelto un suspiro melancólico - ella murió un poco antes de que yo lo conociera, de alguna forma el perdió una esposa y ganó una hija. Nunca quiso casarse dice que esperara que la muerte la lleve con ella, sabes todas las veces que me habló con ella.- las lágrimas caían una tras otra recordando sus ojos llenos de felicidad, las pequeñas arrugas de sus ojos, o la forma en las que colocaba su boca cuando trataba de imitar a alguien.
-Veo que lo quieres mucho.- Me susurró secando una lágrima que caía en mi mejilla.
-Como te dije es mi padre y su hijo mi hermano, pero solo te debo decir algo el no sabe que estamos comprometidos o algo por el estilo cada dos meses nos vemos y no se va a creer el cuento que es amor a primera vista, cuando llegaban dos personas que el creía que tenían química los trataba de juntar su dicho es «el amor se ve en los ojos de la persona ajena»
-Entonces después de hacerte venir con el mejor orgasmo de tu vida el va a saber que no me amas a mi un Dios Nórdico .
-¿Cómo... - Lo mire horrorizada, buscando cuando se lo pude a ver dicho, piensa Dulce, piensa.
-Sabes algo.- canturreo feliz estacionando el auto.
-¿Que?- contesté malhumorada.
-Hablas entre sueños.- me explicó muy cerca de mi oído.
-Demonios, maldito Dios Nórdico pervertido.- Grité internamente.
-Querida baje de su carruaje.- me bromeó.
-Oh cállate Alfr.
-Este lugar ¿cómo se llama?- preguntó dándome su cálida mano, aunque este un poco enojada con el por saber cómo llamo, sus acciones tiernas y espontáneas como estas me tientan demasiado a perdonarlo.
-El Salvador.
-Por el País.
-No, porque te salva de un aprieto.
-Ah, que divertido.- musitó atorado por la risa que lo invadió.
Todo es como lo recordaba bueno solo han pasado seis meses igual no es mucho, pero en seis meses un bebé come y está aprendiendo a caminar, en seis meses alguien puede conseguir su título, pero pareciera que este lugar nunca va a cambiar, las luces neón están en la misma parte como los arbustos que lo rodean o sus puertas de hierro que están golpeadas en algunas partes. Por dentro hay sillones burdeos y en las paredes hay grandes escritores Chilenos como Pablo neruda y Gabriela Mistral.
-Du...
-Ven pidamos un trago.- Alfr me miro extrañado pero se quien es el único que puede estar haciendo los tragos se que mi padre nunca dejaría hacer los tragos por otra persona que no fuera el.
-Hola, quiero dos unicornios salvajes.- Ordene cuando me senté, supe que me reconoció al ver como soltó el paño de entre sus manos. Se giró con sigilo como si fuera un fantasma o algo por el estilo.
-Mi niña, tan hermosa como su madre pero con el carácter de su inútil tío.- tomó mi cara con cuidado como si me fuera a romper como porcelana.
-Papá.- Musite entre hipos.- te extrañe mucho nunca pensé que te extrañaría tanto.
-Mi niña, tan pequeña, pero mira en tan poco tiempo estas más bonita y mi nieto ¿Cómo esta?
-Muy bien papá y de eso quería hablarte por eso vine a verte...
-Bueno habla.- Tomo mis manos entre las suyas, un poco ásperas como recordaba.
-Yo... He... Mmm... Bueno, yo se como tener a mi hijo conmigo.
-Oh, que alegría y como mi niña, debes pagar porque aquí en Chile cobran hasta por estar parada.
-No, yo, yo debo casarme con el hombre qué está atrás mío y que no has notado.- Solté derrepente.
-Bueno eso es, espera ¿Que?
-Eso que debo casarme con el para poder estar con mi hijo, solo serán unos meses cuanto mucho.
-Dulce Marion, tengo cincuenta y siete años no estoy de andar con estas bromas de niña chica.
-Papá, no son bromas y no me digas Dulce Marion, me voy a tener que casar con el y por eso vine a que el pidiera tu mano por que si me caído quiero que sea aunque por una vez algo memorable aunque dure cinco meses o toda una vida.
-Hay Dios niña no puedes buscarte una vida sin tantos ajetreo.- se peino su cabeza que carecía de cabello.
-Así me gusta papá.- alabe sonriente.
-Bueno y ¿Quién es?
-El se llama...
-Alfr, hijo cuantos años que no te veo, ¿Como van tus conquistas?
-¿Papá, tu lo conoces?
-Claro pero si a él lo conozco desde que era un niño de este porte.- con sus manos hizo referencia a un niño de como seis años.-, me escondió las llaves de mi auto cuando nos conocimos por primera vez .
-El, nosotros nos queremos casar para poder adoptar.
-En buena hora hija, y tu al fin le has revelado toda la verdad o ella lo descubrió.