Solo tú

118. Belinda

Termino de hacer la maleta bajo la atenta mirada de mi prima y abrazo a Jan cuando entra en la habitación al regresar de la agencia para despedirse de mí.

Siento la tensión de él y ruedo los ojos para clavarlos después en mi prima que lo está fulminando con la mirada.

—Elenor, déjalo ya. Yo fui la que no quiso decirte nada. No tenía ánimos en ese instante para que me tuvieras lástima —le pido para que cambie la actitud hacia mi novio de una vez.

Ya han pasado tres días del suceso y estoy mucho mejor. No me veía con ganas de ir al viaje que las chicas y yo habíamos planeado para Halloween, pero entre todas me han obligado, incluido Jan.

Estoy lista en cuanto termino de meter el neceser en la maleta y la cierro para bajarla de la cama. Mi chico se adelanta y la baja él para ver si mi prima vuelve a darle su beneplácito.

—Vámonos o perderemos el avión —nos informa la escritora apareciendo en el hueco de la puerta abierta de la habitación.

Nos ponemos en marcha y veo que los chicos están dispuestos a acompañarnos al aeropuerto para despedirse de nosotras.

—¿No os parece extraño estar en el aeropuerto para despedir a alguien y no coger ningún vuelo? —pregunta JoMin con la mano de EunSu entrelazada con la suya.

—Muy extraño —confirman todos al unísono sin querer soltar las manos de sus respectivas novias.

NamYoon echa un vistazo alrededor para ver que no hay nadie alrededor que pueda pillarlos, da luz verde a sus compañeros y se bajan un poco las mascarillas para poder besarnos.

—Te voy a echar de menos —me susurra Jan entre besos.

—Y yo a ti. Solo son unos días y se pasarán rapidísimos cuando estés harto de mis llamadas y mensajes —le advierto con una sonrisita para que no se preocupe.

—Pórtate bien. No hagáis ninguna locura.

—Seremos todas unas santas. Nos vemos la semana que viene.

Asiente con los labios fruncidos en una mueca infantil que me derrite el corazón, le dejo un último beso para que le dure hasta mi regreso y las chicas y yo nos dirigimos a la puerta de embarque.

Nos sentamos en nuestros respectivos asientos y no puedo dejar de mover la pierna. Estoy nerviosa, ansiosa, triste y alegre a partes iguales. Mi prima me mira y me agarra la mano para que me tranquilice.

—Los días se pasarán rápido y volveremos a tenerlos en nuestros brazos —me dice para ayudarme a alejar mis ganas de bajarme del avión y quedarme con mi novio.

—Ya lo echo de menos. No sé por qué perdí tanto tiempo en darme cuenta de que no estaba con el hombre indicado.

—Porque eres un poco tonta con respecto al amor. Ahora podréis recuperar el tiempo perdido, al menos, hasta que se vayan de gira a principios de diciembre.

—No me va a dar tiempo. Le debo muchos besos —respondo con un guiño de ojo cuando mi prima me mira para decirme lo cursi que soy.

Nos echamos a reír y gritamos de alegría cuando el avión comienza a moverse por la pista para despegar.

***

Después de veintiuna horas y media de vuelo, incluido una escala, llegamos al aeropuerto de Sevilla y busco con la mirada a mi hermano Lorenzo que ha venido a buscarnos. Lo veo saludando con la mano por encima de la cabeza y una sonrisa en los labios. Llamo a Elenor para informarle de que lo he encontrado y nos dirigimos hacia él.

Lo saludamos con un gran abrazo de oso y un beso en la mejilla muy sonoro. Nos dirigimos hacia el aparcamiento para montarnos en la furgoneta de nueve plazas que ha alquilado para nosotras y pone rumbo hacia la casa de mi tía.

—¿Estáis cansadas? —nos pregunta al entrar en la autopista.

—Mucho. ¿Cómo está mi madre? —quiere saber mi prima preocupada.

—Mejor que la última vez. Parece que el cáncer le está dando un respiro.

—Menos mal. Estoy pensando en llevármela a Seúl. Allí también pueden darle el mismo tratamiento y la tengo más cerca para poder mimarla y achucharla.

—No sé si ella querrá ir. Ahora está mucho mejor para viajar, pero no sé si ella se sentirá con fuerzas para ello —le aconseja mi hermano apretando el mando para que se abra la puerta del garaje del edificio.

—Se lo voy a proponer y que ella decida. No pierdo nada por intentarlo.

Lorenzo aparca en el hueco asignado, nos ayuda con las maletas y subimos algunas por el ascensor y otras por la escalera. Nos encontramos en el rellano de la segunda planta y entramos en el piso en cuanto mi hermano abre la puerta.

Mi prima y yo abrazamos a mi tía y le dejamos varios besos en la mejilla.

—Mis niñas, al fin estáis aquí —contesta mi tía recibiendo nuestros besos con una sonrisa en los labios.

—Mami, te presento a unas amigas. SuHye, EunSu, Mónica, HaNeul, ella es MinJi, mi madre —las presenta Elenor tragando la congoja que se le ha quedado atascada en la garganta.  

—Encantada, señora —responden las cuatro al unísono con una reverencia.

Mi tía se ríe ante la respuesta de las chicas, se levanta del sofá con un poco de ayuda y les hace una señal para que se acerquen a ella y la abracen.



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En el texto hay: romance, amor

Editado: 12.05.2023

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