Solo tú

2. JinKook

La alarma de mi móvil suena a la misma hora de todos los días, me levanto con pereza y arrastro los pies hasta el aseo para lavarme la cara. 

Me visto para ir a la empresa y empezar con el ensayo en cuanto mis compañeros lleguen, sin embargo, mis jefes tienen otra idea en mente y nos sientan en la sala de descanso para contarnos lo que han planeado para ese día. 

Para mi sorpresa, el equipo de grabación de nuestro programa de entretenimiento también está con nosotros y vamos a grabar un nuevo capítulo. 

En esta ocasión, nos han organizado una serie de pruebas que tendremos que pasar con éxito si queremos marcharnos a casa y descansar.

Ninguno esperábamos este acontecimiento, aún así, estamos dispuestos a cualquier cosa en vez de ensayar, al menos, con estas pruebas, seguro que nos divertimos. 

Los juegos están divididos en varios estudios y en dos plantas. ¿Es posible que tardemos en terminarlos todos e ir a casa? Muy probable, pero lo haré lo más rápido que pueda.

***

Se está haciendo tarde y ninguno de los siete conseguimos pasar la última prueba. 

El inteligente director del programa nos ha puesto lo peor y más difícil que ha podido encontrar o que se ha podido inventar. 

La mesa obstaculiza la salida, por lo que no nos queda más remedio que pasarla con éxito si queremos ir a descansar a la casa. 

Por más que lo intentamos, las botellas de plástico no se quedan en pie después de que golpeemos los tapones en las que están descansando, con un palo de madera, pero es inútil. No hay manera de conseguirlo. 

—¿Estáis seguros de que alguien ha podido hacer esto? —pregunta JoMin, uno de mis compañeros, sentado en el suelo, cansado y frustrado por no hacerlo bien. 

—Se puede hacer —responde el director asintiendo con la cabeza. 

Le toca a YoonKi, otro compañero, delante de mí, que acaba de llegar de realizar las pruebas anteriores, así que, le explican el procedimiento, se prepara y, para gran sorpresa de todos, lo hace a la primera. 

El refrán tiene razón: “los últimos serán los primeros”. 

—¿Cómo lo has hecho? —le inquiero con la boca abierta, sin poder creérmelo. 

Nos comenta cómo lo ha hecho y, después de varios intentos de mis compañeros, me preparo para llevarlo a cabo. Inspiro, contengo la respiración y dejo escapar el palo hacia los tapones. 

Las botellas se quedan de pie y suelto el aire que he estado conteniendo. “Por fin”, pienso aliviado. 

Gateo para pasar por debajo de la mesa, espero unos segundos para que me sellen la tarjeta y corro hacia la sala de descanso donde empezamos. 

No obstante, esa no era la última prueba, aún nos queda una más. 

—Como estamos grabando el programa número cuarenta y nueve, tenéis que hacer con fichas de dominó el número del programa o poner las iniciales de vuestro grupo, BT7. Las fichas deben caer una a una sin que se quede a medias —me explica el productor al entregarme la bolsa con las fichas.

—¿En serio? —Estoy muy asombrado y fastidiado. 

Creía que ya me podía ir a casa a terminar la canción en la que estoy trabajando y, ahora, tengo que hacer letras y números con unas fichas de dominó. 

—YoonKi ya lo ha hecho y se ha ido. 

Abro la bolsa para empezar mi cometido cuando veo que Jan, el mayor del grupo, se acerca por el pasillo después de conseguir poner las botellas en pie. Mira las fichas con los ojos abiertos y sin entender nada. 

—¿Qué está pasando? —quiere saber al ver que las voy poniendo en una hilera sobre la mesa. 

El productor vuelve a explicar lo que tenemos que hacer y a mi compañero se le ocurre algo. Al parecer, prefiere que juguemos a piedra, papel y tijeras y el que pierda, tendrá que poner las fichas de dominó.

Acepto la propuesta y nos quedamos frente a frente para intentar leernos la mente.

—Piedra, papel o tijeras —dice de repente mi compañero y saca piedra mientras mi mano lo ataca con papel. 

—¡Sí! —grito emocionado a la vez que él se deja caer en el sofá con la mirada clavada en el suelo—. Te veré más tarde, hyung.

Me voy saltando de alegría para cambiarme de ropa, recojo mi macuto y echo un vistazo para ver quién ha podido pasar las malditas botellas. 

Esta vez, Jan gana contra NamYoon y me abraza de camino hacia el vestuario. 

Es muy posible que a los tres que faltan por tener éxito en las botellas tarden, así que, saco la llave del coche de mi macuto y bajo hacia el aparcamiento para poner rumbo hacia nuestra casa. 

Estoy parado en un semáforo, escuchando una de mis grabaciones de la nueva canción en la que estoy trabajando, cuando un pitido me sobresalta. Alzo la vista del móvil y veo que un coche se ha metido en el carril contrario. Da un volantazo a tiempo, antes de chocar con el vehículo que se le venía encima, y continúa su camino.

—La gente va como loca —murmuro.



#13264 en Novela romántica
#1858 en Novela contemporánea

En el texto hay: romance, amor

Editado: 12.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.