Despierto desorientada y aturdida, pero con una sonrisa aliviada que lo único que me hace preguntarme es, si todo habrá sido un largo sueño.
Mi mente comienza a esclarecerse, como si todos mis recuerdos fueran llevados por la agradable brisa fría de tormenta, que menea levemente unas cortinas blancas postradas frente a mí, en lo que serían unos amplios ventanales. Mientras sigue permaneciendo en mi memoria, unos ojos ámbar fuego clavados en mis labios. Por un momento mi corazón tiembla… al observar una silueta sentada a los pies de la cama en la que se encuentra mi cuerpo descansando.
—¡Qué bueno que despertaste! —Escucho a lo lejos una voz profunda, que me trasporta inmediatamente al momento antes de quedar inconsciente…recordándome que se trata de Hebah.
Intento sentarme, pero siento la mano pesada de Hebah sostener mi hombro con fuerza, regresándome inmediatamente de un halón a la posición en la que me encontraba, impidiéndome levantarme. Su sonrisa soberbia, y sus profundos ojos recorren cada parte de mi cuerpo. Intento alejar su mano, en un intento fallido. La verdad no quiero estar cerca de esta extraña persona, pero sigue ahí... sentado a mi lado, tratando de dominarme ejerciendo fuerza sobre mí.
Solo puedo observar la soberbia de su rostro, mientras su mirada obsesiva me deja inquieta. Un sentimiento extraño me alerta, como si estuviera molesto por algo, como si me diera la extraña impresión de que hubiésemos tenido alguna historia antes, pero eso no es posible. Aunque se me hace melancólico su rostro. Sus ojos tristes me recuerden algo… “No lo conozco”
—¡Suéltame! —Con fuerza intento moverme, mientras mis ojos lo observan fijamente con molestia, pero me siento un poco adormecida. Creo que el desmayarme me dejo un poco desorientada. Siento como mi rostro está caliente, demostrándome que tengo fiebre.
—Vaya… ¡Hablaste! Pensé que solo querías tener una conversación con Elian.
—¿Por qué haces esto tan estúpido?
—¿Estúpido?... —Sus cejas se arquean demostrándome su profunda molestia.
—Si, ahora suéltame —No dejo que mi voz tiemble, no debo demostrarle miedo.
—Tienes fiebre, no te muevas. Quédate acostada. —A pesar de estar actuando así, se le nota un poco preocupado por su tono de voz. No sé si sea simple impresión de mi mente confundida.
Me irrita su aptitud, no hemos cruzado palabras y esta persona está actuando de manera extraña…Sigue observándome, lo cual me deja inquieta. Siento como si quisiera decirme muchas cosas, pero por algún motivo no puede, solo se encuentra aquí, sosteniendo mi hombro como si me conociera. Algo que es completamente imposible.
¿Qué es lo que intenta lograr con tratarme de esta manera?
Somos unos completos extraños, pero su personalidad y su manera de actuar es obsesiva, enfermiza. Debo alejarme completamente de esta persona. A lo mejor esté loco o tiene algún tipo de problema mental o desorden de personalidad…
¿Porque se odiarán tanto con Elian?… Es cierto ¿Y Elian?
El que actuara así, fue porque me vio con él…
Ese fue el detonante de su horrible personalidad.
—Mis ojos lo buscan desesperadamente, mientras solo puedo mover mi cabeza. Hebah sigue sentado a mi lado, sosteniendo con fuerza mi hombro, aprensando mis movimientos. Puedo sentir como sus dedos generan una cierta presión dolorosa, lo que hace que me inquiete y solo quiera gritar, salir huyendo, pero no debo demostrarle miedo. No sé de qué puede ser capas.
—¿Lo buscas… Verdad? ¡¡No quiero que te acerques a Elian!! —Su voz no demuestra una gota de tolerancia o remordimiento por sus acciones. Es ronca y profunda generándome un escalofrió frio, mientras de su fuerza no puedo alejarme.
—¡Que te pasa! A mí no me das órdenes. —Enojo… seguido de miedo es lo que puedo sentir.
—¡¡Eres igual de testaruda que antes Arani!!
Su mirada se ilumino en un segundo. Puedo ver como rápidamente su expresión soberbia cambio completamente a tristeza. ¿Qué habrá querido decir con eso? Realmente no entiendo.