23. La Visita

Henry y Tiziano estaban peleándose debido a que el segundo y en cuanto llegó a casa, se fue derecho hacia la licorera.
- ¿Qué crees que haces, Tiziano?
El hecho de que alguno de ellos lo llamase por su nombre era signo inequívoco de que estaba molesto, y ciertamente Henry lo estaba, porque desde su punto de vista Tiziano no debería beber en ese momento.
- Vamos nana, es hora legal según tus parámetros
- No se trata de la hora, grandísimo necio, sino de que estás medicado y…
- ¡Ty! —exclamó Hans y ambos chicos ladearon las cabezas
- ¿Qué? —preguntó el aludido —No me digas que tú también…
- ¡Oh, por Dios! —lo interrumpió Henry al ver lo que Hans señalaba
Tiziano vestía una camisa azul y en la misma había huellas de sangre. Henry casi le arrancó la prenda y miraba con horror el vendaje.
- ¡Hans, ayúdame! —le ordenó Henry
Entre ambos hicieron sentar al sorprendido Tiziano, y una vez en el sillón, Henry procedió a retirar con cuidado el vendaje. Henry no solo parecía, sino que era el más aprensivo de los tres, pero a diferencia de Hans que cuando se asustaba o alteraba por algún motivo, parecía no saber qué hacer, él hacía a un lado la emoción fuera de la naturaleza que fuera y pasaba a la acción. De manera que después de mirar la herida, cogió su móvil y a él también le contestaron con la misma rapidez.
- Vaya hermanito, casi no puedo creer…
- Escúchame Paul —lo cortó él —Tiziano fue herido con un cuchillo, ya fue atendido y dado de alta, pero en este momento está sangrando
- Cálmate, Henry
- Estoy calmado
- Bien, ahora mira bien y dime ¿es una hemorragia o solo una ligera pérdida de sangre? —preguntó y Henry miró con atención
- No, no parece mucho
- De acuerdo, ahora mira la sutura y dime si parece que alguna se hubiese corrido
- ¡Paul, no soy médico!
- Bien ¿Tienes al alcance un botiquín de primeros auxilios?
Aunque no acostumbraba a hacerlo, Henry maldijo mentalmente, pero luego respiró e intentó pensar con calma. Esas cosas solían estar en los anaqueles del lavabo, así que corrió hacia el mismo y comenzó a registrar y a decirle a su hermano lo que había.
- De acuerdo, lávate las manos, toma gasa, adhesivo, y antiséptico para limpiar la herida. Ahora voy a cortar la llamada…
- ¡¿Qué?!
- Cálmate, solo voy a cortar esta comunicación para moverme y hacerte una video-llamada
Henry dejó un momento el móvil, se lavó las manos y llamó a Hans.
- Coge el móvil y… —estaba diciendo cuando entró la llamada de Paul y ellos volvieron con Tiziano
- Henry no creo…
- Cierra la boca —le ordenó a Tiziano mientras hacía lo que le había indicado Paul —Ya lo hice
- Déjame ver la herida —y Hans acercó el móvil —No veo bien ¿cómo se ve la herida?
- Pues… como una herida
- Vamos Henry, presta atención porque no veo que siga sangrando
- Apenas unas gotas
- Ahora mira con más atención, cada punto de sutura debe estar más o menos a la misma distancia — hizo silencio un momento
- ¡Paul!
- No veo que haya algún espacio más grande entre uno y otro —agregó, aunque parecía hablar consigo mismo
- A mí no me lo parece —dijo él a pesar de saber lo anterior que era una costumbre de su hermano, pero Hans acercó más el móvil
- Bien, vuelve a limpiar con otra gasa y luego coloca una sujeta con un trozo de adhesivo. Revísala nuevamente en unos minutos y si sigue sangrando, lleva al niño al maldito hospital —puntualizó, lo que aumento en varios grados la preocupación de Henry e incluso de Hans, porque el tono de Paul no era precisamente gracioso —Y esto es contigo Ty, deja las malas compañías y estate quieto por lo menos un par de días
- Gracias Paul —dijo Henry
- ¿Tú estás bien?
- Sí
- De acuerdo, te veo en un mes
Aunque él no entendió por qué razón su hermano pensaba que se verían en breve, obvió eso y después de agradecerle nuevamente cortó la comunicación.
Recogió lo que había utilizado, mientras Hans le traía otra camisa a Tiziano, pero cuando Henry iba de nuevo hacia el salón, escuchó el timbre y los tres se miraron, porque si Tiziano no esperaba visitas y ciertamente no lo estaba haciendo, nadie podía subir sin ser anunciado a menos que figurase en el listín de personas asiduas o autorizadas en forma permanente, la cuestión era que las mismas estaban allí en ese momento.
- ¿Quieres abrir, o primero vas a matar al portero? —preguntó Hans
- No seas necio, hombre —dijo Henry caminando hacia la puerta