Solo tú

134. Elisabeth

Me siento en la mesa redonda al lado del ventanal del local que tenemos alquilado para llevar a cabo el catering, tomo el vaso de café que me ha traído mi socia y siento el calorcito del líquido en mis manos. 

Le doy un leve sorbo y alzo la mirada hacia mi amiga que me mira con una sonrisa traviesa en los labios. 

—¿Qué? ¿Por qué me miras así? —quiero saber con desconcierto.

—Ayer no viniste a trabajar.

—Te llamé para avisarte —contesto temiendo que me reproche algo.

—Cierto, pero no me contaste el motivo de tu ausencia. Tal vez…

—Tal vez no sea de tu incumbencia —la interrumpo con una sonrisa traviesa en los labios que disimulo con otro sorbo de café. 

—Vamos, Liz. Somos amigas desde hace mucho tiempo y sé que solo hay dos cosas en este mundo que te harían faltar a tu trabajo. 

—¿En serio? ¿Cuáles son esas cosas, según tú? —le inquiero apoyando la espalda en el respaldo de la silla con el vaso de café aún en mis manos para calentarlas.

—La primera es que estés enferma. Dudo que ese fuese el caso de ayer. Así que, solo me queda la segunda opción. Estabas con un chico —responde mi amiga con una sonrisa pícara en los labios que me hace sonreír como una colegiala—. ¡Es la segunda! 

—Sh, calla loca. No grites —le digo temiendo que alguien pueda oírnos, aún estando solas en el local.

—¿Qué pasó? Y, lo más importante, ¿quién es?

—Pasó lo que tenía que pasar y es un chico estupendo y muy guapo —susurro sin dejar de sonreír al recordar las dos noches que HoYung y yo hemos pasado juntos. 

—Ya me supongo que es estupendo si te ha elegido, pero ¿cómo se llama?

—Eso no te lo puedo decir. Es un secreto.

—Liz, somos amigas. ¿Vas a dejarme con esta intriga? Además, ¿te acuerdas de lo que me hiciste prometerte con tu última ruptura? —me advierte buscando algo en su móvil.

—No recuerdo nada de lo que prometí, así que, es posible que te lo estés inventando para sonsacarme el nombre del chico. 

—¿Cómo puedes pensar eso de mí? Escucha, malpensada —le da al botón del teléfono y mi voz resuena en el silencio del local. 

La escucho un poco extraña y frunzo el ceño cuando clavo mi mirada celeste en mi socia. 

—¿Estaba borracha? —pregunto apoyando los codos en la mesa para acercarme un poco más al altavoz del aparato.

—Estabas en el proceso de emborracharte. Lo importante es lo que dices.

—”Si vuelvo a tener pareja, tú serás la primera en conocerlo para analizarlo. Tú serás la que decida si continúo con esa relación o le doy una patada en el culo” —asegura mi yo del pasado con unas copas de más. 

—Según estas palabras, yo soy la que decidirá si ese chico es estupendo o me uno a ti para darle una patada en el trasero —me informa mi amiga con los brazos cruzados a la altura del pecho con arrogancia.

—Definitivamente no volveré a beber contigo. Está bien. Le preguntaré si podría hacer un hueco en su agenda para que te conozca. Te lo advierto desde ya, no te pongas como una histérica cuando lo veas, por favor. 

—¿Por qué hay tanto misterio alrededor de ese chico? —me interroga con ojos escrutadores. 

—Ya lo sabrás a su debido tiempo. 

***

Continúo con los pedidos de mañana para tenerlos preparados cuando escucho que mi móvil suena en el bolsillo de mi chaquetilla. Me limpio las manos con un trapo y lo saco para ver quién me llama. 

Una sonrisa se dibuja en mis labios y descuelgo de inmediato. 

—Buenas tardes —me saluda HoYung por el otro lado del auricular—. ¿Cómo va tu día? 

—Atareado. ¿Ya has terminado? 

—No, aún estamos en la sala de práctica. ¿Te apetece pasar esta noche conmigo? 

—A este paso voy a terminar mudándome a tu casa. 

—¿Eso es un no? Porque no me importaría que te mudaras conmigo —me dice, de seguro, con una sonrisa en los labios. 

—Es un sí a pasar la noche contigo. Lo de la mudanza tendrá que esperar un poco más. Por cierto, tengo dos cosas que comentarte. ¿Tienes tiempo?

—Para ti siempre tengo tiempo. Dime. 

—La primera es que mi amiga y socia quiere conocerte —le digo mientras continúo con mi trabajo cuando lo pongo en altavoz.

—Ya me conoce —me recuerda haciendo que me arrepienta de la decisión que tomé en ese momento de no ir a la grabación del episodio. 

—Lo sé, pero no sabe que tú eres el chico estupendo y guapo con el que paso las noches.

—¿Chico estupendo y guapo? Guau, me gusta como suena. No sé si sería buena idea que más gente sepa de nuestra relación. 

—Ya lo había pensado. Si no quieres puedo darle largas hasta que tú lo veas prudente —le propongo con una voz suave. 

—Déjame pensarlo. ¿Cuál es la segunda cosa?



#13279 en Novela romántica
#1858 en Novela contemporánea

En el texto hay: romance, amor

Editado: 12.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.