La noche se siente más fría de lo normal. La carretera está vacía, y el olor característico del tráfico es ausente. No tengo idea de que hora es. No fui a entrenar. No fui a casa a cenar. No hice la tarea. No tengo teléfono porque lo destrocé en un arrebato de ira.
Camino sin rumbo fijo hasta que diviso una pequeña cafetería. Mi primer pensamiento es ir a un bar, pero no aún soy menor de edad y no tengo identificación falsa. Al entrar en la cafetería, la camarera me da una mirada suspicaz, pero la ignoro. Me siento en la mesa más apartada, y espero. En realidad, no sé qué estoy esperando. Solo hay una sola pregunta en mi mente. ¿Por qué?
En cuatro años jamás publicó nada así. ¿Por qué ahora sí? ¿Por qué con ese chico?
Cierro los ojos y me concentro en respirar. Necesito una botella de licor. Algo que me permita adormecer mis pensamientos.
—¿Damián? —
La voz dulce de Estefany se cuela en mi mente, y levanto la mirada. Está mirándome como si fuese su dulce favorito, y casi rio por la ironía de la situación. Es la misma mirada de Samanta para su nuevo novio.
—¿Por qué tan solito? —Pregunta con una sonrisa sexy— Yo puedo ser una excelente compañía—
Parpadeo lento mientras observo su cuerpo lleno de curvas. Es una chica muy hermosa. Todos los chicos de la escuela quieren estar con ella. Si tan solo no tuviese a samanta clavada en mi mente, definitivamente iría por una noche de sexo con ella.
—Quiero estar solo— Murmuro—
—Oye, eres muy grosero. Es la segunda vez en el día que me rechazas. Solo quiero que hablemos un poco
—No soy buena compañía ahora, Estefany—
Ríe un poco, sentándose a mi lado. Coloca su mano sobre el muslo derecho de mi pierna y comienza acariciar lento y pausado.
—Damián, ¿no te das cuenta cuanto me gustas? ¿Por qué no podemos estar juntos? —Pregunta con voz melosa—
Vuelvo la mirada hacia sus ojos cafés, y no puedo evitar imaginar a samanta haciendo lo mismo con su novio. Mis tripas se retuercen dolorosamente.
—Ahora no— Repito con fuerza dándole una mirada de advertencia—
—Podemos ir a mi casa. Mi mamá salió hace un montón, y no regresa hasta mañana—
Continúa acariciando el muslo muy cerca de mi entrepierna, e inmediatamente mi cuerpo reacciona. No es como si pudiese evitarlo. Ella sabe que es hermosa, y aprovecha su sensualidad para jugar con los chicos. Me pregunto cuántos caen en su encanto.
—¿Por qué lo haces? — Pregunto en voz baja, realmente interesado en su respuesta— Nunca te presto atención. Tienes a todos mis amigos babeando por ti. Eres popular, y pareces una chica inteligente. Puedes tener sexo con alguien que de verdad quiere estar contigo, Estefany. ¿No te importa ser el rebote de alguien más? —
Se encoge de hombros, despreocupada.
—No me importa ser tu rebote, Damián. Me gustas desde el quinto grado. Después que Samanta se fue pensé que te fijarías en mí, pero aquí estoy rogando por un poco de tu atención—
Escuchar el nombre de Samanta en sus labios me produce dolor de cabeza. Ellas siempre tuvieron una especie de rivalidad.
—Ella se fue, Damián. Y yo sigo aquí, esperando por ti— Añade acariciando mi mentón—Dame una oportunidad. Puedo borrar su recuerdo, lo prometo. Si vienes a casa conmigo, te haré olvidarla, aunque sea por una noche—
Besa la comisura de mis labios, y cierro los ojos intentando disfrutar del placer acumulado en mi sistema. Nunca he tenido sexo de rebote o sexo casual de una noche con alguna chica de la escuela. Mis amigos se burlan por eso, pero es que la chica que atrapó mis pensamientos hace tanto tiempo me tiene como embrujado y siempre estoy buscándola en cualquiera que se me acerca. Cuando me doy cuenta que no son como samanta, las mando a volar.
En mis quince, tuve mi primera vez con una desnudista, regalo de Ben. Ella se hizo cargo de la situación y con toda su experiencia me dio mi primer orgasmo, pero solo fue un momento de placer vacío y sin sentido para mí.
Soy un adolescente de diecisiete años, por supuesto que ando caliente como el infierno, pero como mi mente está enfocada en un solo propósito, manejo la situación evitando estar involucrado en este tipo de situaciones, y muchas duchas frías. Estefany definitivamente puede remplazar la parte del sexo, sin embargo, no quiero lastimarla. No es mi estilo ser el chico popular. Me gusta mantener un perfil bajo, además soy algo torpe cuando se trata del contacto físico con otras chicas.
—Damián, vamos a mi casa—Gime ella en mi oído— No lo pienses tanto—
Un pensamiento desagradable cruza por mi mente, y no puedo evitar apretar la mandíbula, enojado… Samanta podría estar haciendo lo mismo en este momento…
Aspiro una bocanada de aire, y antes de pensar con claridad, me levanto de un salto.
—Solo sexo, Estefany. No puedo ofrecer nada más. Solo sexo— Enfatizo sintiéndome miserable, y perdido en el dolor—
Ella sonríe alegre, y asiente.
—Por supuesto, bebé— Responde tomándome de la mano—
A la mañana siguiente, mi madre entra como una tromba a mi habitación, despertándome. Hoy es sábado y se supone que debo ir a entrenar a las diez, pero anoche Estefany no solo me dio dos orgasmos, sino que cogió una botella de tequila del bar de su papá, y bebimos hasta quedar fuera de base. Llegué esta mañana a la cinco, completamente ebrio.
#877 en Novela contemporánea
#3470 en Novela romántica
primer amor joven, diferencia de clases sociales prejuicos, celos distancia amor a primera vista
Editado: 10.10.2025