46. JoMin

Terminamos la grabación y los chicos y yo nos ponemos en marcha hacia la casa. Las chicas nos están esperando allí y tengo la esperanza de que EunSu también. 

No puedo contener mis ganas y mis nervios están a flor de piel. JK y TaeJoon me observan con curiosidad e intentan hacer que me distraiga para que el camino no se haga tan largo. 

En cuanto el coche está dentro del garaje, me apeo con rapidez y respiro hondo con la mano en el pomo, antes de abrir la puerta. Mi corazón está latiendo a gran velocidad y mi respiración está agitada. 

Siento una mano en el hombro y miro a JK con el miedo, de que ella no esté, reflejado en mis ojos. 

—Cálmate. Tengo el presentimiento de que estará —me dice mi compañero para animarme. 

Dejo que se ponga delante de mí, entra en la vivienda y escucho la voz de la chica cuando saluda a mi amigo. 

Intento relajarme respirando hondo y me dirijo a la cocina. La encuentro sentada en la mesa rectangular del comedor, al lado de la escritora, y le dedico una sonrisa que ella me devuelve. 

Nos sentamos a cenar todos juntos y hablamos sobre los planes para la siguiente semana. A nosotros nos toca ensayar y grabar algunos episodios más del programa antes de que llegue el verano. 

SuHye me mira, sentada enfrente de mí, y me sonríe guiñando un ojo. No sé qué significa exactamente, pero debe ser algo bueno cuando está tan contenta. Me hace una leve señal con la cabeza para que la siga y vamos hacia el televisor para preparar la videoconsola para jugar después de que los chicos y yo recojamos la cocina. 

—¿Qué ocurre? —Quiero saber al acuclillarme delante del aparato para buscar los cables necesarios. 

—Me vas a querer mucho cuando te diga lo que ha pasado —susurra para que nadie la escuche, excepto yo—. EunSu acepta tener una cita contigo la semana que viene. 

Mi boca y mis ojos se abren de par en par y no puedo dejar de emocionarme. La escritora me hace una señal para que me calme y continúo liado con los cables. 

—¿A dónde la llevo? 

—A un restaurante. Ten cuidado de que nadie te reconozca. 

—¿Te crees que soy novato? 

—Ya lo sé, solo te lo recuerdo. 

Me contengo para darle un abrazo y me encamino hacia la cocina para ayudar a mis compañeros mientras las chicas se preparan en el salón para jugar una partida. 

***

No puedo parar de reír y ya me duelen las mejillas y el estómago. He conseguido encontrar el momento perfecto para abrazar a mis amigas y agradecerles su ayuda. 

Es tarde cuando EunSu decide marcharse y la acompaño, ataviado con la mascarilla y una gorra de béisbol, hasta su coche. 

—Me he dado cuenta de que tengo muy poca costumbre de reír tanto. Gracias por la invitación —me dice la chica delante de la puerta del piloto. 

—Gracias a ti por aceptar. Te mandaré un mensaje para quedar el viernes. 

—Claro. SuHye tiene mi número de teléfono. ¿Debería ponerme algo elegante o más casual? 

—No estoy seguro aún. Te lo confirmaré cuando haga la reserva. 

—Está bien. Nos vemos pronto. 

Por unos segundos nos quedamos mirándonos a los ojos, sin saber qué hacer o decir, hasta que el vigilante da un soplido a su silbato y capta mi atención. Alzo la mirada hacia su dirección y me hace una señal para que no haga nada de lo que pueda arrepentirme, ya que hay un fotógrafo escondido cerca. 

—Te mantendré informada —le aseguro a la joven estrechando su mano y acariciando el dorso de la extremidad para que sienta mi piel. 

Ella asiente con la cabeza, tragando con dificultad, y entra en el coche para poner rumbo hacia su casa. 

Me dirijo hacia el interior de la urbanización, me quito la mascarilla y la gorra y corro hacia Elenor y SuHye que están sentadas en el sofá, al lado de sus respectivos novios. 

—Gracias, gracias, gracias. ¡Os quiero! —les digo dejando besos en sus mejillas. 

—Vale, vale. Ya es suficiente. No te pases, hyung —apunta JK quitando mi brazo de alrededor del cuello de la editora. 

—Sois las mejores.

Subo a mi habitación dando saltitos de alegría después de que la escritora me dé el número de teléfono de la chica y le mando un mensaje para ver si ha llegado bien.

Me responde con el pulgar hacia arriba y no puedo dejar de sonreír como un tonto ante aquel emoticono tan sencillo.