Sonrisas y Lágrimas

Capítulo 6 II Azul

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Me acerqué a toda prisa al chico que me miraba sonriente, extendió los brazos y yo entrelacé los míos tras su cuello. Le arrastré hasta una mesa en la cafetería, tenía muchas cosas que contarle y sabía que él a mí también. 

—¿Que tal van las cosas con el chico? —preguntó, él estaba al tanto de todo, hablábamos por teléfono todos los días, pero no era lo mismo como tenerlo delante. Suspiré, estar a su lado había mejorado notoriamente mi humor, pero estaba cansada. 

—Ya sabes que ha pasado todo el tiempo ignorándome, me odia y no me cree. Lo entiendo, yo también me odiaría si me hubiera hecho eso, hace dos días nos peleamos, está muy claro que no creerá una sola palabra de lo que le diga. 

No necesité mirarle para saber que estaba sonriendo, a él nunca le hizo la menor gracia mi plan, pero me apoyaba porque sabía que era lo que yo quería. Ahí teníamos al segundo triángulo. Él me quería, yo le quería y yo quería. 

—¿Eso significa que te rindes y vuelves a casa? —preguntó dejando su café mocca sobre la mesa. Me hubiera reído si no hubiera sabido que él iba completamente en serio con aquella pregunta. 

—Significa que quizás tarde más —expliqué, el “quizás” sobraba, pero no quería que mal entendiera el hecho de decir de forma directa que iba a tardar más, porque yo nunca hacía un plan en el que al final no saliera alguien herido, siempre era igual, yo podía ser como una gata negra y por una vez estaba tan segura como decidida, no quería heridos y si había uno debía ser yo. 

—Venga ya, te echo de menos, la casa está vacía sin ti, 

Puso su cara de cachorrito regañado, siempre me derretía el corazón y hacía que me pensara las cosas, pero estaba muy decidida con esto, era la primera vez, en años que sabía lo que debía hacer sin duda alguna y puedo confirmar que no soy ni de lejos la persona más segura del mundo, como norma general nunca estaba completamente segura de nada, pero, por una vez, estaba completamente segura de lo que quería hacer y me aferraría a esa idea hasta cumplirla. ¿Cuáles serían las consecuencias de mi actos de todo aquello? Sabía que jugaba con fuego y que, tarde o temprano, quemaría a alguien. 

—Lo sé, mira, Charlie, tengo que hacer esto, es una cadena de disculpas.

—¿Lo dices por lo de aquella chica que apareció el mes pasado? 

—Si, ella vino a disculparse conmigo por lo que me hizo y me dio su explicación, y lo dijo claramente “Si no hago esto no podré continuar con mi vida sabiendo que puede haber arruinado la de otra persona”. Yo debo hacer lo mismo con Seven, es lo que necesito para continuar con mi vida, para poder sonreír ese día. Ya sabes cuál es mi norma. 

Solo era una, amaba a Charlie, pero necesitaba estar en paz conmigo misma, una tregua con mi alma o jamás podría vivir el presente. Mi pasado era un peso que llevaba cargando desde entonces y sentía que cada día era un poco mayor. Con los años había aprendido y me habían enseñado a caminar con él, pero nadie es feliz con un peso así y algún día no podría seguir soportándolo. Todo el mundo que me conocía de una forma realista lo sabía, pero nadie se atrevía a decirme la realidad “Morirás aplastada tarde o temprano”, era como si me hubieran diagnosticado un muerte prematura e irremediable, a veces daba lástima a las personas, todo el mundo lo pensaba y yo misma decidí que no podría soportarlo durante mucho más tiempo. 

—Como olvidarla, “No me casaré contigo hasta acabar la cadena”. Hay días en lo que desearía que esa chica no hubiera venido. 

Alcé la mirada con la boca abierta, no podía decir cosas así. 

—No digas eso, quizás tú hubieras tenido una adolescencia feliz, pero algunos estuvimos muy jodidos. Lo hago por mi bien. 

Hacía mucho tiempo que intentaba hacer las cosas por mi bien, porque recordaba lo que era estar mal y no quería volver a eso. Ahora podía caminar con la cabeza alta, ¿pero cuánto duraría eso? En el fondo, hasta yo sabía que no estaría bien hasta saber que no había destrozado a nadie. 

¿Y que haría y me daba cuenta de que sí lo había hecho? 

Miré el reloj, se estaba haciendo tarde, normalmente estas reuniones solían durar horas, pero está había sido de emergencia y no podría durar tanto. 

—Sólo déjame hacerte una última pregunta, ¿te la estás tomando?
No había día en el que no me lo preguntara, eso hacía que le quisiera más. Cuidaba de mí lo había hecho siempre, incluso cuando yo no lo hacía. Él era mi cinturón de seguridad. 

—Sin falta. 

—Me alegra. 

Se levantó y despidió de mí con un beso, tenía que irse a trabajar. Y yo tenía que volver al piso y seguir pensando cuál era el plan, había días en los que Seven me resultaba tan complicado que lo olvidaba. Me merecía que me odiara, pero necesitaba tener oportunidad de explicarme, si no, no pasaría página jamás, él era mi esperanza de volver a poder dormir en paz y dejar de sentirme culpable. 

Hacía casi un mes que Charlie me había pedido matrimonio después de estar varios años juntos, pero no podía hacerlo, él conocía la historia, pero yo era quien debía superarla, Charlie creía que las disculpas de aquella chica eran todo lo que necesitaba para ser feliz, pero la que tenía que pedir perdón era yo. Era algo así como mi pócima para la felicidad, no podía simplemente tocar su timbre y decir “Perdona por todo” y desaparecer, eso no me daría la menor tranquilidad. Charlie jamás lo comprendería, había desertado en intentar explicárselo, pero el motivo por el que le quería era ese: no necesitaba entenderlo, lo respetaba y era suficiente. 

Al volver a casa me encontré con Seven sentado en el sofá, no le había visto en todo ese tiempo ahí sentado. ¿Qué significaba eso? 

 



#6748 en Joven Adulto

En el texto hay: pasado, odio, compartir piso

Editado: 14.03.2021

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