
Hans dejó a su pareja de baile y se acercó a la mesa donde estaba Henry mirando su móvil por enésima vez.
Aunque Henry ciertamente estaba muy preocupado, también pensó que no tenían idea de dónde estaba Tiziano, pero aun así salieron y Hans condujo en dirección a la residencia de su amigo al notar que estaba lloviendo.
A pesar de ello, Hans mantuvo el curso, porque lo que también podía ser, conociendo a Tiziano, era que se hubiese encontrado con alguna chica y en ese caso no se iba a molestar en avisar nada, pero eso no se lo dijo a Henry para no agregar disgusto a su preocupación.
Hans maldijo en forma audible mientras que Henry intentaba recabar alguna otra información, pero Tom le hizo un gesto y prestó atención a lo que les pareció una radio.
Los chicos se miraron con una idéntica expresión de terror, pues ellos conocían los gustos de Tiziano, y aunque le habían peleado mucho aquello, era perfectamente posible que el loco aquel hubiese decidido viajar en el subterráneo en lugar de tomar un taxi. Le preguntaron a Tom en qué estación había tenido lugar la explosión, y después que él se los informó ellos emprendieron la carrera.
Henry no dijo nada, porque su cerebro trabajaba a toda marcha preguntándose qué había sucedido y si en realidad Tiziano estaba allí, pero como el cerebro de Henry solía jugarle malas pasadas, enseguida fue invadido por una serie de imágenes terroríficas de su primo cubierto de sangre en algún oscuro rincón de la red de túneles que surcaba la ciudad. Cogió el móvil y marcó un número del que le contestaron al primer repique.
Dicho esto, cortó la comunicación mientras Hans lo miraba de reojo recordando lo que sabía por Tiziano acerca del mal asunto que podía ser alterar a Henry más de lo debido.
Todos aquellos chicos siendo quienes eran, tenían tras de sí a alguien a quien podían recurrir en caso de problemas extremos, y a quienes el payaso de Hans había bautizado como los X-Men. Ni Tiziano ni Henry habían tenido idea de por qué les había endilgado aquel nombre hasta que Hans les dijo que era porque aquellos sujetos eran criaturas tan extrañas como los protagonistas del cómic, pero capaces de hacer casi cualquier cosa, bien fuese comprarles un traje, sacarlos de la cárcel en el muy improbable caso de que llegasen a ella, o traerles un vaso de agua de Marte. Y en realidad Hans no andaba muy desencaminado, porque aquellos individuos, y aunque ellos no lo sabían de cierto, debido a que se esforzaban por ignorarlos, pertenecían todos la misma organización y sus facultades y radios de acción parecían ser ilimitados.
De manera que teniendo en cuenta lo anterior, Hans estaba seguro de a quién había llamado Henry y que en su caso el nombre del sujeto era Baxter. Hans no tenía idea, por lo anteriormente dicho, de cuál sería el nombre de pila de Baxter suponiendo que lo tuviese, ni el de Brand que era el suyo, ni el de Smith que era quien se ocupaba de Tiziano, pero sí sabía que tanto ellos tres, como los otros individuos anónimos que los seguían a todas partes, eran igual de eficientes y no tuvo ninguna duda de que en cuanto llegasen a la estación, encontrarían quien les abriese el paso.
Entre tanto en el túnel, Tiziano y sus compañeros se habían abierto paso a través de los retorcidos restos del transporte y habían comprobado que efectivamente había poco o nada qué hacer. Pero afortunadamente Tiziano era terco y obstinado, y se empeñó en revisarlo todo, lo que dio como resultado que pudiesen rescatar a una niña todavía con vida y a dos hombres que, aunque en mal estado, aun respiraban.
Editado: 13.11.2025