Sombras de poder.

Parte 5.

—No tienes que demostrarle nada. 

—Quiero demostrarmelo a mí. Necesito demostrarme que soy más de lo que siempre dijo.

—No tienes que hacer esto —suplico Dashiell ahuecando el rostro de Azalea entre sus manos—. Mira todo lo que has logrado. Ya nos deshicimos de los lobos, estamos en paz con los osos, tenemos todo el territorio para nosotros... Solo matalo con tus sombras y ya.

—Si lo mató así, todo eso que logramos no habrá valido de nada.

—Ya está la manada congregada —anunció un oso, adentrándose en la choza, aún en su forma humana eran enormes, mucho más altos y corpulentos que cualquier lobo—. Todos queremos ver el poder de las sombras.

Tomándola del brazo, impidió que siguiera avanzando a la salida—: Te recuerdo tu condición —dijo Dashiell ignorando al oso.

Estaba demasiado molesta por su actitud para contestarle, solamente lo obligó a soltarla.

—Nunca había tenido hembra, ¡Pobrecillo! —se burló Malik—. Deberías comprenderlo —pidió la bestia una vez Dashiell no pudo oírlo.

— ¡Enserio, Malik! ¿Tú te preocupas así por tu hembra?

—En realidad ella es la que debería preocuparse por mí, en especial en temporada de apareamiento —ambos sonrieron, intentando mermar la tensión de la situación.

—Es en lo único que piensas.

—No te lo voy a negar —soltó una carcajada entre cortada al ver a todos reunidos entre las ruinas de lo que fue clan del mar—. ¿Usarás las sombras de poder? —Así era como los osos habían nombrado su habilidad de convocar las sombras blancas.

—Peleare como loba, solamente —murmuró mientras se acercaban a donde sería el enfrentamiento final. 

— ¿Ley del colmillo? —Ella asintió—. Dashiell, ¿lo sabe? —Nego tragando grueso—. No va a permitir que te maten.

—Es la ley de los lobos.

Se detuvo abruptamente—: Tú, no eres una loba, solamente. Tienes el poder de la luna, eres tan extraña como única. Pelea como lo que eres —sin dignarse a esperarla avanzo abriéndose paso entre la multitud apiñada.

En el centro de la arena de combate ya estaba Ranieri. En primera fila su padre siendo sostenido por el cabello, obligado a permanecer en su lugar.

—Lobos, bestias, demonios y vampiros, el consejo de ancianos del clan del mar los ha convocado —habló a gran voz Malik—. Sabes qué decir.

—Ustedes los osos, son una plaga... —Lo más pequeño que tenía Malik, era su casi inexistente paciencia, en realidad ningún oso era conocido por ser paciente. Con sus uñas transformadas en las de un oso, le lanzó un bofetón, destrozándole la cara en el proceso.

—Continúa —pidió con una falsa calma—. Combate bajo la ley del colmillo.

—Ha sido convocada una lucha entre guerreros del clan —hizo una pausa para escupir la sangre que se acumulaba en su boca—. Justicia, es la que se exige; se enfrentarán en un combate a muerte, el ganador morderá en el cuello al perdedor. El acusado, nuestro alfa Ranieri y la retadora, una pulgosa albina.

Y con aquellas últimas palabras la paciencia de Malik, desapareció.Frente a los pocos sobrevivientes del clan del mar, le arrancó la cabeza de un solo tirón, Ranieri logró reaccionar hasta que vio rodar a sus pies la cabeza cercenada de su padre.

—Igual de insoportable que tu abuelo, muchacho —aquellos pocos de la manada del mar, se encogieron sobre sí mismos, presas del terror—. Ya basta de lloriqueos, las bestias del bosque, queremos sangre —rugió en referencia a los osos. Todos los aludidos, rugieron con parsimonia, los pocos que continuaban como hombres se convirtieron en osos, aterrando  a un más a los sobrevivientes.

De la nada se hizo el silencio, todos se apartaban dándole espacio a una loba blanca hasta el último pelo que se abría paso con su sola presencia. Era un poco más pequeña que los hombres lobos comunes, pero su cuerpo era más proporcionado que el de ellos. Era fuerte. Poderosa. 

—Cuando mueras, tu cuerpo será deshonrado. Si sobrevives, si es que sobrevives, podrás irte en paz. Nuestra dama es tan generosa que te permitirá irte con los sobrevivientes que hayan quedado, así que no sólo lucharás por tí, sino por todos. 

Ranieri se transformó en lobo y todos notaron su socarronería al medir su tamaño descomunal con el de ella.

Azalea, lo ignoró por completo, especialmente al darse cuenta que Dashiell estaba ahí, al lado de Malik, apoyándola. Incluso, pudo jurar sentir una sombra acariciándole el pelaje de la cabeza. Y la emoción que Azalea reflejaba no hizo más que confundir a Ranieri, gruñó furioso.

Entonces, el combate empezó.

Fue una impresionante exhibición de colmillos y garras. Ranieri no podía creer la habilidad de Azalea en el combate, mucho menos lo fuerte que se había vuelto, atacaba y mordía sin piedad. Su pequeño tamaño la volvía más rápida y más difícil de morder, lograba escabullirse entre sus patas y morderlo en el proceso.

Pese que era formidable, Ranieri logró asestar una patada que le impactó justo en su barriga, lo que la desestabilizó el suficiente tiempo como para ser capaz de atinarle otro golpe más fuerte que el anterior, en el mismo lugar. Parecía dolerle demasiado, entonces algo en su cerebro hizo clic, estaba preñada.

La vida le ofrecía a Ranieri la oportunidad de vengarse.

En primera fila Dashiell, tenía su propia lucha contra sí mismo conteniendo su poder para no despedazar ahí mismo a Ranieri. Densas y pesadas sombras se concentraban a su alrededor, el único valiente lo suficientemente estupido como para quedarse a su lado fue Malik—: Tiene que usar sus sombras.

—Quiere luchar como una loba.

— ¡Maldita loba! 

—Si tu mujer te escuchará... 

—Hará que la maten.

—No la subestimes —pero muy en el fondo él también temía que la terquedad de su amiga la terminase matando.

—Ya sabe que está preñada, no deja de atacar su panza —su frustración no hacía más que acrecentar el nudo de sombras a su alrededor. Todo el ambiente se empezaba a tornar oscuro pese a que ya había amanecido por completo.




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