Cap. 4.
ADAM.
(6 meses antes de recibir la empresa)
La lluvia está intensa, los truenos y relámpagos ensordecen y enceguecen.
El chofer maneja con precaución y yo solo miro por la ventanilla como el agua corre por esta, por suerte ya hemos llegado a casa, bajo del auto y tomo rápidamente mis cosas, mañana es mi graduación del instituto y por ende ya traigo todo lo que usaré para mañana.
Un hombre de servicio me entrega un paraguas y entro lo más rápido que puedo a casa.
Recorro el vestíbulo y me sorprende cuando noto qué hay un cierto calor y no es precisamente el de la chimenea, es la imagen que proyectan las personas que observo.
Mi padre recargado en el borde de la chimenea bebiendo vino, mientras observa su reloj de bolsillo, siempre tan limpio y arreglado, con esa mirada que no dice nada. Mi madre sentada en el sillón color tinto, vestida con un traje de falda y saco color beige y unas zapatillas negras. Sentada con la elegancia que la caracteriza, su cabello corto bien peinado. Diría que sus gestos serios me sorprenden pero mentiría.
—Toma asiento, Ad. —dice la voz de mi madre. —Tenemos que hablar.
—Vamos, que tengo cosas más valiosas que hacer. —la voz del hombre que está parado me irrita.
Tomó asiento frente de ellos y espero a que hablen.
—La facultad de medicina te espera con los brazos abiertos. Solo es cuestión de que presentes un pequeño examen y estarás dentro. —sigue mi padre.
—El rector ya me ha llamado y el entusiasmo de tenerte me lo ha contagiado, Ad. Te imaginas, todos tus ancestros han salido de ahí. Y es que ver en tus batas el: Doctor Adam Hoffmann. Me llena de orgullo. —dice mi madre, los miro a ambos y me doy cuenta de que no me conocen en nada.
—¿No te entusiasma? Por fin harías algo bien. —mi padre toma asiento por fin. —Incluso tuve que sonreír forzadamente cuando el viejo habló de ti. Ellos fueron a buscarte para el lugar que te tiene reservado.
—Uff, lamento que te hayas sacrificado padre, pero te dire que fue en vano ese gran sacrificio. —trago saliva y me armo de valor, mientras ambos se miran confuso dos. —Pero no estudiaré medicina…
—¡¿Qué?! —se pone de pie furioso.
—Alphonse… calma. —Ella trata de tranquilizarlo.
—¡¿Estas escuchando?! Tu hijo no quiere estudiar medicina y tú me pides que me calme. —si su mirada matase ya estuviera con dos tiros en la frente.
—Ad, ¿Qué estudiarás si no es eso?— trata de tomárselo con ligereza. —¿A caso no te hemos dado el ejemplo de lo que debes ser?
—Lo que me hace feliz y con respecto a su ejemplo espero no tener nada de lo que me han demostrado como ser, un padre que golpea a su hijo y una madre que lo ignora. No gracias.
Mi padre camina por la sala iracundo, pareciera que en cualquier momento le dará un infarto. Mi madre intenta hacer que se calme pero la ignora.
—¿y que serás muchacho estupido? ¡oh ya sé! Tú mierda esa de ser payaso y hacer felices a otros. —dice con burla. —Sabía que no valías nada, pero tenía un poco de fe. Un poco de agradecimiento a tus padres, ¡No! Como siempre siendo el maldito egoísta.
—Tal vez lo sea, pero por el momento no estoy interesado en eso, he presentado examen para la carrera de Ingeniería Biomedica, Padre. Es lo que me apasiona y lo que haré.
La carcajada que suelta, me hace retroceder.
—¡Un ingeniero! Vaya mierda, Niño. Y dices que Francis es el idiota, Mejor él irá a la facultad de medicina y pondrá en alto mi apellido.
—Alphonse…
—Estuve a nada de darle una oportunidad a tu hijo Evi, y mira con la mierda que sale. Conmigo no cuentes, porque tú fracasado hijo no me interesa. Tengo cosas mejor que hacer, como apoyar a Francis en esto, el trato era ponerme feliz por Adam, si pedías un Lugar para mi hijo. y ahora no solo tu hijo no estudiará medicina, sino que mi hijo tampoco.
Se arregla las mangas y me voltea a ver.
—y tú, hagas lo que hagas jamás serás mejor que un medico. Es el sueño de todos. —se endereza, —Nadie te reconocerá con esa carrera tan mediocre, ¿pero que puedo esperar si viene de ti?
No le respondo y veo cómo se va, burlándose de lo que quiero estudiar. Admito que siento un maldito agujero en la garganta, pero también me recuerdo que a la única que debo de enorgullecer es a mí.
—¿No dirás nada? —miro a la mujer que mira solo el patrón de las costuras del sillón.
—No, tienes razón al decir que no hemos estado contigo, que no hemos hecho las cosas como debimos. Y yo solo quiero verte feliz, Ad. Quiero que vayas al mundo y lo devores, porque tienes todo para cumplir tus sueños. Permíteme ayudarte a construir lo que deseas.
—Ese permíteme ayudarte, será económicamente, porque no te veré físicamente presente, sin embargo esta bien, entiendo. , —le acaricio el hombro, —y un favor más.
—Sé lo que pedirás. Ad.
—Que le den mi lugar a Francis. Su sueño siempre ha sido ser médico y a puesto a que será bueno en eso. Últimamente se ha aplicado y lo he visto mucho en las bibliotecas.
—Aunque digas que no, lo haces por ayudarlo y porque lo quieres. —se mira las manos, —Y solo por ello, tendrá mi ayuda en la carrera.
asiento.
El día veinticinco de Julio me nombraron dueño de la Empresa distribuidora de aparatos médicos y de todo lo que conlleva la industria médica como: camas, camillas, sillas de ruedas, tanques de oxígeno, aparatos cocleares, máquinas. absolutamente todo lo que tenga que ver con ello.
Regalo de cumpleaños de madre por ser un “buen muchacho”. ¿Qué se siente que a tus dieciocho años te den tanto poder adquisitivo? Pues te eleva el ego, pero también la preocupación de que falle, además de que es absurdo ¿o no? La verdad es un tema un poco complejo, si lo ves desde la moralidad no es correcto que le den ese lugar a un joven que no sabe ni dónde está parado. si lo ves desde el privilegio soy un niño muy mimado y tengo la vida resuelta, los comentarios de la prensa fueron miles y tuve que posar cortando el listón, críticas salieron a flote con el típico “no le costó nada, lo más probable es que lo pierda”. “Mamá y papá regalando hoy, mañana pagando la vajilla rota”. “La empresa Hoffmann ha durado diez años siendo distribuidora, ¿cuánto tiempo le dan para que deje de serlo?".
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Editado: 18.11.2024