Sonrisas y Lágrimas

Capítulo 17 II Azul del pasado

—¿Por qué no podemos ser amigos, Blue? —preguntó un Charlie más joven sentándose conmigo en el suelo. 

—¿Por qué querrías eso? No me conoces, no sabes nada de mí. Te marcharás como el resto. 

Se encogió de hombros. Conocía a Charlie, la realidad era que me gustaba, era agradable, ayudaba al resto, no hacía daño a nadie y nadie se lo hacía a él. Vivía el tipo de vida que a mí me habría gustado tener, pero él era él y yo era yo, no podía cambiar nada. Por mucho que me gustara no tenía pensado confesarlo jamás, hacía años había decidido castigarme a mí misma privandome de ese tipo de cosas, era un ser despreciable, no tenía derecho a sentir algo tan puro. 

—Bueno, creo que todo el mundo merece una oportunidad. 

Agarré mis rodillas atrayéndolas hacia mi pecho, no quería tener esa conversación, me hacía sentir vulnerable y odiaba eso. De todas formas seguí hablando, porque todo tenemos una pequeña parte de nosotros que siempre querrá hacer lo contrario. 

—Yo ya he gastado mi oportunidad. 

Me giré a mirarlo y me di cuenta de que me sonreía. Tenía hoyuelos y todo su rostros denotaba amabilidad. 

—Te regalo otra si me dices por qué no podemos ser amigos. 

Era una tontería, no se podían regalar esas cosas, pero de todas formas acepté. Así se marcharía y me dejaría tranquila, no me preocupaba a quien se lo dijera, no me importaban el resto de personas, porque no quería formar parte de sus círculos estúpidos, aún y todo no creía que se lo contara a alguien, porque él no era de ese tipo de personas. 

—No soy una buena persona. Ni para ti, ni para nadie —advertí. 

—Podrías dejarme esa reflexión a mí, después de todo, soy yo quien quiere ser tu amigo. Cuéntame tu historia. 

Suspiré, había mucho que rebobinar para llegar hasta el principio, pero aquellos años se había quedado marcados en mi memoria como un tatuaje. 

—¿Sabes esas estúpidas etiquetas que todos tenemos en el instituto? —asintió con la cabeza— No sé cuál era la tuya, pero yo era uno de las chicas populares. Mi mejor amiga era la capitana de las animadoras y mi mejor amigo el capitán del equipo de fútbol, tenía un sitio asegurado a la hora de comer, siempre en medio de ellos dos. Aunque fueran mis mejores amigos no me caían especialmente bien, solo los utilizaba para tener ese lugar en la comida. Eso me convierte en una horrible persona. Solo fingía tener sus mismos gustos y ser como ellos imaginaban que era para poder mantener esa etiqueta. Una vez, Dean, el capitán del equipo de fútbol, tuvo novia, esa chica no tenía que fingir nada, era lo que ellos querían, también se hizo amiga de Lancey, la animadora, y de repente un día mi sitio en la comida estaba ocupado. Soy una mala víbora, les convencí a ambos de que esa chica no era buena influencia, cuando en realidad la mala era yo. Y así seguí, siempre obtenía lo que quería, utilizaba a la gente. Y de repente, un día, me fijé en un chico. Siempre he querido aquello que no puedo tener, él era como un perro con malas pulgas, si te acercabas mordía y creí estar enamorada de él, se llamaba Seven, en el fondo solo me obsesioné con ese chico. Porque era la única cosa que se resistía a mi poder. No estaba bien, y cuanto más se negaba a salir conmigo más me obsesionaba, hasta que decidí que si no estaba conmigo su vida sería imposible. ¿Estás entendiendo lo que te estoy contando? Era una zorra, una hija de perra, una mala persona y una falsa. Ese día no estaba bien y se lo dije “Haré que desees no haber nacido” y él me llamó loca. Tengo secretos, como todos, y que dijera eso hizo que yo creyera que él los sabía. Al día siguiente en clases todo el mundo lo sabía, adiós a esa etiqueta que tanto me había costado conseguir. Creí que había sido él, así que se lo devolví con la misma moneda. Él estaba jodido y yo desvelé todo la mierda. Ambos salimos mal de aquel juego. No he vuelto a saber nada de él desde entonces. 

Le miré, esperando ver cómo se levantaba y marchaba. Era la reacción normal, yo también lo haría si no fuera una de las protagonistas de esa historia, pero no podía huir de mi misma. 

—Todavía no has acabado de contar tu historia, ¿verdad? Sigue —Me instó a continuar hablando. El primero que quería saber más. 

—No fue él, cuando lo supe ya era tarde, se había cambiado de instituto y yo estaba en proceso de lo mismo. Había sido esa chica que salió con Dean, cuando somos jóvenes somos vengativos. No la culpo de nada, me lo merecía. Seven se llevó la peor parte por mi culpa, estoy segura de que él estaba más jodido que yo, espero que haya podido arreglarse. 

Ahora vino la siguiente me pregunta, No era sobre mí, sino sobre él. 

—¿Qué desvelaste de ese chico? 

Suspiré, mi corazón latía a trompicones. Contar todo aquello era difícil, por no decir que nunca había llegado a decir tanto. Nadie quiere tener a malas personas a su alrededor. 

—Sus padres no eran los típicos que te hacen tu plato favorito para celebrar tu cumpleaños. Lo suyos eran más de no recordarlo. Tenía un padre camello, borracho y drogadicto. Desconozco cómo se conocieron, pero estoy casi al cien por ciento segura de que fue comprando ya sabes… esas mierdas. Ella también se drogaba. No era el mejor ambiente para un adolescente, por lo que llegaba a observar había días en los que ni siquiera recordaban que tenían un hijo, él no lo pasaba bien, parecía que quería desaparecer de esa vida. Así que estaba convirtiéndose en alguien como sus padres, les robaba la droga y se la metía, también bebía mucho. Por eso era un perro con malas pulgas, no quería a nadie cerca, porque eso significaba que tarde o temprano alguien sabría la verdad. Cuando lo desvelé todo su madre acabó en un centro de desintoxicación, su padre en la cárcel y él era tutela del estado. Y se acabó la historia. 

Intentaba fijarme en todos sus gestos faciales, pero no me decían nada, su rostro estaba totalmente neutro, no podía interpretarlo. 



#6735 en Joven Adulto

En el texto hay: pasado, odio, compartir piso

Editado: 14.03.2021

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