Los hechos

Las redacciones y salas de prensa tanto de los medios impresos como las de los audiovisuales eran un auténtico caos, porque desde la madrugada de ese jueves, se habían venido sucediendo una serie de hechos catastróficos en diversos puntos del planeta, comenzando por una erupción en el monte Etna. Aunque este era un volcán que se mantenía en actividad y se habían registrado algunas erupciones en los últimos años, no tenían noticias de una catástrofe de las dimensiones que parecía ser aquella, o al menos no desde 1669.

Por otra parte, se había registrado un fuerte sismo de magnitud 8.5 en la falla de San Andrés, y aunque todavía no habían reportado daños materiales, sí había producido pánico en la población, pues hasta el momento se habían contabilizado 450 réplicas.

Aparte de lo anterior, hacía menos de una semana se había decretado un estado de emergencia en el continente asiático debido a una pandemia, pero si bien la Organización Mundial de la Salud había decretado el mencionado estado de emergencia, nadie parecía en capacidad de dar una información exacta acerca del virus que la había ocasionado.

Por todo lo antes mencionado, aquella mañana de finales de octubre, los medios de comunicación trabajaban a marchas forzadas despachando a sus reporteros a los lugares de los hechos y preparando las notas de prensa, pero todo parecía indicar que el mundo estaba sumido en el caos y los diversos grupos religiosos que se contaban por millares, habían hecho varios pronunciamientos que no contribuían en nada a tranquilizar a la población dada la visión apocalíptica con la que presentaban la situación general.