Capítulo 4
Kurt
Ese lunes me despierto con una resolución en mente:
Ya es hora.
Ayer, al llegar del aeropuerto, me fui con mamá a su casa para pasar la noche con ella y tuvimos una conversación interesante.
Estábamos cenando pacíficamente, en silencio, disfrutando de la tranquilidad de casa y ella, de pronto, suelta:
—¿Aún te gusta Jordan?
La miro, sorpresa y confusión por su pregunta reflejada en mi expresión.
—¿Por qué lo preguntas? —respondo con otra pregunta.
Ella sonríe al tiempo que niega.
—Porque quiero saberlo —dice obvia.
Me siento un poco indignado de que pregunte tal cosa, ella, que se jacta de conocerme mejor que nadie. Pensé que era evidente para los demás que sigo babeando por esa mujer espectacular, creí indiscutible ese hecho.
—Por supuesto que me gusta, mamá, eso está muy claro a los ojos de cualquiera. —Bajo la vista al plato y murmuro—: Menos para ella.
—No te hagas el ofendido conmigo, yo solo quería confirmarlo.
Río.
—¿Y para qué querías confirmarlo? —pregunto y meto un bocado a mi boca.
Ella me golpea el brazo con la palma abierta, provocando que por poco me atore con la comida que estoy masticando. Tomo un sorbo de agua, viéndola con el entrecejo arrugado.
—Si te gusta, ¿por qué no has hecho nada para conquistarla? —cuestiona en tono de regaño.
Trago por fin y encaro a mamá.
—Estoy esperando el momento perfecto, mamá.
—Momento perfecto —bufa—. ¡Ese momento nunca va a llegar, Kurt! —Vuelve a golpearme el brazo—. ¿Crees que el destino va a hacer que todo encaje por arte de magia y ustedes volverán a estar juntos?
No respondo.
—Eso no va pasar, cariño —su voz se suaviza—. Tienes que tomar el toro por los cuernos, la situación en tus manos, y hacer que ella te dé su corazón de nuevo.
Bajo la cabeza.
—No es tan fácil —murmuro.
—¡Ay, lindo! Si pudiste la primera vez, puedes hacerlo la segunda —pone una mano en mi hombro, la miro a través de mis pestañas—, y hasta una tercera.
En ese momento, me sentí como un niño pequeño al que su mamá tiene que alentar para que se atreva a presentarse para el equipo de beisbol, aun cuando no se le da bien del todo.
—¿Crees que puedo… reconquistarla? —pregunto, esperanzado.
—No te permitirás no hacerlo —asegura con tal convicción que me contagia—. Pero tiene que ser ahora, desde ya. No puedes esperar a que venga alguien y se gane su corazón.
Oh, bueno, aunque parezca insólito, no había sopesado esa posibilidad, pero ahora que mamá lo menciona, me aterra. Jordan es una mujer hermosa, inteligente y amable, cualquier hombre estaría encantado con ella. De hecho, no sé cómo diablos no ha pasado.
Mamá tiene razón, no puedo perder más tiempo.
Por tales razones, hoy lunes 10 de octubre de 2017, he tomado la firme e irrevocable decisión de reconquistar a Jordan.
De ahí mi silencio cuando Adam estuvo hablando de más cuando llegamos y mi comportamiento con ella después de eso. Jordan parecía no saber cómo actuar conmigo, no se estaba esperando para nada este cambio, pero no me voy a tomar su repuesta a mal. La sorprendí, eso es todo. Además, no fui totalmente directo y apuesto que se lo está atribuyendo a mi comportamiento habitual. Cuando éramos amigos, constantemente bromeaba y coqueteaba con ella. Es claro que desde ese momento ya me gustaba, pero yo no podía dar un paso más allá por su novio y mi “relación” con Bianca.
Pero no hay que desesperarse y hacer mis intenciones evidentes desde ya. No, tengo que ir paso por paso para no ahuyentarla. Puede que todavía sienta algo por mí, pero no confía, sigo siendo el tipo que la dejó por no estar seguro de sus sentimientos, así que hay que tomarse las cosas con calma.
—Bueno, Al, este ya está terminado —aviso al tipo en el que estuve trabajando por un mes entero.
—¡Oh, por fin! —exclama con alivio mientras limpio la zona.
—Recuerda que debes limpiarlo para que no se infecte —repito lo mismo que le digo a todos cada vez que termino una sesión.
Él se levanta y se mira en el espejo mediano que adorna el lado contrario de la habitación.
—Gracias, hombre, es impresionante —dice mientras mira el tatuaje desde diferentes ángulos.
Aplico ungüento sobre la herida y lo acompaño al mostrador. Es hora de almorzar y quiero invitar a cierta pelirroja a comer conmigo.
Cuando llego a la recepción, Willow y Jordan están hablando animadamente sobre la boda, en específico de la parte donde Cam casi se desmaya al ver a mi hermana entrar a la capilla.
—Mi futuro esposo tiene que mirarme así el día de nuestra boda —está diciendo Jordan—, sino, no me caso.