Somos solo Amigos

Desliz

~ • 𝓔 • ~

Las cosas se agravaron en la empresa. Habían pasado ya dos semanas, se acercaba navidad, pero aun así los murmullos no cesaban en lo absoluto. Se estaba volviendo tedioso el tema y lo peor de todo es que yo ni entendía por qué tanto alboroto.

Eran eso de las 10:05 a.m. tenía reunión con Dmitry Ivanov así que fui a su empresa.

—Umm no se Elizabeth… Tal vez debamos pensarlo un poco más de tiempo. — Me dijo respecto de la propuesta. Su comentario me sorprendió, la semana pasada se veía muy a gusto con el proyecto y ahora… prácticamente estaba buscando la manera más cordial de sacarme de él.

—Dmitry… puedes tomarte el tiempo que quieras, por supuesto que si— Le contesté.

—Gracias— Me estrechó la mano y salió de la sala de juntas. Seguido de él salí yo.

En el primer piso del edificio se me dio por ir por un café Latte a la cafetería. Tal cual como en mi empresa, aquí también me observaba todo el mundo.

Me puse en la cola para pedir el café tratando al máximo de ignorar las miradas y cualquier comentario fuera de lugar.

—Uy, debería darle vergüenza estar aquí — Le escuché decir a alguien detrás de mí.

Me giré para ver a quien le decían tal cosa, pero para mi sorpresa al voltear aquella mujer me estaba viendo a mí.

—¿Perdona? — Le dije.

—Que se siente ser una zorra que consigue ventas a punta de acostarse con los accionistas de cada compañía a la que va. — Dijo.

—Como si me importaran los chismes que riega una don nadie…— La chica apenas levantaba las cejas y me miraba como si yo fuera muy poquita cosa.

Tomé el Latte rápidamente y Sali de la cafetería, manteniéndome erguida tal cual como siempre. Pero al salir del lugar, boté el café y me subí rápidamente al coche.

Al llegar a la oficina entré sin saludar a nadie y al llegar a mi piso lo primero que hice fue llamar a Caroline.

Ella entró rápidamente a mi oficina, pero más callada de lo habitual.

—¿Caroline, que demonios es lo que está pasando? — Le pregunté preocupada ya. La situación se me estaba saliendo de las manos.

—¿Como así Lizz? No entiendo de que hablas… — Me respondió y luego bajó la mirada.

—Caro, la gente anda hablando cosas y no entiendo por qué, pero puedo ver que tú sabes más del tema que yo.

—Liz… — Titubeó haciendo una mueca.

— Caro… por favor dime que es lo que ha pasado. En verdad necesito saberlo. — Le supliqué.

Ella soltó un suspiro.

—Es que… todos rumorean que…— Se aclaró la garganta — Que tú tienes algo más que una amistad con Jacob Collins Brown, de Russell y que por ello has conseguido aquel proyecto grande…

Puse el puño de mis manos con fuerza en el escritorio.

—¡¡QUE!! — Me levanté del escritorio y empecé a dar vueltas por la oficina — Como es posible, ¡¡pero qué demonios, quien ha rumoreado eso!! — Dije casi gritando, absurdamente histérica a Caroline.

Ella se alejó un poco y tenía una expresión de preocupación.

—Lizz… es que hay fotos…— Dijo en voz baja, pero lo suficientemente audible como para que yo la escuchara.

¿Fotos? De qué habla…

—Lizz estas por toda internet…— Terminó de decir Caroline.

Yo no podía creerlo.

¿fotos de qué?… Si él y yo somos solo amigos…, ¿acaso alguien trataba de manchar mi imagen? Seguramente todo esto ha sido maniobrado por Diego…

— Oh no, por supuesto que no…. Yo ya sé quién se encargó de inventarse todo esto — dije finalmente y salí apresuradamente de la oficina.

—No, ¡¡espera Lizz!! ¡¡Por favor!! — Me imploraba Caroline, pero obviamente no hice caso.

Estaba tan enojada que ni siquiera notaba que absolutamente todo el mundo me observaba de camino a la oficina de Diego, quien como ya era costumbre tenía las persianas cerradas para que nadie pudiera dar cuenta de que no hacía absolutamente nada en todo el día.

Abrí la puerta y entré sin avisar. Estaba sentado con los audífonos puestos y viendo alguna cosa en el computador.

—¡Hasta que te saliste con la tuya! ¿eh? — Casi le grite, mientras ponía mis manos en su escritorio.

—¿Disculpa? — Me pregunto con su tono soberbio de siempre. Se quitó los audífonos y los guardó en el cajón.

—Lo que has hecho, para sacarme del camino del proyecto con Russell… Que bajo… — Le dije mirándolo fijamente a los ojos.

—Ah… déjame comentarte que no tengo absolutamente nada que ver con tus deslices. — Me respondió reposando su atención de nuevo en el computador.

¿Deslices? ¡Maldito infeliz!

—Como sea que lo hayas conseguido, pronto la verdad saldrá a la luz y todos sabrán que tu maniobraste todo esto. ¿Y entonces como quedarás ante todos?

—Ja Ja Ja ¿Maniobrar qué? ¡Hazte cargo de tus acciones! — Me respondió burlonamente.

Cada palabra que decía solo lograba irritarme más.

—¿Crees que soy estúpida? ¡¡Estoy segura de que tu tuviste todo que ver con toda esta patraña!!

—A ver, a ver… Elizabeth… Parece que hay algo que no has aprendido con todo lo que llevas trabajando en Cartiers & Couls y es el no meterte con los clientes… Menos siendo ya una gerente… es básico.

Apreté los puños fuertemente para contener las ganas que tenía de coger y tirar todo al piso.

Diego mientras tanto tecleó algo en la laptop y la volteó hacia mí.

Había una noticia… amarillista cuyo título decía “Auditora de Cartiers & Couls mantiene una relación secreta con uno de sus clientes” y tenía una foto del supuesto.

Al verla me quedé estupefacta.

Éramos Jake y yo besándonos en la estúpida fiesta de antifaces y más abajo había una foto de los dos hablando en el balcón, cuando ya no los teníamos puestos.

Diego se levantó de su silla y se me acercó al oído.

—No solo quedas mal tú, sino que también estas arruinando la imagen de Cartiers & Couls… Pero no sé por qué intuía que eso iba a pasar.




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