Adam.
Una de las cosas que me propuse cuando era Niño es que siempre buscaría el cambio, una mejora de quién era, claramente de Niño no sabía lo difícil que sería cambiar tanto. O mejor dicho modificar.
Después de adulto conocí a mi terapeuta y me reafirmo que los cambios eran buenos, que siempre estamos en constante cambio solo que muchas veces nos resistimos a ello y eso nos genera ciertas dificultades. Pero finalmente para ser adultos funcionales, necesitamos buscar ese apoyo para seguir avanzando, reconocer aquello que nos limita. He de confesar que no es tan fácil como lo menciono, abrirse duele, cuesta y retrasa mucho. Lo digo porque yo mismo así como hablo de que el cambio es bueno, también tengo mis resistencias y mis bloqueos. Por ello sigo en proceso terapéutico.
Veo la belleza que me rodea mientras bebo de mi café humeante, estoy en el porche de mi vivienda, mientras veo el verde pasto y las montañas en lo alto, escucho el agua correr del pequeño brazo de río que está a unos cuantos metros de mi casa. Alguna vez imaginé estar aquí viviendo por un tiempo, ya que las vacaciones aquí nunca eran suficientes, hace unos meses recibí una oferta por un semestre de profesor de universidad en Suiza, acepte, todo en la empresa va bien, así que la idea no me pareció tan mala. ¿Qué decíamos de los cambios? Son buenos la mayoría de veces, siempre habrá probabilidades de que las cosas se den de buena manera o que haya algún desliz. Me apetecía ser un profesor y aventurarme en este mundo, hay que compartir lo que sabemos y más a aquellas personas que se interesan en lo que tú haces. Además de que soy consiente de mi mutismo selectivo, cuando hable sobre este empleo a mi terapeuta me dijo que me ayudaría y podría hablar de una manera más suelta, no es que sea mal orador, de hecho soy uno muy bueno, pero la ansiedad que siento por dentro es agotadora, soy muy bueno con la máscara. comprendo (con un poco de dificultad) que mi cerebro se toma las cosas de una manera distinta que otros, pero, que intentamos adentrar lo al juego, vi la oportunidad y la voy a aprovechar, además de que cuando hablo sobre lo que me gusta me es más sencillo hacerlo frente de quien sea y este será el caso por ello trato de relajarme por completo con la maravillosa vista que tengo frente de mi.
Veo a Dunkel recostado en el pasto mientras persigue con la vista el agua del Río.
Me sorprendo a mi mismo al verme con una camisa de leñador, pantalones color café y botas. Es mi fin de semana y puedo pasarme el día contemplando esto todo el día, parece un retrato, el cielo se ven tan azul que hace contraste Perfecto con los demás colores.
Cuando suena la alarma me meto a la casa y conecto la llamada que tendré con Bastian, cada dos meses he hecho llamada con él, quisiera que fuera cada tercer día, pero es el tiempo establecido que me han dado para convivir con él para el asunto de no dejar de lado el vínculo. Me cansa el hecho de que no me resuelvan nada y no procedo de otro modo porque realmente deseo poder ser su padre adoptivo.
—Hola, Adam. —dice con entusiasmo. Aunque me sorprende que me llame de ese modo, ya que solía decirme papá. No mencionó nada porque no sabría que decir.
—Hola Bast, ¿Cómo va todo?
—Bien, he estado practicando soccer, me caí sobre el pasto y me raspe pero no llore y seguí jugando.
Me sorprende que diga que ha jugado soccer, en el orfelinato no hay cancha con pasto para jugar soccer.
Me muestra su rodilla y la preocupación me embarga.
—Ya entiendo, ¿Quieres que un pediatra vaya a ver tu rodilla? ¿Quien estaba a tu cargo?
Se ríe y niega.
— Y ¿Dunkel? Ya lo extraño.
—y él a ti, está afuera.
—¿persiguiendo ranas?
—sin duda. —nos reímos, pero lo noto diferente.
—¿Volverás? —su carita se pone triste —O es cierto que me abandonaste.
—¿Qué? —pregunto confundido.
—Es Que…
La directora se pone detrás de él y ella toma el mando diciendo que es hora de colgar.
—No llevo ni una hora hablando con él. —le digo y cuelga la llamada.
Pero que…
Tomo el celular y marco a su oficina no responde. Salgo al aire libre esperando que sea la conexión pero no. Ya que me entra una llamada de Gladys.
—Hola Ad…
—¿puedes hacer algo por mí? —la interrumpo.
—Te escuchas desesperado ¿Qué ocurre? ¿Estas bien?
—¡No! No lo estoy, mañana ve al orfelinato e infórmate que esta pasando con Bastian.
—Bien, lo haré en mi hora para el almuerzo. ¿Puedo decirte para que llame?
Respiro hondo.
—Te escucho.
Se me va el tiempo escuchándola hablar de números, y un sinfín de cosas que la verdad ahorita no me interesan en absoluto.
Nunca había visto a Bastian así de triste, no desde que fui a verlo la primera vez ¿Qué cambio? Y estoy entre la espada y la pared ya que mañana no puedo ir a verlo, debido a que tengo clases mañana, la única opción es esperar la llamada de Gladys.
Trato de quitarme el pendiente y decido ir a la ciudad a ver un panorama nuevo.
Avanzó por las calles, son tan seguras que lo hago caminando, los auriculares hacen que mi nervio coclear envié las ondas sonoras y pueda mi cerebro interpretar las canciones, suenan de todo un poco, mientras sigo caminando, desde Rammstein, Andrea Bocelli, Mozart, y claramente un cantante mexicano que el buen Ulises me inculcó, José José: cantando “Cómo tú”. Ese hombre tenía una voz excepcional y sobre todo el sentimentalismo para interpretar desgarran el alma.
Me detengo en una tienda, me adentro y reviso los aparadores, difícilmente hago esto, la mayoría de veces mi asesor de moda consigue todo mi closet. No luzco como quien debería lucir, parezco un hombre que bajo de las montañas Después de un día duro partiendo leña. me dirijo hacia la sección de camisas de cuello de tortuga y me elijo nueve de tres colores distintos, Café, negro y gris. Me gustan los colores Oscuros. camino y elijo unos pantalones de vestir, la mezclilla no me gusta ya que me pica en la piel, por ello tengo que estar sintiendo las texturas, tomo algunas camisetas y no puedo evitar ver a las mujeres que me ven un par de metros cuando continuo viendo, en el área de óptica unos modelos de lentes me jalan la vista y al probármelos veo que tengo muy crecida la barba y el cabello.
pago todo, evitó decir mi nombre y salgo del sitio. Llegó con un barbero que a decir verdad me da desconfianza, he tenido al mismo barbero no se por cuántos años y ahora cambiarlo me da cierta incertidumbre, veo que limpié todo y paso a que me haga mi corte.
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Editado: 18.11.2024