Solo tú

67. Mónica

Me despierto al escuchar que mi móvil suena encima de la mesita de noche, alargo la mano y lo agarro para ver con los ojos entrecerrados quién se atreve a perturbar mi descanso. 

Leo el nombre de mi agente inmobiliaria y miro la hora. Mis ojos se abren de par en par y me incorporo en la cama de un salto. Las chicas ya vienen a recogerme para ir a la grabación del programa del grupo y yo no estoy preparada. Me he quedado dormida.

Me levanto, me lavo la cara para maquillarme levemente, me cambio de ropa y meto el móvil en mi bolso junto a mi portátil. Saco mis llaves y bajo al portal en tiempo récord. 

Estoy saliendo por la puerta acristalada cuando veo que un coche negro se para delante de mí. La ventanilla del copiloto y del asiento trasero de éste se bajan para dejar ver a las tres chicas en el interior y me monto saludando con la respiración agitada por la carrera que acabo de hacer. 

—Pareces agitada —observa Elenor poniendo rumbo hacia el estudio de grabación. 

—Me he preparado en el tiempo que habéis tardado en llegar. Me he quedado dormida y el mensaje de EunSu me ha despertado —confieso abrochando mi cinturón de seguridad. 

—Qué rápida. ¿Ya estás empaquetando tus cosas para la mudanza? —me pregunta la agente inmobiliaria con curiosidad. 

—Pensaba hacerlo el domingo cuando me despertara. Durante la semana estoy muy cansada con el trabajo.

—Si quieres podemos ayudarte —se ofrece SuHye desde el asiento del copiloto. 

—Estaréis ocupadas, no quiero daros una carga más —contesto intentando no parecer desagradecida. 

—No te preocupes por eso. Después de nuestros trabajos estamos libres, así que, podemos venir a ayudarte y así te conocemos mejor.

—¿No os importa? —todas niegan con la cabeza y les dedico una sonrisa, aunque no puedan verla por la mascarilla—. Muchas gracias. ¿Os puedo pedir otro favor? 

—Por supuesto. ¿Cuál es? 

—EunSu me ha comentado que todas sabéis hablar español, ¿os importaría utilizar el español para hablar entre nosotras? Echo de menos España y, así, me sentiré más arropada.

—Encantadas de hacerte sentir arropada —responde la editora en español, llevando mi petición a la realidad en menos de un segundo. 

Aparca en el garaje subterráneo de los estudios de grabación de la empresa donde se encuentra la discográfica de los chicos, subimos en el ascensor hasta la décima planta y vemos a todos los empleados revoloteando por el lugar mientras el grupo se prepara. 

Saludamos a todos y nos sentamos en las sillas que han dispuesto para nosotras en una esquina para que podamos verlos con más claridad. 

—¿Dónde están? —pregunto aún en español y mirando a mi alrededor en busca de YoonKi. 

—Los estarán maquillando y peinando. No creo que tarden en salir —contesta EunSu mirando su móvil al recibir un mensaje—. Mi madre os manda muchos besos, chicas —les dice a Elenor y SuHye que están observando el escenario. 

—Para ella también. ¿Cómo está? —quiere saber la escritora clavando sus ojos celestes en su amiga. 

—Estupenda. Mi progenitor ya le ha mandado los papeles firmados y dentro de poco será una mujer libre. Al parecer está conociendo a un hombre —EunSu levanta las cejas de forma pícara y veo el brillo de felicidad en sus ojos. 

—Me alegro mucho. Deberíamos ver cuándo podemos ir a visitarla y, de camino, a nuestras familias —propone Elenor señalando a la escritora y a ella misma—. ¿Te apuntas, Mónica? 

—Claro. No me lo perdería por nada del mundo. Mi familia está en Italia, pero no me importa ir a España para recordar mi país de nacimiento y ver a mis parientes por parte de padre —por un segundo me ha asombrado que me lo propusiera, sin embargo, no puedo desperdiciar esa oportunidad de viajar y, si es con ellas, mejor. 

—Fantástico. Tenemos que hacer hueco en nuestras agendas para planear el viaje. Podríamos mirar los vuelos cuando vayamos a ayudarte con la mudanza.

—Me parece genial. 

Continuamos conversando y me cuentan lo que ha ocurrido con el padre de EunSu. Entiendo perfectamente el por qué está viviendo con su novio y no con su progenitor. Perder a un hijo es un golpe duro, pero no es motivo para dejar de lado a tu hija y, mucho menos, hacerla sentir culpable por algo que no ha hecho. 

Agarro la mano de la chica cuando veo que sus ojos se ponen vidriosos por la acumulación de las lágrimas en ellos y veo que los chicos salen de una habitación dispuestos para empezar a grabar. 

Los sigo con la mirada a todos, excepto a YoonKi que aún no ha salido. Me preocupo por unos segundos creyendo que le ha pasado algo, pero mis ojos se abren sorprendidos cuando lo veo disfrazado de un perro amarillo, con su cabeza y todo.

Me he quedado en shock como las demás y, después de asimilarlo, las cuatro rompemos a reír a carcajadas haciendo que el chico nos mire algo avergonzado y con ganas de asesinarnos a partes iguales. 

Levanto mi mano para hacerle un gesto para que se acerque y cuando está a solo un metro de mí le digo:

—Estás precioso y encantador. Deberías ponerte ese atuendo más a menudo. 



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En el texto hay: romance, amor

Editado: 12.05.2023

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