Sonríe: Una Vez más

¿Qué será de mí?

Tomás llegó al departamento que compartía con Angélica, con la esperanza de que ella ya estuviera más tranquila y pudieran llegar a un acuerdo. Creía que lo mejor que podían hacer era darse un espacio. No quería que ella sufriera más de lo que ya lo había hecho, pero tampoco podía seguir con ella, porque era lo que tenía que hacer. Había terminado lastimándola, no se dio cuenta de cuánto daño le había hecho hasta que vio el retrato que había pintado de ellos.

El que ya no se sintiera cómodo en la relación con Angie no quería decir que no se preocupara por ella, o que la hubiera dejado de querer. No tenía idea de a dónde podía haber ido. ¿Y si le había pasado algo por su culpa? Angie no tenía a donde ir en la ciudad, solo ese departamento. Su hermana, que era su única familia, vivía en Veracruz a 396.5 kilómetros de distancia… Tal vez se había ido al puerto, no, no era posible, las clases apenas iniciaban, por muy mal que se encontrara no la creía capaz de dejar la universidad con el semestre recién iniciado e irse.

―¿Angie, dónde estás? ―gritó con la esperanza de recibir alguna respuesta.

Estaba desesperado, necesitaba buscarla, pero no sabía dónde. Por más que trataba de pensar en quién lo podía ayudar no se le ocurría nadie. Así estuvo un buen rato dando vueltas como león enjaulado por la sala, con la esperanza que de alguna forma le llegara la respuesta de quién podía ayudarlo a encontrar a Angie. En un acto de lucidez, supo que la única persona que le podría ayudar estaba en la misma altitud que Liliana, Nicholas.

―Bueno ―contestó Nicholas, al primer tono.

―Nick, soy Tomás. ―saludó―. ¿Sabes algo de Angie? ―cuestionó sin rodeos.

―¿Qué pasó con Angie? ¿Por qué no está contigo? ―indagó preocupado. Esperaba que nada malo hubiera pasado. Los cuestionamientos de Nicholas llamaron la atención de Sofía que con señas le preguntó qué había pasado, él no contestó, pero encendió el altavoz para que pudiera escuchar.

―Tuvimos una discusión, y no ha llegado ―se excusó.

―¿Qué clase de discusión? ―continuó con los cuestionamientos.

―Fue una tontería ―contestó evasivamente.

―Tomás, se te olvida que te conozco bien a ti, y conozco bien a Angie. Sé que por una tontería ella no desaparecería y tú no estarías tan preocupado. ―regañó. Tom suspiró.

―Yo… olvidé nuestro aniversario ―contestó nuevamente con evasivas.

―¿Nada más eso? ―cuestionó incrédulo. A Tomás se le estaban agotando las excusas, debió imaginarse que Nick lo acribillaría con preguntas.

―Angie, pintó un cuadro de nosotros dos como regalo de aniversario, cuando llegó a la biblioteca de la universidad me estaba besando con otra chica. ―confesó apenado.

―¡Vaya, estás metido en un lío! ―indicó Nicholas.

―¡Necesito tu ayuda! ―pidió.

―¿Qué es exactamente lo que necesitas? ―indagó Nick.

―Saber dónde está Angie, si está bien o mal.

―No te puedo ayudar porque no sé dónde está. ―negó.

―¿No puedes hablarle a Liliana y preguntarle?

―Tienes su número, puedes hacerlo tú.

―Pero es que…

―Tomás te recuerdo que nos opusimos a que se fueran a vivir juntos tan pronto. Tomaron sus propias decisiones, ahora deben afrontar las consecuencias de sus actos.

―Si le hablo en estos momentos a Angie es muy probable que no me conteste ―defendió Tomás. No esperaba que el novio de su madre le diera la espalda de esa forma en un momento tan importante.

―No puedes culparla. Deja que se calme un poco, entonces, la buscas. Pero primero tienes que estar seguro de que realmente quieres buscarla.

―¿Qué quieres decir? ―inquirió furioso.

―Si estuvieras seguro de tus sentimientos no la habrías engañado. ¿Realmente quieres seguir con Angie?

―Nick, en serio necesito saber dónde está. ―reiteró, ignorando la pregunta que Nicholas le había hecho.

―Aquí no está.

―Gracias ―dijo sardónico antes de colgar―. ¡Maldición! ―gritó golpeando el celular contra la pared.

Después de colgar con Nicholas, Tomás se quedó pensando en las palabras de su interlocutor ¿Realmente quieres seguir con Angie?, No tenía respuesta a esa pregunta, estaba seguro que la seguía queriendo, pero ese repentino interés por Olivia lo desconcertaba.

No se engañaba sabía que había lastimado a Angie, y que el daño probablemente sería irreparable. Era consiente que de alguna forma tenía que haberle dicho a Angie como se sentía, no lo hizo por miedo a lastimarla, el resultado final fue precisamente el que siempre quiso evitar, romperle el corazón.




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