Sonrisas y Lágrimas

Capítulo 12 II Siete

Hoy es mi cumpleaños pensé mientras miraba hacia el techo, no quería coger el móvil y leer los mensajes de “¡Feliz cumpleaños, Seven!”, porque no era feliz, aquel día sentía que me ahogaba más que el resto. Cuando tocaron la puerta de la habitación no respondí, el candado no estaba echado, pero Blue no entraba por respeto a mi luto.

A mi propio luto, porque me sentía muerto. 

—Hoy es tu cumpleaños, Seven, te dejo un trozo de tarta delante de la puerta, ten cuidado al salir, no lo vayas a pisar. Me voy ya al trabajo —Ella sabía que no iba a salir. También sabía que no iba a responder en esa pausa que había dejado a propósito— Adiós. 

Un rato después di unos pasos fuera de la cama, sentía cierta curiosidad por ver el pedazo de tarta, me encontré con un plato en el que reposaba la tarta, con una vela clavada y un mechero al lado, me agaché y encendí la vela. 

Vainilla con glaseado de chocolate… Era igual. 

 

Cumpleaños feliz... me deseo a mi mismo cumpleaños feliz… 

Menuda estupidez, pensé mientras pedaleaba rumbo al instituto ni siquiera recordaba haberlo celebrado alguna vez, no debería afectarme, es más, no sé como no había comenzado a olvidar yo también mi cumpleaños. Solo era un día como otros, una fecha en el calendario. 

Llegué al instituto y después de dejar la bicicleta en su sitio fui directo a mi taquilla, quedaban cinco minutos para que comenzara la primera clase, ¿me importaba? No mucho, pero no me apetecía escuchar la voz de un profesor con aires de superioridad preguntando por qué había llegado tarde. Al abrir la taquilla, sobre los cuadernos y libros apilados había una caja, no era muy grande, debía tener el tamaño de la palma de mi mano extendida, el envoltorio era azul oscuro, mi color favorito y le habían puesto un lacito plateado. Me acerqué más a la taquilla, para que nadie pudiera curiosear aquello, y la agarré. Con delicadeza quité el papel de regalo, aquel parecía uno y era el primero que me hacían, al abrir me encontré con un pedazo de tarta de ¿vainilla? con glaseado de chocolate, sobre esta había una vela y cuando miré la tapa de la caja descubrí una nota.

¡Feliz cumpleaños, Seven! No olvides soplar la vela y pedir tu deseo, espero que tengas un mechero por ahí para encenderla.

Tarta de cumpleaños, alguien había recordado el mío y se había tomado aquella molestia ¿Quién? Busqué por toda la caja una firma o un nombre, pero no había nada. Sonreí, solo por aquello ya era mi mejor cumpleaños. Volví a colocarle la tapa a la caja, me la comería luego, debía ir a clase, acababa de sonar la campana. Entonces, cuando cerré la puerta y me giré vi que ya no quedaba nadie ahí decidí que no necesitaba escuchar la voz de la señora Jones, volví a colocar la combinación y cogí mi regalo de cumpleaños. Una escapada de la primera hora no le hacía daño a nadie.  

Me escondí bajo las gradas y encendí la vela con el mechero que siempre llevaba en el bolsillo de la mochila. 

—Deseo encontrar otro pedazo de tarta de cumpleaños el próximo año. 

 

Y soplé. 

 

Después de años volví a soplar una vela sobre la réplica de aquella tarta.

—Ninguno de mis deseos puede concederlos una vela de cumpleaños, 

Volví a cerrar la puerta dejándolo todo tal y como estaba, excepto por la vela que ahora estaba chamuscada. 

 



#6733 en Joven Adulto

En el texto hay: pasado, odio, compartir piso

Editado: 14.03.2021

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