Cap.2
ADAM
Los sirvientes entran y salen de la casa, hoy es la fiesta de aniversario de mis padres.
El clima está tranquilo, de hecho la casa está tranquila mientras en la parte del jardín acomodan el lugar para el evento.
Observo la pintura que está en el centro de la pared. Mi madre mi padre y yo y a bajo la leyenda “Familia Hoffmann”.
Dudo que seamos una familia teóricamente lo somos, prácticamente no creo.
Me acomodo mi traje mientras espero que mi madre baje las escaleras vestida con un largo vestido beige, su pelo rubio corto lo trae liso y su altura le agrega sutilidad y elegancia, me mira y se ríe.
A su derecha viene mi padre quien con gesto serio no deja de verse importante, su traje perfectamente liso y negro que combina con el mío. Si de algo estoy seguro es que no acepto esto porque cuando me ve niega con la cabeza.
Levanto los hombros a modo de "No me importa lo que digas”.
Salimos al jardín y la gente se deja venir a saludarlos, me jalo el cuello de la camisa cuando me empiezan a hostigar, si se ganan al hijo se ganan a la madre. Aunque eso no aplica con el padre, porque ese sabe como tener a Evi Hoffmann en sus manos.
—Qué grande estás Ad.
—Qué apuesto, te pareces a tu padre.
—Esa mirada ya dice de quién es el mundo.
—Adam Hoffmann ¿Ya sabes lo que serás de grande? —pregunta una y eso atrae la atención de mi padre.
—Será un gran médico, eso ya forma parte de su genética, sus tatarabuelos fueron médicos por supuesto que él también deberá serlo. —dice otro.
Siento una mano en mi hombro y eso me causa escalofríos cuando me sujeta con fuerza.
—Por supuesto que será médico, ¿a que más podría dedicarse si no es a eso? Todo lo que se le heredará tiene que ver con ese mundo, tonto si no lo aprovecha. —Dice mi padre.
—De tonto nuestro hijo no tiene nada, su nombre ya se escucha en los pasillos de las clínicas. Y además de que tiene una memoria perfecta. —dice mi madre y yo siento que me asfixio.
—Será un excelente médico, Evi, se ve que trae el potencial. —siguen diciendo.
—¿Cómo pueden afirmar el potencial de alguien que aún no se desarrolla a nivel cognitivo por completo? —digo con firmeza, me miran asombrados, —¿Qué tal que yo quiera ser payaso?
Se ríen de mi comentario y no entiendo.
—Este Niño y sus comentarios, tiene razón al decir que aún no está desarrollado cognitiva mente por completo. —dice mi padre y la gente se ríe como si hubiera dicho lo más gracioso del mundo.
Niego y me voy a jugar con los pocos niños qué hay.
A la mañana siguiente mamá me está esperando para ir al parque a patinar, solo se toma un descanso un día al mes, y ese día me lo dedica a mí por completo.
Me coloco el casco verde, las rodilleras y me roció un poco de perfume. “Es tarde de chicos con mamá”.
Las zapatillas me las sujeto y la sonrisa en mi rostro no se va.
Salgo y la veo a ella con su traje de chándal morado, mi mamá es la mujer más elegante que he conocido y también la mejor doctora que conozco, ella trae a los bebés al mundo y eso me llena mucho de orgullo y admiración.
Me indica a que salgamos y así lo hago. Subimos a su Ranger Rover mientras el chofer conduce.
—Este mes fue muy agotador y ya ansiaba que llegara este día para pasarlo con mi pequeño Ad.
—Puedes tomarte más días, ¿Eres la jefa no?
—Sí y por eso trabajo más, mis logros merecen que salga de la cama cada día porque para eso luche por ellos.
— ¿Entonces yo no soy un logro?
El silencio toma la camioneta por un minuto.
—Eres mi logro favorito, pero haya afuera hay personas que necesitan de mí labor para un mejor mundo. Tú siempre me tendrás, pero ellos no.
Asiento, mientras me acomoda el casco.
—¿Quieres comer salchichas callejeras? —sé que solo lo dice por decir, porque jamás me llevaría a comer una. Aunque se me antojan a veces.
—¿y si me da una gastralgia?
Se ríe con lo que digo.
—Entonces cortes de carne y ensalada serán. Tienes razón al negarte ir a esos sitios, no son de clase y sabrá de dónde provengan esos alimentos.
—Entendido. —nunca funciona.
Pasamos las horas de la mañana en bicicleta y vemos a la gente correr, mientras ella se enfoca en su reloj midiendo el tiempo, siempre está pendiente del tiempo.
Veo que delante de mí un joven me sonríe, trae una gabardina café claro y unos jeans rotos. Me le quedo viendo y observo que trae una cámara. No soporto que todo el tiempo estén tomando fotos a mi madre, padre o a mí. Por ello le saco la lengua y el hombre sonríe, presiento que mamá lo ve porque me abraza por la espalda haciendo que me tense y me besa la cabeza.
—Apuesto a que saldremos muy guapos en esa foto.
—Cuando crezca voy a demandar a todo el que me fotografié.
—Umm, eres muy especial con tu temperamento Ad, ¿Cómo te va a conocer la gente si no es por medio de ellos?
—Voy a hacer algo tan grande que no necesitarán mi cara para reconocerme como un hombre importante. Jamás, jamás, voy a dejar que me tomen fotos.
—¿y si a tu novia le gustan las fotos, qué harás? —siento que las mejillas me arden.
—Yo jamás tendré una novia, que asco que una niña me bese o me abrace.
—Ya te lo voy a recordar cuando te vea enamorado y salgas en todas las revistas con ella.
— Nunca voy a dejar que eso salga a la luz. Lo juro con mis diez años de vida.
Se ríe y seguimos avanzando.
Observo a un padre que juega con sus hijos al fútbol y me quedo parado. Mamá me jala para que continue avanzando y ella misma también ve la escena.
—¿Por qué padre no es así conmigo?
—Está ocupado, tiene mucho estrés…
—Tú también y haces el intento por verme.
—pues sí, pero al final del día no necesitamos a ese señor. ¿ o sí? — me sonríe con tristeza.
#490 en Otros
#384 en Novela contemporánea
humor celos amor, empresario mujeriego, drama amor celos intrigas mentiras
Editado: 18.11.2024