
Mathew Brody no tenía familia, pues desde que era muy joven y había iniciado su carrera, había decidido que aquel era un trabajo peligroso y que no sometería a nadie a la angustia de saber si él regresaría o no de alguna misión, algo que había visto cómo podía destruir a una familia, ya que cuando volvió de la guerra del golfo junto con aquellos que pudieron hacerlo, vio la desesperación de las madres o las viudas por la pérdida de sus hijos o maridos. Un tiempo después de eso, había sido llamado a la oficina de un general a quien no conocía, y éste le dijo que se le concedería la baja. Aquello extrañó y alarmó a Brody, pues él no la había solicitado, no estaba enfermo ni había hecho nada para merecerla, pero después de decirle aquello, el general también le dijo que debía pasar por la oficina de un banco nacional donde había una cuenta a su nombre y donde le harían entrega de la suma necesaria para los gastos de viaje, lo que lo hizo hacerse la lógica pregunta: <<¿cuál viaje?>>, algo que le fue respondido sin preguntar, pues por último el general le dijo que debía presentarse una semana más tarde en la oficina de presidencia en el edificio principal de las empresas Wellington en Londres, donde mantendría una entrevista y le explicarían cuáles serían sus nuevas responsabilidades. Mathew salió de allí muy aturdido, pero una vez que se calmó, llamó por teléfono a Jack Hailey, un compañero suyo que ahora trabajaba en Washington. Después de escucharlo, Jack le había aconsejado tomar el dinero, coger el primer avión rumbo a Londres, y no hacer preguntas.
Era de aquel modo que Mathew Brody había llegado a donde estaba, y hasta hacía unos años no había tenido motivos para quejarse de su suerte, pero aquella noche y después de despachar a la joven con la que se encontraba, se sentó sujetándose la cabeza con las manos mientras repasaba lo que acababa de informarle Smith.
Durante los primeros años de trabajo para Charlotte Wellington, todo había marchado sobre ruedas, pues ella le había concedido la mayor libertad para organizar la seguridad tanto de las empresas como de la familia, así que él se felicitaba por su buena suerte y siempre que podía invitaba a Jack a almorzar o a cenar, dependiendo del caso, y le agradecía igualmente su buen consejo. Sin embargo, hasta hacía siete años, sus hombres habían podido controlar a los miembros de la última generación siendo los más problemáticos Evan por su mal carácter, y Brooke por su tendencia a no querer salir de los casinos, pero cuando Tiziano entró en escena, el ordenado mundo de Mathew se vino abajo y casi estaba convencido de que Tiziano lo único que perseguía en la vida era acabar con la suya. Con un suspiro de resignación, tomó el teléfono como quien camina hacia el cadalso y se dispuso a llamar a Charlotte.
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El médico que se había hecho cargo de recibir a Tiziano, al ver a Said arrugó el entrecejo.
No obstante, Said no se marchó, aunque sí se hizo a un lado para no estorbar en el trabajo de nadie.
El doctor Morrison era un excelente médico de urgencias y un cirujano aún mejor, pero tenía un carácter horroroso. Había sido uno de los profesores de Said en el área de cirugía, de modo que el chico sabía que Tiziano no podía estar en mejores manos y se dedicó a observar el procedimiento. Mientras los médicos trabajaban, Said volvió a preguntarse qué demonios había sucedido y dónde había ido a meterse Tiziano para resultar tan lastimado, pues era evidente que había sido herido varias veces por un objeto punzo penetrante, aunque las heridas no parecían muy profundas, lo que lo hizo concluir que debió tratarse de una pelea. No obstante, y viendo la poca profundidad de las heridas, a Said comenzó a preocuparle la inconsciencia, ya que no había perdido tanta sangre como para que estuviesen en presencia de un shock hipovolémico. La respuesta llegó casi inmediatamente al escuchar a uno de los asistentes confirmar que el paciente era víctima de un pleito.
Tiziano comenzó a despertar cuando los médicos aun no terminaban de atender sus heridas. Se sintió momentáneamente perdido y no tenía idea de dónde estaba o qué estaba haciendo.
Said vio la confusión en la mirada, él sabía que, si su amigo había sufrido una conmoción, era muy posible que no recordase lo sucedido, o al menos no de forma inmediata, pero no sería así, porque su memoria comenzó a recuperar información y lo próximo que salió disparado por la boca causaría la hilaridad de Morrison.
Editado: 06.12.2025