Solo tú

64. Mónica

No entiendo por qué me pongo tan nervioso en presencia de ella. La he dejado sola al levantarme de la mesa cuando he terminado de comer lo más rápido que he podido e intento concentrarme en mi trabajo para olvidarme de su presencia. 

El director nos llama para que nos pongamos en nuestros respectivos sitios, pero para unos minutos más para que el camarógrafo disponga algunas cámaras más delante de las que ya están instaladas.

Meto las manos en los bolsillos de mi pantalón de colegial y veo que Jan se me acerca con una leve sonrisa divertida en los labios. Pasa por mi lado, me agarra del brazo para llevarme lejos de todos los demás, tapa nuestros micrófonos con sus manos y se queda mirando hacia la pared blanca mientras me informa:

—Relájate. 

—¿A qué te refieres? —le pregunto sin saber qué ocurre. 

—Estás nervioso por su presencia. Deberías relajarte un poco y disfrutar. He hablado con ella y me ha dicho que… —se queda callado durante unos segundos que me parecen una eternidad y continúa—: le gustas. Es más lanzada que tú, así que, estoy seguro de que se te acercará con claras intenciones. 

Mi boca está abierta de par en par, al igual que mis ojos. Me he quedado petrificado en el sitio, con la vista clavada en el rostro de mi compañero, intentando descubrir si es una broma o está hablando en serio. 

—Despierta, YoonKi. ¿Me has escuchado? —me llama con un pequeño pellizco en el pecho, donde está su mano tapando el micrófono. 

—Creo que sí, aunque estoy sopesando si es verdad o solo una broma tuya. 

—¿Por qué voy a bromear con esto? Le gustas, de momento a simple vista. En tus manos está que le guste más allá de tu apariencia. No debe ser difícil si consigues mantener a raya los nervios y dejarte llevar como lo haces con nosotros —me aconseja mi amigo con convicción en su voz. 

—Lo intentaré —respondo tragando saliva con dificultad—. Gracias, hyung.

—Para eso estoy aquí, hermano.

Jan baja las manos dejando los micrófonos listos para que vuelvan a funcionar y caminamos hacia los demás. 

El director nos da la señal para continuar con la grabación y conforme las cámaras nos filman, mis nervios se disipan mirando a la chica de vez en cuando, con disimulo. 

La veo sonreír, aguantando la carcajada, y no me sienta nada mal sentir una ola de calor que recorre todo mi cuerpo de la cabeza a los pies. 

***

Casi es la hora de cenar cuando terminamos con los episodios por ese día, me cambio en los camerinos con mis compañeros y llego a tiempo para escuchar cómo EunSu invita a la locutora a cenar a la casa. 

Me acerco hacia ellas despacio, le dejo una palmada en la espalda a mi amiga y ella me guiña el ojo con complicidad cuando gira su cabeza hacia mí. 

—Min YoonKi, esa mano —me dice JoMin observando desde lejos mi mano en la espalda de su novia. 

—Park, tranquilízate —replico sin darle importancia a la queja de mi compañero. 

Él llega hasta nosotros, quita mi mano de la espalda de su novia y la pega a su cuerpo como si temiera que se la quitaran. 

—Qué exagerado —comenta la agente inmobiliaria alzando una sonrisa hacia mi dirección—. Bueno, ¿aceptas la cena o no? —le pregunta a la locutora para cambiar de tema. 

—De acuerdo. Tendrás que llevarme a la emisora, hemos venido en tu coche —advierte la chica mirando el reloj de su muñeca. 

—No hay problema. Vamos.

EunSu se despega de mi compañero, agarra el brazo de la joven y la guia con las demás chicas hacia la salida. 

—Acaba de cambiarme por una desconocida, ¿verdad? —me inquiere mi amigo observando la espalda de su novia. 

—Me temo que sí.

Le dejo una palmada en la espalda, le dedico una sonrisa divertida y sigo a las mujeres hasta el aparcamiento del edificio. Nos montamos en los respectivos coches y ponemos rumbo hacia la casa para descansar y reponer fuerzas para mañana. 

***

Cenamos todos juntos, conversando y conociendo a la locutora todo lo que puedo. Jugamos durante unos minutos al UNO, hasta que la chica mira su reloj y dice:

—Debería marcharme. Tengo que trabajar. Gracias por la cena, estaba riquísima.

—No hay de qué. Estás invitada siempre que quieras —responde Jan dando un sorbo a su refresco. 

La joven le dedica una sonrisa con una reverencia, EunSu me lanza la llave de su coche y guio a la locutora hasta el garaje. 

—No hacía falta que te molestaras —observa al llegar a la puerta del copiloto. 

—No es ninguna molestia. Es tarde y no es seguro que vayas sola por la calle. Tampoco iba a dejar que EunSu fuera sola, así que… no importa. 

Me siento delante del volante, arranco el motor, me abrocho el cinturón de seguridad, me subo la mascarilla y pongo rumbo hacia la emisora sin que los fotógrafos apostados en la puerta de la urbanización se enteren de mi escapatoria. 



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En el texto hay: romance, amor

Editado: 12.05.2023

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