Solo tú

78. YoonKi

Estoy deseando terminar de ensayar para ir a ver a mi novia. Me ha invitado a cenar y me ha dicho que tiene una sorpresa para mí, así que, no puedo esperar a saber qué es.

Agarro mi pequeña mochila con mi identificación, las llaves del coche y la casa, mi móvil y me dirijo hacia el garaje para poner rumbo hacia su apartamento.

Me cercioro de que nadie pueda reconocerme, entro en el edificio y subo hasta el apartamento. Llamo al timbre y espero con una sonrisa en los labios de oreja a oreja.

La puerta se abre dejando ver a un chico alto, moreno, ojos marrones y piel bronceada.

Me quedo petrificado, confundido, doy un paso hacia atrás para ver si estoy en la planta y piso correcto y regreso la atención al chico que me mira expectante.

—¿Está Mónica? —le pregunto, aunque no estoy seguro si me comprende o no.

El joven asiente con la cabeza y la llama con una palabra italiana que no conozco:

Sorella, alguien pregunta por ti.

La locutora aparece por detrás de la puerta, veo cómo su rostro se ilumina al verme y me abraza dejando un beso en mis labios cuando baja la mascarilla que tapa mi boca.

—Entra —me guía hacia el salón, el chico cierra y se acerca a nosotros—. YoonKi, te presento a Alessandro, mi hermano menor. Fratello, él es mi novio.

Mi confusión se despeja al saber que es su hermano pequeño y saludo al joven con un apretón de manos, aunque él agrega un abrazo.

—Así que, querías presentarme a tu novio. Un placer conocerte, cuñado. ¿Por qué no me lo dijiste cuando te llamé para que me recogieras en el aeropuerto? —le pregunta a su hermana con el ceño fruncido por la falta de confianza de ella.

—Quería daros una sorpresa a los dos. Él tampoco sabía que tú venías —contesta ella al señalarme para hacerle ver que los dos estábamos en las mismas condiciones.

—¿Cuánto lleváis juntos? ¿Lo saben nuestros padres y la abuela?

—Haremos un mes en unos días. No lo sabe nadie de la familia. Quiero decírselo en persona y si es con él delante, mejor.

—Ah, por eso has dicho lo de ir en Navidad, ¿verdad?

—Exacto. ¿Tienes algún concierto o viaje que hacer en Navidad? —me pregunta con emoción y expectación en su rostro.

—Creo que tenemos que ir a Estados Unidos a hacer cuatro conciertos y algunas entrevistas. ¿Por qué? —quiero saber con curiosidad.

—Si pudieras, ¿te parecería bien venir conmigo a Italia para conocer a mi familia?

—No sé si me daría tiempo, pero… haré todo lo posible para poder acompañarte.

Me dedica una sonrisa de oreja a oreja, encantada con mi respuesta, me abraza con fuerza y deja un beso en mis labios para darme las gracias.

***

Nos sentamos alrededor de la mesa para cenar la pizza y la ensalada de pasta que los hermanos han preparado con mucha complicidad y mi cuñado aprovecha para saber todo lo posible sobre mí.

Me ha acribillado a preguntas sobre todo lo que se le ocurría hasta que la locutora lo ha reñido con una patada en la espinilla por debajo de la mesa que me ha hecho reír.

—Auch, bruta. Me has hecho daño. Solo quiero estar seguro de que cuidará de ti —se excusa él refregando su mano por la espinilla para suavizar el dolor.

—Yo sola me valgo y me basto para saber eso.

—De acuerdo, desagradecida.

—¿Os apetece ver una película? —pregunta la chica dando el último bocado de pizza.

—Por supuesto —responde Alessandro al dar un sorbo a su bebida.

—¿Hasta cuándo te quedas en Seúl? —quiero saber al levantarme para llevar mi plato a la cocina junto a mi novia.

—Hasta el viernes. Tengo que hacer un viaje por trabajo a Pekín y he pensado en hacer un pequeño alto para ver a mi hermana y enterarme que tiene novio —contesta con un guiño de ojo cómplice que molesta a mi novia.

—Creo que vosotros dos me vais a dar muchos dolores de cabeza cuando estéis juntos —comenta la locutora metiendo los platos que le doy en el lavavajillas.

—¿Tú sabías que iba a ayudar a su ex novio con su supuesta ansiedad? —me inquiere al levantarse de la silla para llevar el resto de platos vacíos y sucios a la cocina.

—Lo sé. Tuvimos una pequeña discusión cuando viajamos a Hong Kong para grabar un programa con mis compañeros.

—Pues puedes quedarte tranquilo, desde esta tarde ese tío no volverá a llamarla.

—¿En serio? ¿Cómo ha sido ese milagro?

—Bueno, él la ha besado… —la frase de mi cuñado queda interrumpida cuando su hermana le deja un pequeño pellizco en el brazo para que cierre la boca.

—¿Besado? ¿Te ha besado? —me intereso con mis ojos clavados en ella para que me conteste cuanto antes, sin excusas.

—Lo ha hecho, pero le he dejado la mano grabada a fuego en la cara del guantazo que le he dado —me explica con una mirada asesina dirigida hacia su hermano pequeño—. No quiero volver a verlo en lo que me queda de vida.



#13237 en Novela romántica
#1854 en Novela contemporánea

En el texto hay: romance, amor

Editado: 12.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.