Solo tú

71. Mónica

La semana se me ha pasado lenta para mi gusto, pero por fin, el sábado por la mañana ha llegado y mi jornada laboral ha terminado hasta el lunes por la noche. Extrañamente, mi jefe me ha dado el día libre y podré ir a Hong Kong con YoonKi y los demás.

Estoy recogiendo la mesa de mi despacho cuando me llega un mensaje al móvil. Lo busco en mi gran bolso y veo que es de mi chico. Lo leo en silencio y una sonrisa eleva mis comisuras sin que nadie pueda verla por la mascarilla.

Meto los últimos papeles con la lista de las canciones y discos que saldrán la semana que viene y cojo el portátil para encaminarme hacia el ascensor colgando mi bolso en mi hombro.

Me despido de mis compañeros a mi paso por sus mesas y bajo hasta la entrada principal del edificio. Busco el coche de EunSu y me siento en el asiento del copiloto.

—Buenos días, amore —saludo a mi novio controlando mis ganas de besarle.

—¿Qué tal te ha ido? —quiere saber poniendo rumbo hacia mi apartamento para que yo recoja mi maleta.

—Como todas las noches, estupendamente. ¿Has descansado?

—Por supuesto. Tú podrás dormir en el avión y en el hotel mientras nosotros ensayamos las canciones que cantaremos —contesta entrelazando mi mano con la suya.

—De acuerdo. Espero que el hombro de las chicas sea cómodo.

—Seguro que sí. TaeJoon, JK y JoMin se quedan dormidos en sus hombros con rapidez, así que, supongo que serán muy cómodos.

—Genial.

Aparca en el garaje subterráneo para que nadie le vea salir del coche, subimos al apartamento y me dirijo hacia la habitación para hacer una última comprobación de que lo llevo todo mientras él se sienta en el sofá para esperarme.

Estoy haciendo una lista mental de todo lo que debería llevarme y lo que he metido en la maleta cuando mi móvil suena en el interior de mi bolso. Lo busco entre los papeles, el portátil, el monedero y el pequeño bolsito con artículos femeninos imprescindibles, pero no lo encuentro y acaban por colgar.

Consigo encontrarlo, aún con la lista en mi mente, repasando, cuando el teléfono vuelve a sonar. Miro quién es y descuelgo con preocupación:

—¿Qué ocurre?

—Ven, por favor. Te necesito más que nunca —responde EunWoo al otro lado de la línea con un claro ataque de ansiedad.

—Tranquilízate. ¿Qué ha pasado para que estés así?

—No lo sé. Ha sido de la nada. Solo estaba… viendo una película en la televisión.

La voz de mi amigo suena desgarrada y me preocupa más que nunca. Cierro la maleta con rapidez y salgo de la habitación con ella en la mano para acercarme a YoonKi y pedirle que me lleve a casa de mi ex novio.

—¿Qué ocurre? —me inquiere el cantante con el rostro pálido al ver mi angustia.

—EunWoo está muy mal. Llévame a su… —mi respuesta queda interrumpida cuando escucho la voz de su madre por la otra línea.

Le ha quitado el teléfono a su hijo para hablar conmigo:

—Mónica, soy Hana. No es necesario que vengas. Yo estoy aquí. Tranquila.

—¿De verdad que está bien?

—Sí, sí. No te preocupes. Todo va bien.

—Hana, estoy yendo al aeropuerto para hacer un viaje a Hong Kong, volveré el domingo por la noche. ¿Estás segura de que estará bien?

—Completamente. Disfruta de tu viaje y no te preocupes… —la frase de la mujer queda interrumpida cuando escucho la voz de su hijo a lo lejos, gritando histérico por mi partida.

—¿Qué sucede?

—Nada, nada. No le eches cuenta. Tengo que colgar.

—Claro. Si no puedes calmarlo, por favor, llámame de inmediato —cuelgo la llamada y miro a YoonKi con los ojos vidriosos por la angustia que acabo de pasar.

—Ven aquí. Tranquila, está en buenas manos. Su madre puede manejarlo —me dice acariciando mi pelo rojo con suavidad y dejando un beso en mi frente—. Vamos. Se hace tarde y no tengo ganas de escuchar las quejas de los chicos.

El chico coge mi maleta, cierro la puerta de mi apartamento y bajamos al garaje para montarnos en el coche.

Durante el trayecto hacia el aeropuerto mi móvil ha sonado varias veces, como si mi ex me estuviera dando pequeños toques para que lo llame.

El rapero me mira con el ceño fruncido cuando ve que mis ojos están clavados en el aparato y sopeso la posibilidad de llamar para quedarme más tranquila. ¿Qué está pasando con él para que haga eso?

—Ni se te ocurra —escucho la voz de mi chico, sentado delante del volante, parado en un semáforo en rojo.

—Solo para saber que está bien, por favor —le suplico con la mirada y las manos juntas.

—¿No te das cuenta de lo que está haciendo? Solo quiere que estés pendiente de él.

—No lo conoces para decir eso con tanta convicción.

Mi novio suspira con cansancio y resignación, dobla el volante para girar a la derecha cuando el semáforo se pone en verde y acelera para que no se nos haga tan tarde.



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En el texto hay: romance, amor

Editado: 12.05.2023

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