Había una vez en su departamento un vampiro llamado James Montiage Villanueva Winchester, pero prefería que lo llamaran James. A diferencia de los típicos vampiros de la televisión, que brillan en el sol y duermen en ataúdes, él tenía la típica vida de un chico de 518 años, o la de un chico con la apariencia de 20 años. Se mudaba cada 25 años, y llevaba 5 rápidos años en la ciudad de Codory, California, con un trabajo estable en el banco de sangre y saliendo cada fin de semana a comprar pizza y bronceadores para ocultar su tez muy pálida. Él se acostumbraba fácilmente a las nuevas modas y a otras las odiaba totalmente, como los peinados con mucho fijador y los cuellos altos que te asfixiaban. Todo iba como cualquier día desde 1512, el año en que se transformó en vampiro.
La única preocupación era el hijo del vecino, Dante, un niño de 10 años y gran amante de lo paranormal que siempre espiaba a todos para descubrir algo paranormal. James tomaba todas las medidas que podía; no tenía ningún espejo en su departamento y escondía las bolsas de sangre en un congelador lo suficientemente chico para esconderlo en el conducto de ventilación de la cocina. Cuando Dante se colaba a su departamento evitaba estar cerca de los espejos que el niño ponía en todos lados. Pero todo se acabó cuando Dante se mudó a un internado a los 16, todas sus preocupaciones se acabaron para vivir los siguientes 9 años antes de levantar sospechas sobre su juventud eterna.
En pleno 2019, James brindaba en su solitario apartamento por su cumpleaños 537. Para celebrar su cumpleaños se había vestido con la misma ropa que en su veinteavo cumpleaños, un traje de 1512 que utilizó cuando se escabulló en la Capilla Sixtina para ver al mismísimo Miguel Ángel terminando sus murales. Tomó su copa de sangre O negativo y la bebió hasta el fondo. Cuando la dejó en la mesa, se oyeron tres golpes en la puerta. Un torrente de miedo cayó en él, ¿y si sospechaban de él? ¿Y si veían el paquete de la sangre vacío al lado de la copa con sangre en el fondo? Tomó su abrigo rápidamente y se lo puso al mismo tiempo que abría la puerta. Del otro lado de la puerta apareció un joven de cabello rojo, ojos cafés y una sonrisa burlona. Era Dante; y, a pesar de no sorprenderse por grandes cambios, no podía evitar sorprenderse por el enorme cambio que dante había pasado. Sus rizos negros se habían convertido en mechones lisos de color rojo, y ahora tenía un estilo muy punk en vez de llevar una capa verde y unos anteojos del mismo color. Y lo más impactante era su piel pálida.
— ¿Tienes un paquete de harina que nos des? No tenemos nada y no hay ninguna tienda abierta —Dante lo inspeccionó de pies a cabeza y agregó—. Por cierto, gran disfraz. De la época victoriana.
Él buscó el paquete de harina mientras miraba a Dante de reojo. Sabía que se podría hacer una cirugía para corregir la visión, pero era posible hasta los 21 años. Lo que había cambiado más era su personalidad que había pasado de ser muy imperativo y molesto a ese chico serio y muy indiferente. Le entregó ese paquete de harina y a lo lejos vio unos cuatro chicos metiéndose en el departamento de Dante y con el mismo estilo punk.
— Aquí está, y por favor no pongan música a todo volumen, tengo una cita en una hora — mintió para ver como reaccionaba Dante.
— No haremos una fiesta, vamos a… hacer un paseo por toda la ciudad para hacer bromas con harina —Dante cerró la puerta y después cerró la de su departamento con mucha fuerza.
A la mañana siguiente salió al pasillo y enfrente de la puerta de su vecino había una mancha marrón, olía a sangre. Pasó su dedo por la misteriosa mancha y al lamer el líquido confirmó sus sospechas. era sangre, y estaba más o menos fresca, su dueño la había donado. Algo preocupado, llegó al banco de sangre, que estaba rodeado por cintas policiacas y tenía una gran mancha de sangre en el suelo. Un trabajador le informó que habían asaltado el banco de sangre la noche anterior, la misma noche que Dante y sus amigos salieron a dar un paseo. Recordó la mancha café que estaba frente a la puerta del vecino, Dante y sus amigos tenían algo que ver. Después de su trabajo, salió con unas cuantas bolsas de sangre para él y para ver si Dante tenía algo que ver con el robo, si tomaba en cuenta todo lo anterior había una gran posibilidad de que Dante fuera un vampiro, uno salvaje. Después de tantos años, James había aprendido más sobre los vampiros. Los primeros años de un vampiro eran los más cruciales; tuvo mucha suerte al tener una pandilla de vampiros hasta los cien años. Si un vampiro no tenía la guía correcta se convertía en un vampiro salvaje, que duraba menos de una semana al volverse intolerante al sol.
A pesar de no ser muy afectivo con muchas personas, se sentía responsable de esos jóvenes vampiros. Además, empezaba a sentirse muy solo después de 417 años. Pero para poder descubrir su vampirismo tendría que hacerse pasar por uno de ellos. después de salir de trabajar, llegó a una tienda de ropa negra, compró un atuendo de piel y compró una peluca verde. Se vistió en unos baños públicos para evitar llegar a su departamento. Frente al departamento de Dante, tomó la llave escondida bajo el tapete y abrió la puerta. En la sala principal, no había absolutamente nadie, pero si había sangre en las paredes y todos los muebles esparcidos por los rincones y con rasgaduras enormes. En la cocina había un baño de sangre y en la licuadora había lo que parecía ser una malteada de color rojo y lo que quedaba del paquete de harina al lado. En el cuarto de Dante quedó asqueado, había un montón de animales muertos en su cama, si es que lo era.
El resto de la casa estaba vacío, y a excepción del cuarto del padre, había manchas de sangre por las paredes sin mostrar algún objeto o persona en específico. La casa estaba totalmente vacía. Tal vez los chicos estén en el bosque consiguiendo sangre, pensó James. De pronto escuchó un ruido en su departamento. De seguro era proveniente de la cocina. Corrió a su departamento y al llegar a la cocina confirmó sus sospechas. Todos los amigos de Dante estaban bebiendo la sangre y dejando las bolsas vacías al lado del refrigerador pequeño hecho pedazos; y Dante lo miraba con una sonrisa sádica estando reclinado en la barra del comedor.
Editado: 25.01.2023