Sombras De Poder I.

Cap. 16 Malas Decisiones

Siendo que Tiziano había faltado a varias citas seguidas, mientras que Hans estaba furioso, Henry decidió tomar un camino más práctico y seguro.

  • Juro que voy a acomodarle un puñetazo si vuelve a…
  • Haremos algo mejor que vapulearlo —lo interrumpió Henry
  • Nada es mejor que eso

Henry no insistió y dejó que Hans siguiese despotricando en contra de Tiziano, pero antes de marcharse le advirtió que no lo llamase ni le reclamase nada, y aunque Hans estaba en desacuerdo, también sabía que Henry tenía mucho más cerebro que él y decidió obedecer.

Henry estaba en la biblioteca al día siguiente cuando una sombra le bloqueó la luz.

  • Milord —lo saludó Baxter
  • ¿Y bien? —preguntó extendiendo la mano

El hombre no dijo nada, sino que se limitó a entregarle un dispositivo de almacenamiento que Henry conectó a un portátil.

Henry guardaba cierto parecido con Nathan Wellington en el sentido de que ambos eran ecuánimes, organizados y fríamente analíticos, pero carecía por completo del genio maligno de su primo, de manera que una vez que había llegado a su casa la noche anterior, y después de pensarlo un poco, llegó a la conclusión de que efectivamente y por algún motivo, Tiziano estaba ocultando algo y no precisamente a una chica como había conjeturado Hans, lo que lo llevó a tomar la decisión de ordenar a Baxter averiguar el qué. Henry no era de espíritu perseguidor y solía respetar mucho las vidas ajenas, pero tanto en el caso de Tiziano como en el de Hans, cualquier cosa que se saliese de su rutina encendía una señal de alarma en el cerebro de Henry. No obstante, se preocupaba más por Tiziano que por Hans, y no porque el parentesco entre ellos fuese más cercano, sino porque Hans ya había sido sometido a desintoxicación y se había mantenido limpio, mientras que Tiziano no, y de hecho, su primo negaba tener algún problema con el alcohol. Sin embargo, la sorpresa de Henry iba a superar todos los límites al ver la información que Baxter acababa de darle.

**********************************

Una vez concluida la primera visita de Tiziano a la clase de pintura de Zach Colby, se marchó a su departamento en un estado de ánimo extraño, pues aquel primer contacto con una realidad que desconocía, lo había dejado emocionalmente abatido. Se había dado un baño y luego se había enfrascado en la investigación que debió haber hecho esa tarde y que tenía que entregar al día siguiente, así que no se ocupó de hablar con los chicos hasta el día siguiente. Normalmente él les contaba cualquier aventura en la que se hubiese visto envuelto y más si la misma había tenido lugar en solitario, o había fastidiado de alguna manera al grupo, pero en aquella oportunidad y por algún motivo no quiso hablarles de su visita a Inwood, aunque aquella distaba mucho de la clase de aventuras en las que solía involucrarse.

Como para el día siguiente no habían hecho planes, no tuvo que dar ninguna excusa, pero en los días siguientes, y aunque no planeaba verlos, tampoco se ocupó de elaborar ninguna razón plausible. Por supuesto, él debió imaginar que iban a preocuparse, pero como ya se sabe, Tiziano tendía hacia la prepotencia y no pensaba que tuviese que dar explicaciones a nadie. Sin embargo, si bien los chicos no habían hecho muchos planes en el último mes, la pasada noche le habían dejado un mensaje en el buzón de voz, diciéndole que se encontrarían para cenar en Altro Paradiso esa noche, y aunque sabía que no asistiría, si antes no se había preocupado por avisar, ese día menos, porque estaba muy preocupado por la visita de esa tarde.

Después de la segunda visita que había efectuado a la clase de pintura, había decidido matricularse, pero le advirtió a Zach que, en principio y debido a sus clases en la universidad, no podría asistir a un programa de clases diario, y, por otra parte, como no quería interrumpir su trabajo con un revuelo parecido al del primer día, esperaba ser tratado como un alumno más. Zach había aceptado mientras que la mayoría de los chicos se lo había tomado a broma, pero Sam parecía haberlo percibido como una afrenta personal. No obstante, una vez que pactaron los días que asistiría, comenzó a hacerlo. Las primeras clases habían transcurrido sin sobresaltos y Tiziano descubrió que lo había disfrutado mucho; los problemas habían comenzado ahora, porque la pasada tarde a la salida, Paula le dijo que su padre quería verlo y que al día siguiente tenía que ir con ella a su casa.

  • Papá te mandó a decir que no ha olvidado ese café que te ofreció —le dijo
  • Tampoco yo —mintió con descaro, porque en efecto lo había olvidado
  • Bien, porque espera que vengas conmigo a casa mañana después de la clase
  • Fantástico —le dijo él y se despidieron, pero cuando él comenzó a alejarse, Sam apareció frente a él
  • Aléjate de ella

No dijo ninguna otra cosa y en realidad no era necesario, porque había acompañado sus palabras con la ilustrativa exhibición de una navaja. Tiziano le sacaba casi una cabeza y su afición al polo le había proporcionado una complexión atlética que no poseía el chico, así que en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, Tiziano no lo habría considerado un rival especialmente peligroso. No obstante, su problema no era el aspecto físico, sino que en principio no había motivos para que el chico le tuviese tan mala voluntad, porque él no iba tras Paula, y, por otra parte, en ningún caso le gustaría tener un problema con el hijo de Zach.




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