“solo Soy Adam Hoffmann”.

Noche de Tango.

Bruno.

camino por la acera mojada, el aroma a pino greco y lluvia me hacen aspirar el aroma.
la semana que me prometió Leslie se volvieron cuatro, debido al exceso de trabajo de ambos, pero hoy luchamos contra todo pronóstico y aquí estoy, caminando por la acera después de una torrencial lluvia y un frío que eriza la piel de mis mejillas.

decidí venir caminando ya que quería sentir en mi que no estaba soñando con esta cita, estoy desesperado si me lo preguntan, no he estado con nadie sexualmente, ya hasta ni recuerdo cómo se hacía. todo porque espero a una mujer que ni siquiera sé si me considera importante.

Bostezo mientras avanzo y me doy un par de bofetadas mentales, he esperado este momento como para arruinarlo siendo un Adam cualquiera. Tarareo una canción mientras siento como pequeñas gotitas de agua me tocan la cara, volteo a ver el cielo y esta nublado, ¡Dios! ¿A caso no soy merecedor de ver a esa linda mujer pecosa? Un relámpago se extiende por el cielo y trato de no verlo como una respuesta divina.
una cuadra antes de llegar me vibra el celular, quien es me hace querer arrojar el teléfono, sin embargo respiro con calma y respondo con amabilidad.
—¿Sí?
—A partir de mañana, quedas a cargo de todo, te estarán llegando archivos y documentos que tienes que analizar y autorizar, en caso de que yo no te pudiera responder de forma inmediata, lo trataré de hacer, pero sabes que mientras esté ocupado me limitaré...

sigue todo neurótico por este nuevo proyecto que se trae.

—Adam, relájate, ya tengo en claro esto, nos encargaremos como siempre y todo saldrá como siempre, bien.
—sí, lo sé. Pero no puedo evitar…

—Deja de lado los jodidos pensamientos intrusivos, haz una técnica de las que te ponen cuando te ocurre esto.
—Ya hice todas, es la emoción. —Escucho que se sirve algo.
—¿Comiendo Froot Loops? por supuesto que es la emoción, lo harás genial, como todo lo qué haces.
—Efectivamente, a todo lo que dijiste. ¿se escuchan autos, a donde te diriges?
—Tengo la cita por fin con la chica que te mencioné.

—vaya, trata de no romper la cama en la que vayan a pasar la noche. Y procura ser un romántico y no un animal.
—Oye… aquí el único animal eres tú.

se ríe.

—Me alegro que sigas creyendo que encontrarás el amor en Vancouver. ¿Padrino de bodas?
—Vete al carajo Adam, ve a seleccionar tus cereales favoritos por colores o algo así.
—Ya tengo doce meses que no hago eso, ya los tomo todos de la misma caja.
—Pero ahora lo volverás a hacer, porque eres tan obsesiono que lo volverás a hacer.
—No, ya superamos esa obsesión, no como tú con tu chica misteriosa. Te dejo, tengo que arreglar mi equipaje.
—suerte, señor.

—Suerte, Hartmann.

cuelgo la llamada y me adentro al lugar donde con luces amarillas y cálidas vibran las notas del Tango, mujeres y hombres vestidos de acuerdo a la ocasión.
murmullos, olor a tabaco, perfumes mezclados y aplausos suenan en el interior del lugar.

veo a la mujer que me ha mantenido ocupado en una app que ya le presente y le agrado, ya ha trabajado con el marketing, mientras mi abuela y mi tía hacen todo para que esté en el mercado en las próximas seis semanas. Viste hermosamente con un vestido color rojo oscuro, el pelo totalmente recogido sobre su hombro derecho, un maquillaje tan ligero que puedo ver sus pecas, sonrió, porque sin duda me encantan. Los tacones me fascinan al ver la suela color roja.
—¿Usted es Bruno Hartmann? —dice con coquetería.
—Si una hermosa dama como usted lo pregunta, puedo ser hasta el emperador de Roma.
sonríe.

—Que coqueto, Bruno. Ese mismo repertorio lo debes de decir a todas.
—Solo a las que me huyen por cuatro meses.
—Por algo lo han de hacer, lo que dicen las notas y revistas sobre usted es obvio que no le rehuyen las mujeres.
—¿Y usted cree esas falsedades?
—Es lo que consumimos, y si está en redes es verdad.
—Creo que no, usted tiene una fuente más confiable a su lado, ¿a caso no le ha preguntado a ella por mí?
—Esa fuente es tan reservada, pero si he logrado sacarle algunos datos.
—Tiene un contrato de confidencialidad conmigo.
—Yo soy su mejor amiga, ¿No la despedirá por eso?
—Jamás, me alegro que ni usted ni yo la mezclemos con nuestros asuntos personales.

—Carol, tiene estima por ambos, por ello no se meterá a menos que sea demasiado necesario. Así que ambos perdamos cuidado, mi amiga no es una Cotilla, al menos no a profundidad.
—Caroline, merece que la cuidemos. así que no la traumemos y seamos buenos, para que no tenga que elegir bandos.

comienza la siguiente pieza y nos disponemos a bailar, nos movemos con sincronía y a cada segundo, muestras miradas no se separan, mi mano viaja por su espalda descubierta, y ella sonríe con picardía y eso me pone muy nervioso, tanto que quiero quitarla del lugar, jamás me había sentido así. Pero Leslie es una mujer que infunde demasiada seguridad, demasiada suficiencia que hace que yo que he lidiado con las supuestas “Brujas” de Alemania me sonroje, yo que soy tan extrovertido y que tengo de mejor amigo al hombre más cascarrabias. Una mujer de ojos grandes, cabello chocolate y pecas luminosas me hacen bajar la mirada.
—Eres tan bellamente tierno, mi querido Bruno.
—Y tú tan insoportablemente bella, mi querida Leslie. Qué haces que hasta no me sienta digno de verte.
—Para, que me voy a enamorar.

—Entonces, Errs la mujer más hermosa qué hay este sitio, delicada y altanera. que me haces erizar la piel y decirme que no es un sueño ver tu rostro.

siento como se sonroja.

—No te quedas atrás, eres un Aleman tan sexy, que te has robado mis fantasías en mis sueños.

suelto una carcajada nerviosa.
—con que me has soñado, interesante.
—Por supuesto, pensarás que soy una pervertida. Pero eso sucede cuando me pongo nerviosa, hablo y hablo, hasta lo que no debería lo digo.
—Ya somos dos, por eso es que nos llevamos también con Caroline, parecemos pericos cuando de hablar se trata.




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