Somos solo Amigos

Copo de nieve

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Pasaron los días y seguimos hablando, por lo menos por teléfono, no sé como sucedió pero se volvió un hábito tenerle en mi vida.

La semana pasó rápido. Iba a trabajar a Cartiers & Couls, pero por primera vez en mucho tiempo no se sentía como si fuera una cárcel el trabajar allí, después de tantos años... pude volver a sentir un poco de gusto por la vida que había escogido.

- Te ves tan contenta Lizzie... - Murmuró Caroline.
- No se por qué, pero ahora mismo no veo razones para no estarlo - Le dije mientras me reía.

- Además, dudo que en este momento haya algo que me haga sentir infeliz!! - Terminé de decirle.

Ella sonreía. A veces pareciera que me aprecia. Pero no me puedo fiar de apariencias.

Caroline salió de la oficina y en seguida entró Diego tan rápidamente que cuando levante la mirada ya se encontraba frente a mi escritorio.

Puso sus dos manos fuertemente sobre mi escritorio. El estruendo me sobresaltó un poco.

- Usted y yo tenemos que hablar... La espero en mi oficina - Me gritó furioso y luego se dio la vuelta para salir de mi oficina.

Me levanté rápidamente y le dije - ¿Por qué no me lo dice aquí?-

Me miró de reojo con su mirada amenazante de siempre. Luego siguió derecho.

Que molestia tener que ir... Que molestia tener que hablar con el. Pensé.

Caroline entró corriendo a la oficina y a través de los vidrios podía ver que medio mundo miraba hacia mi. Que incómodo.

- Lizz!! Pero que ha pasado? - Me preguntó preocupada.

- No lo sé, pero iré a averiguarlo ahora mismo.

Tomé mi celular y me dirigí a la oficina de Diego. Desde afuera me percaté que tenía todas las persianas cerradas. De verdad que no quería entrar ahí.

Abrí la puerta suavemente, el ambiente estaba un poco oscuro. Afuera llovía.

- Cierre - Musitó.

Cerré la puerta con cuidado y me acerqué a su escritorio. El estaba echado en la silla de gerencia, con los piernas entre cruzadas sobre el escritorio. El portátil estaba cerrado.

- ¿Qué necesitas ? - Murmure.

Me miró de nuevo con su mirada asesina y luego de un largo espacio de silencio dijo - Que pasó con Rusell...

Lo sabía. No se quedaría tranquilo con eso.

- ¿Qué pasó de que? - Le contesté como si no tuviera ni idea de lo que hablaba, aunque sabía que eso le enojaría mas.

- Por qué se supone que tienes a Rusell de nuevo ?? Si yo mismo fui a decirles que era el asociado del proyecto y que debían trabajar conmigo??

- Ah mira... ¿Lo tengo de nuevo ? - Dije jocosamente. Espero no haber sonado tan sarcásticamente.

- No me creas tan estúpido. - Me dijo mientras se levantaba de la silla. - ¿Que fue lo que hiciste ?

- Yo no he hecho nada - Contesté sin titubear mientras lo miraba fijamente. - Además, si Russell quizo que fuera así, cual es el problema? Los clientes siempre tienen la razón. - Terminé de decir.

- No me sorprendería que te acostarás con el accionista solo para quitarme lo que es mío - Finalmente respondió.

Sin pensarlo le di una bofetada que de seguro se escuchó hasta el otro lado del piso del edificio.

Rápidamente Diego me agarró fuertemente del brazo y se acercó a mi. Se quedo viendome sin parpadear.

- Suéltame - Musité.

El seguía agarrándome fuertemente.

- Escúchame cuando te hablo. Esto me lo vas a pagar - Terminó de decir.

Yo safé mi brazo bruscamente.

- En la vida me vuelva a poner una mano encima - Le contesté con agresividad y sin quitar la mirada.

Me dirigí rápidamente hacia la puerta

- Elizabeth - Escuché que me llamaba, pero no me importaba.

Abrí la puerta y la cerré con algo de fuerza. Aún me encontraba molesta por el suceso.

Al salir de su oficina noté que medio mundo estaba observándome con cara de asombro. Yo apenas sentía mi cara caliente. Así que sin mirar a nadie me fui rápidamente a mi oficina. Al entrar rápidamente bajé las persianas. No quería mirones en este momento.

Me senté en el escritorio.

Que desgraciado.

Caroline entro corriendo a la oficina. Yo la miré de reojo.

- Lizz Que ha pasado?- Me dijo preocupada.

Yo volteé la silla para ver a la ventana. Lo que menos quería ahora era hablar sobre el tema.

- Quieres que te traiga algo?, Te puedo ayudar en algo? - Seguía insistiendo Caroline.

- Caro... quiero estar sola un momento. - Musité.

- Esta bien. Pero si necesitas algo, no dudes en decirme. - Contestó y luego salió de la oficina.

Por qué me pasan estas cosas... Pensé. Como se supone que siga aparentando que soy fuerte y que nada me importa, si en verdad no tengo una pizca de fuerza...

Esa tarde fui pronto a mi casa y al llegar solo me recosté de nuevo en la cama. Como solía hacer en los días en que las cosas no salían bien, solo me recostaba en mi cama y esperaba a que el tiempo pasara y lo arreglara todo. Aunque no arreglaba nada dentro de mi.

Ahí me quedé no sé por cuanto tiempo. Extrañando ser una niña. Sin preocupaciones, sin prejuicios y cosas estúpidas.

Tomé el celular para ver la hora. 8:46 p.m.

Me percaté que tenía varios mensajes sin responder. De clientes, Caroline, la oficina y Jacob...




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