Solo tú

15. Elenor

Un día antes del concierto, un repartidor me entregó un sobre con la tarjeta que utilizaba el staff. Venía con una nota de JK explicando las precauciones que debíamos tener para que la prensa ni las sasaengs pudieran hacer nada contra mí.

Estaba sorprendida por todo lo que los chicos debían soportar solo por hacer realidad su sueño de ser grandes cantantes y, por ende, famosos. No creo que yo pudiera soportar toda esa presión y acoso a la que están sometidos ellos diariamente. 

Termino de delinear mi ojo, me doy un último retoque en el pelo y cojo el bolso para ponerme en marcha hacia la sala donde se celebrará el concierto online del grupo, debido a la pandemia. 

Me cuelgo la tarjeta en el cuello antes de salir del coche, me dirijo hacia la puerta trasera donde un guardia escanea el código de la tarjeta y me deja pasar con los ojos más rasgados que he visto en toda mi vida. 

Hay mucha gente trabajando para que todo salga espectacular y una mujer se me acerca para preguntarme con una voz amable:

—¿Es usted Elenor Santana? —asiento con la cabeza y ella continúa—: Síguame, por favor. Hay un asiento reservado para usted. 

—Tutéame, por favor. Me siento vieja cuando me hablan de usted —le comento a la chica. 

—De acuerdo. Soy SoonWoo, si necesitas algo solo tienes que avisarme. Disfruta del espectáculo —me dice señalando el asiento que me han asignado. 

Asiento con una sonrisa que llega hasta mis ojos y me siento. Estoy nerviosa y no sé por qué. No será a mí a quién vean por la televisión o por internet los millones de seguidores del grupo. 

Me quito el abrigo para ponerlo en mi regazo y miro a mi alrededor maravillada con todo el equipo que hay detrás de un concierto. 

Un chico muy amable se me ha acercado para traerme algo de beber y me ha explicado un poco el funcionamiento de todo, además del puesto de cada personal que compone el equipo humano. 

Queda poco menos de diez minutos para que el concierto dé comienzo cuando veo que JK se acerca corriendo hacia mi asiento. 

Está espectacular con su pelo otra vez negro por completo y un poco más corto. Su camiseta y su chaqueta coloridas me encantan y lo saludo con un movimiento de mano, ya que no puede ver mi sonrisa bajo la mascarilla. 

—¿Cómo estás? —me pregunta al sentarse en el asiento delante del mío y alarga la mano para que se la coja. 

—Cómoda y nerviosa. ¿Estás nervioso?

—Un poco, pero es normal. Todos estamos inquietos antes de un concierto. Eso es señal de que nos importa. 

—¿Se retransmitirá en vivo o vais a grabarlo para después retransmitirlo? —-inquiero con curiosidad.

—En vivo. No te preocupes, las cámaras no te enfocarán. Se supone que no hay público. ¿Quieres ponerte más adelante? 

—No, no. Aquí está bien, gracias. 

—Tengo que irme, ya vamos a empezar. 

—Suerte —le deseo cuando él me deja un beso en la mano antes de marcharse corriendo. 

***

El concierto ha sido exageradamente espectacular, teniendo en cuenta que no habían seguidores que pudieran aplaudirles o cantar con ellos. Me han dejado impresionada y agotada solo de ver las coreografías que han hecho mientras cantaban. 

Al terminar la última canción, todos los chicos me han saludado antes de entrar en el camerino para cambiarse, y JK se ha quedado unos minutos más para interrogarme:

—¿Te ha gustado? ¿Te has divertido? ¿Te han gustado las canciones? 

—Me ha gustado todo, incluso el cantante principal. Deberías presentarnos —le digo guiñando un ojo con complicidad. 

—Por supuesto. Elenor Santana te presento a Jeon Jinkook, nuestro vocalista principal y el maknae del grupo. Mucho gusto —responde con una sonrisa pícara y dejando otro beso en mi mano. 

—Encantada. Sois increíbles. No quiero pensar cómo será un concierto con todas vuestras seguidoras gritando alrededor.

—Una locura. Voy a cambiarme, ¿me esperas? 

—¿Te parece mejor si te espero en mi casa? Si salimos juntos sospecharán. 

—Cierto. Está bien, allí nos vemos. Ten cuidado por el camino —me dice besando la punta de mis dedos con una mirada que me hace estremecer. 

Se levanta del asiento y se va corriendo hacia el camerino. Por el contrario, yo me despido de todos los empleados que se han portado con amabilidad conmigo y me monto en mi coche para poner rumbo hacia mi apartamento. 

Subo en el ascensor hasta mi planta, abro la puerta y estoy a punto de cerrarla cuando mi ex jefe entra llevándome con él hacia el interior. 

Puedo oler su aliento a alcohol y forcejeo con él para que quite sus brazos de mí. 

—¿Qué haces aquí? —le pregunto intentando zafarme del agarre. 

—Te echo de menos. ¿Por qué te has ido de la empresa y de mi vida? Ya no me llamas ni contestas mis mensajes. ¿Qué nos ha pasado? —contesta con hipidos. 



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En el texto hay: romance, amor

Editado: 12.05.2023

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