Capítulo 15

“Un 15 de agosto, el día en que arruine a una familia.”

Estaba parada justo enfrente de la Señora Rose, y con su esposo detrás de mí, pude sentir como mi cuerpo estaba tan tenso que podría desmayarme, no tenía el valor para mirar detrás de mí y mucho menos mirar de frente al Señor Smith...Pasaron varios segundos pero no se escucho más que el reloj, hasta que el Señor Smith rompió el silencio muy irritado.

—¡¿Se puede saber que haces tú, en mi casa?! —.

Quería hablar y explicar la situación, pero mi miedo solo se incremento al escuchar la voz del Señor Smith muy enojado. Miré de reojo a la Señora Rose y pude notar su expresión de suma confusión y atemorizada por la actitud de su esposo.

—¿Q-Q-Qué pasó, querido? —pregunto muy nerviosa la Señora Rose a su esposo—.

—¡Oh! N-No pasa nada, querida...pero, me tomo por sorpresa que esta... —hubo un gran silencio antes de que el Señor Smith terminara la oración—niña...estuviera en nuestra casa. —

—¿Esta niña? Amor... ¿Acaso no ves que es Cristal? —siguió preguntando a su esposo confundida ante el malentendido que no era del todo un malentendido y siguió diciendo alegre—¡Es amiga de Emma! ¿La recuerdas? Es hija de los Davis. —

No pude ver la expresión del Señor Smith después de escuchar decir eso a su esposa, pero sabía que no era una buena expresión.

—C-Cariño...Emma no está en la escuela, ella no volverá—respondió el Señor Smith a su esposa—.

—¿Cómo que no está? ¿Por qué todos me dicen que no está? —continúo diciendo su esposa algo molesta y añadió—¡Ella está en la escuela! —.

—Eso no es así cariño—respondió cortante el Señor Smith—.

—Es hora de que descanses un poco...y tienes que tomar tus medicamentos, recuérdalo—dijo el Señor Smith—.

¿La Señora Rose se ha enfermado? Yo la veo saludable...es cierto que es débil y frágil pero no está pálida ni nada por el estilo...

—¿Ya tan rapido? Pero Cristal vino a jugar con Emma—hablo la Señora Rose—.

—Cariño...será en otra ocasión, te lo aseguro. —dijo el Señor Smith—.

—Bueno...ya se esta haciendo tarde, ¿Cristal no iras a casa? Deberías irte pronto si no tus padres se preocuparán por ti... —me dijo la Señora Rose mientras subía las escaleras hacía su cuarto—.

—Sí...ya me iré a casa Señora Rose, gracias por su hospitalidad—dije a la Señora Rose lo más firme posible—.

Cuando la Señora Rose ya se había ido a su cuarto, me quede a solas con el Señor Smith, el ambiente se sentía extremadamente pesado, era como si su mirada estuviera clavada sobre mi...esta misma sensación siento cuando Cristian me mira con odio y amargura. Debo irme antes de que suceda algo, no quiero incomodarlo más con mi presencia pero antes de que pudiera dar un paso más el Señor Smith me pregunto severo.

—¿Qué haces en mi casa? —

No puedo mirarlo...de verdad no puedo, me confórmate con mirarle los pies, es lo más que puedo hacer...

—Y-Y-Yo... —dije en voz baja nerviosa, sin poder saber que decir—.

—¿Acaso no te basta con haber arruinado a mi familia? ¿¡Tenías que venir a mi casa para arruinar la poca paz que teníamos!? —preguntó mientras exclamaba molesto—.

—F-F-Fue...un...malen-tendido... —respondí tratando de no tartamudear—.

—¿Malentendido? ¡¿Malentendido?! Tu crees que todo lo que paso es un malentendido...?! —dijo el Señor Smith indignado—.

—Sabes...esto no te incumbe pero mereces saberlo pues es tu maldita culpa, Seguro te sorprendiste por la actitud de mi esposa ¿cierto? Pues la perdida de Emma, nuestra hija...no pudo aceptarla y ahora está en negación, no quiere aceptarlo... ¿Sabes lo dificil que es escuchar a tu propia esposa, todos lo días decir que Emma esta ahí, que donde esta Emma, que hace Emma, cuando bajara a comer Emma? Ni para mí, ni para Cristian es fácil aceptar que mi esposa tiene un trastorno de despersonalización...Pero claro que a ti no te importa, tu vives tu vida como si nada te hubiera pasado, tu ni siquiera sufriste ningún daño tras el accidente. —

La Señora Rose...tiene... ¿un trastorno? Por mi culpa...no puede ser, cierto...seguro esto es un mal sueño del que despertare tarde o temprano, si seguro si... ¿A quién engaño? Todo esto es a causa de mí y de mí inútil existencia...ya no se que más hacer. Pero puedo asegurar que aunque sobreviví al accidente, yo termine por tener una gran cicatriz y recuerdo para toda mi corta vida. ¿Cómo hacen los adultos para vivir con esta clase de sufrimiento? ¿Hay alguna forma de aligerar toda la presión que llevo dentro? ¿Puedo dejar de sentir dolor cada vez que alguien menciona a Emma? ¿Será que algún día mis padres volverán a amarse como antes? ¿Podrá alguien perdonarme como soy? ¿Estaré sola desde ahora? ¿Es posible desaparecer de este mundo? ¿Qué significa desaparecer? Ya no lo sé...ya no puedo pensar conscientemente, ¿Qué debería decirle al Señor Smith?

—¡Hey! Mocosa espabílate—dijo el Señor Smith tocando mi cabeza con fuerza—.

En ese momento levante mi mirada inconscientemente, lo mire a los ojos y pude ver en los ojos café oscuro del Señor Smith un odio profundo con tristeza profunda. Al igual que yo el Señor Smith me miro a los ojos y se aparto lentamente de mí. Y me dijo conteniendo sus lágrimas.

—...Vete...solo vete y no vuelvas más a esta casa... —

Pude ver como se hacía a un lado y me dejaba libre el pasillo hacía la puerta, no lo dude ni un segundo y fui directo a la puerta, cerré la puerta lo más rapido que pude, ni abrí la cerca del frente de la casa, la salte y empecé a correr directo a mi casa, corría sin parar ni para tomar aire, no podía mirar mas que el frente, ya estaba un poco oscuro pero aún podía ver por donde iba, cuando estaba por llegar no pude contener mis ganas de llorar así que solo salieron, trate de limpiarlas mientras iba de camino a casa, no quería preocupar a mis padres de nuevo, no quería...pero en este momento realmente necesito el abrazo de mi madre, solo un abrazo cálido...mientras más me acercaba a mi casa más anhelaba ese abrazo cálido, sin miradas frías, sonrisas falsas, peleas, discusiones, solo...una abrazo de verdad. ¿Será mucho lo que pido? Espero que no.