“solo Soy Adam Hoffmann”.

Vancouver

Cap. 16.


 

Bruno.


 

El fresco del viento hace que me acomode la bufanda y el abrigo mientras cierro el coche, el aguanieve en especial me pone un poco obsesivo por no mojarme.


 

Camino hacia la entrada de la empresa y a lo lejos puedo ver el gorro con pompones de felpa color mostaza y el distinguido abrigo café.


 

He visto a esa señorita un par de veces en las cámaras, no se a que se deba su visita tan seguido y dudo que sea pareja del actual vigilante que debe rondar más de cincuenta años, pudiera ser la hija tal vez.

Me llama la atención que sus atuendos sean llamativos pero tiernos a su vez ¿Quien usa colores tan claros? .


 

Paso de largo al ver que habla con el vigilante en un francés que no entiendo, bueno, debe ser porque no lo hablo.


 

Al llegar a mi oficina, me quito todo el exceso de ropa y me pongo cómodo a trabajar.

Las llamadas y correos no se detienen, pese a que tengo mi equipo funcional siento que no me agarran el ritmo, me veo como Adam pensando que nadie puede hacer el trabajo a mi modo, o tal vez le falta un poco de sazón a esto.


 

Mi asistente quien no tiene la profesión que yo estudié en demasiadas ocasiones comete algunos errores, tengo un año aquí y sin embargo aún no se acostumbra a mi ritmo, soy generoso al comprenderla pero hay ocasiones, como hoy, en que necesito de todo su potencial.


 

—Señor Hartmann, Aquí están las autorizaciones para las nuevas piezas, llegaron hace unas horas de Alemania.


 

—Gracias Linda, —Tomó las hojas, que pese a que no se usan ya tanto, tengo un jefe que respalda todo en papel, ya que según él siempre es bueno tener un respaldo. —¿Podrías decirle a la señora Margot que venga?

—Oh claro, ¿a la de recursos humanos?

—Esa misma. —le sonrió antes de que salga.


 

Miro la pantalla del computador, paso la vista a la tableta, luego a las hojas y después me pongo a escribir en la pizarra, si Adam me viera ya se hubiera traumado con el desorden que es mi oficina. No me agrada, pero no tengo tiempo para esto, cuando me mandaron acá la empresa estaba en crecimiento, tenía un año de estar activa, pero el jefe a cargo cometió dos errores que a aquel señor no le parecieron y tuvo que enviarme a mi a solucionar todo esto. A veces es estresante ser tan Bueno en esto, te exigen sin parar y lo peor es que mi conciencia no da para hacer mal el trabajo, no me quejo, me encanta lo que hago, pero mi jefe no entiende que las personas tienen otras capacidades.


 

El aroma a Jazmín me llega de inmediato.

Freno la mano y cierro el re saltador.


 

—Podría Oler ese aroma en cualquier lado y saber que estás aquí.


 

Digo a la mujer que se encuentra de pie en mi oficina.


 

—Ni tanto querido, llevo cinco minutos aquí de pie, sin mencionar que toque cuatro veces.


 

Su voz maternal me hace sonreírle, le indico que tome asiento.


 

—Antes de que me propongas una cita romántica, te dire que pese a lo guapo y amable que eres soy casada… sé que te encanto pero hice votos de ser fiel.


 

La sonrisa que me enseña me hace seguirle el juego, es una mujer de unos cuarenta y muchos, bien cuidada y con una paz que irradia que te conmueves.


 

—Oh, mi querida Margot, planeaba conquistarte esta noche, pero ya que mis planes han sido descubiertos haré otra petición.


 

—¿Soy toda oídos Bruno?


 

—Quiero ver si tienes algún perfil interesante entre tus Curriculums para  un puesto de asistente.


 

—Se más específico. —abre su folder que trae consigo y saca una pluma que al tocarla hace un clic pequeño.


 

—Que tenga alguna Ingeniería.


 

—¿alguna en específico?

—Si tiene que ver con robótica, mecánica o Biotecnología. —me mira y sonríe, —ya se que es complicado pero es lo que necesito.


 

Marca algo con su pluma.


 

—¿Edad y sexo?

—Pues, no importa si es hombre o mujer, cualquiera que tenga la profesión  y los programas que pido puede tener el empleo, en cuanto a la edad, pues que no sea muy mayor… Claramente la habilidad de trabajar bajo presión, que sea responsable, innovador…


 

Le indico todo el perfil y ella solo sonríe.


 

—¿Tienes algo parecido? —le pregunto cuando termino.

—La vida te ama demasiado ¿Sabías? —la miro con duda, y me tiende el folder que sostenía, —Justo cuando venía para acá me entregaron este folder, adivina.


 

Lo tomo y lo abro.


 

—Mujer, Ingeniero en Mecánica con una especialidad en curso de Biomecánica, básicamente lo que el señor Hoffmann estudio, experiencia en mantenimiento… —sigo leyendo, y ella sigue dándome los puntos buenos de la Joven, —además habla varios idiomas incluido el Aleman. Hasta mi punto de vista, cumple con requisitos solicitados, señor.


 

Es joven la mujer, seguro debe ser recién egresada, pero tiene un amplio Currículum. Ha estado dando su servicio en los lugares correctos e incluso cuenta con un empleo.


 

—Agéndame una entrevista con ella para mañana a las ocho, dile que si cumple con todo lo que se le pregunte podrá quedarse a trabajar desde ese momento.


 

—Si que te urge, Bueno, deja la contacto y te aviso.


 

—Gracias por tu tiempo.


 

—A ti por tu amabilidad, es sorprendente el trabajo en equipo qué haces tú con el señor Hoffmann.


 

—Si verdad, somos muy diferentes.


 

—Sí, su cerebro y su guapura es lo único que me hacen creer que es un humano. —se ríe.


 

mi amigo cambio demasiado en cuatro años, de hecho ya ni me acuerdo cómo era verlo sonreír de manera natural, La relación con Gladys fue un detonante enorme a sus cambios.




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