Tomás dejó a Angie en la puerta de su casa, se despidió a pesar de que la chica lo invitó a pasar, él se negó argumentando que tenía que llegar a su casa. Lo que Angie no sabía era que algo que dijo cuando hablaron le creo una sensación de preocupación, debía saber exactamente qué era lo que estaba pasando en relación a dicho detalle.
―¡Angie! ―gritó Liliana cuando la vio entrar desde la sala. En su voz se escuchaba el temor que estaba sintiendo. ―¿Dónde estabas? ―indagó aun preocupada.
Nicholas no había logrado convencer del todo a Liliana para que se reuniera con la psicóloga, ella siempre le ponía peros, fue hasta ese día que literal la obligó a que se reunieran con su colega, al llegar de su cita se preocupó al no encontrar a Angie en casa. Temía que de tanto estirar la liga se hubiera roto, y su pequeña hermana se hubiera ido.
―Salí a caminar con Tomás. ―explicó escuetamente.
―Creí que te habías ido o te había pasado algo. ―confesó titubeante.
―No. Lo siento, no quise preocuparte ―se disculpó―. Solo salimos a caminar, no pensé que fuéramos a tardar tanto. Angie se sentó en el sofá, Liliana hizo lo mismo en el sillón de una plaza.
―Angie, me gustaría que hablemos sobre tu cambio de escuela. ―dijo. Angie se tensó al instante. Ya daba por hecho que se cambiaría al finalizar el semestre, pero con Liliana no podía dar nada por sentado.
―¿Qué hay con eso? ―cuestionó a la defensiva. Ahora que estaba tan cerca de lograr lo que había querido por mucho tiempo, no pensaba ceder.
―Sé que dije que podías cambiarte si sacabas un buen sementre. ―dijo.
La tensión aumentó estrepitosamente.
―Lily, estoy haciendo todo lo que me has pedido, incluso acepté trabajar con Tomás y que Edwin nos evalué. ―recordó. Para ella no era ningún problema que Edwin la evaluara a pesar de saber cómo era él.
―Lo sé, pero tengo que agregar otra condición.
―¡Liliana! ―gruñó molesta. ―Y mañana será otra, así hasta que me dé por vencida.
―¡No es así! ―se defendió―. Es la última condición, lo prometo. Si quieres mejorar anímica y emocionalmente tienes que ir a terapia.
―¡¿Terapia?! ―expresó sorprendida.
―Sí. Es necesario que hables con alguien de cómo te sientes, tanto por la muerte de mis papás, como por todos los comentarios y agresiones que has recibido. De nada serviría cambiarte de escuela, si no vas antes a terapia. ―¡He hablado con Tomás!
―Lo sé, es bueno que empieces a tener amigos, pero necesitas hablar con un especialista, al menos un psicólogo.
―¿Nick? ―indagó titubeante. No se veía capaz de contarle todo lo que la carcomía a él.
―No, Nick está muy comprometido para ser 100% objetivo y profesional. Me habló de una colega suya especializada en tanatología.
―¿Y esto se te ocurrió hoy?
―No. Cuando te dije que si lograbas hacer un buen semestre al final te cambiaría de escuela, estaba segura que si lograbas ser amiga de Tomás al final no querrías cambiarte de escuela.
»Hace unas semanas hablé con Nick me hizo ver que no sería suficiente con ayudarte a hacer amigos. Sino también es necesario que vayas a terapia, porque de lo contrario por más cambios de escuela que hagas no podrás seguir adelante. El bullying ha afectado tu autoesitma, con ayuda de la psicóloga podrás volver a ser la misma. No estaba segura de que fuera buena idea, pero hoy Nick me obligó a ir una cita con ella, fue así que me convenció que era buena idea.
―¿Qué hay del cambio de escuela? ―cuestionó Angie. Estaba segura que con o sin terapia no podía aguantar mucho tiempo en esa escuela.
―Como te dije al principio, creí que al final no sería necesario cambiarte de escuela, ―Liliana se detuvo para encontrar las palabras correctas y así poder explicarle su reticencia respecto al cambio de escuela, ―Sin embargo, la charla que tuve con Nicholas me hizo ver que el cambio es necesario para ti. Angie, la razón por la cual no quiero que te cambiaras de escuela es: porque tengo miedo.
―¿Miedo?
―Sí, tengo miedo de que te pase algo ―confesó―, pero especialmente, de que nos distanciemos más. Sé que no estás muy feliz porque te quedaste conmigo. He llegado a creer que tu insistencia en un cambio de escuela era debido a que querías poner distancia entre nosotras.
―¡Yo decidí quedarme contigo! ―aseveró.
―¡No tuviste opción! ―reaccionó.
―La tuve, Lily. La familia de papá quería que me fuera con ellos, ¿recuerdas? ―Liliana asintió― Yo no podía irme con ellos, no después de como te trataron y te culparon por el accidente.
―¿Te enteraste de eso? ―indagó nerviosa. Todavía no estaba preparada para hablar de “eso” con su hermana.
―Bueno, escuché cuando te dijeron que tenías la culpa de que hubieran muerto.
―¿Qué más escuchaste? ―cuestionó nerviosa de que Angie ya supiera su secreto.