Con una especie de gruñido-suspiro, dejo mi tenedor, perdiendo el apetito. Miro a mi mejor amigo que está sentado al otro lado de la mesa.
―¿Por qué demonios tenía que ir hasta mi casa para decírmelo? ¡Solo fue para de decirlo! ¿Por qué? ―cuestiono, no esperando una verdadera respuesta, puesto que el único que puede darla, es alguien a quien no deseo volver a ver en mi vida y mucho menos cuestionar. Eso seria demostrarle que me importa.
―Quizás pensó que podrías querer arrogarte de nuevo sobre él. Ya sabes, sobre advertencia, no hay engaño.
Quiero estrangular a Evan, quien me dedica una sonrisilla burlona, antes de llevarse el vaso de jugo a la boca y fingir que no ha dicho nada.
Si, si, demore mas que decirle a Rebeca que me iba, que en subirme a un camión y dejar Michoacán para venir a la capital del país. Aun así, el tema principal de nuestra charla y a pesar de que han pasado ya tres días, sigue siendo Andrés cabrón idiota. ¿Por qué? Sencillo, soy masoquista.
―Yo no me lance sobre él ―me defiendo. Evan eleva una ceja, como diciendo “¿Seguro?”―. Bueno, técnicamente no lo hice, fue él quien me bajo los pantalones.
―Aja.
―¡Que sí!
―Te conozco, Peter, a mí no puedes engañarme. ―Bueno, él tiene un punto, así que me guardo mi replica―. Pero siendo sinceros, ¿lo harías?
―¿Qué cosa? ―Jugueteo con mi vaso de agua, con el hambre totalmente olvidada. No veo malo no comer mucho, quizás alcancé una cintura de avispa, aunque siendo sinceros, hace tiempo que perdí las esperanzas.
―Ir tras él.
―¡¿Qué?! ―Pongo mi mejor cara de horror, pero no lo engaño y me lo hace saber con su expresión―. No. ―Mi respuesta es tan firme como mi determinación―. Soy un cabrón, sí, y puede que no se me escape alfiler con cabeza, pero jamás voy detrás de los casados o con pareja. Lo sabes.
―Si, pero ¿Ni siquiera por él romperías tus reglas? ―Me observa con sospecha, queriendo ponerme a prueba y es justo por eso que somos amigos, nos entendemos demasiado bien, mucho como para ser algo más―. Mira que por todo lo que has dicho, no parece un simple revolcón. Creo que es más que la espinita de que se te escapó.
―Serás…
―Es la verdad. Ese tipo te ha hecho prácticamente salir huyendo.
―¡No hui!
―Eso dices tú. ―Se mira las uñas, que no tienen nada de esmalte, ni aspecto femenino. Iván, es tan neutral, cualquiera que lo viera de lejitos o calladito, juraría que es todo hetero, ya que a diferencia de mí u otros, prefiere mantener el perfil biológico, como él dice. Su ropa es formal, su corte bastante juvenil y tiene una cara de modelo, que seguro alborota a las mujeres, hasta que lo escuchan hablar.
Le doy un resoplido nada femenino, pero muy autentico. Porque no tiene sentido su punto.
―Era eso lo matarlo y aun no he perdido tanto la cabeza. Porque ni por muy bueno que estuviera, así tipo Aquaman o Superman, le rogaria. Además, si se casa, mucho mejor, acaba de salir del mercado, aunque eso lo hizo hace mucho.
O debería haberlo hecho y yo, pasado al siguiente.
―¡Ay, Peter! Eso ni tú te lo crees, pero bueno.
―Oye, me dueles. ―Me toco el pecho con una mano y con la otra, limpio una lagrima imaginaria―. Parece que no te da gusto verme.
―Sabes que sí, pero como siempre tengo que andar rogándote para que me visites y ni hablar de mudarte.
―¿Quieres que tu casera nos eche?
―Ella ya se acostumbró. ¿No te dije que tengo unas vecinas lesbi? ―Me inclino sobre la mesa, esa no me la sabia.
―¡¿Qué?! ¿No que era muy mojigata? ―Se encoge de hombros.
―Pienso que se ha dado por vencida, además, son muy buena onda. Hasta le regalan postres y ella encantada.
―Buen punto. Pero solo para que no digas, estoy considerando en venirme a vivir aquí.
No bromeaba con eso. Prácticamente lo único que me detiene es el hecho de saber que ahora que Sara ha hecho su vida con Matías, aunque aun no den el sí, se quedaría sola. Porque con Pancha, ni contar, esa en lugar de ayudar, es capaz de dejarle su bendición.
―¡¿En serio?!
―Sip. Si como te conté, Rebeca consigue galán, creo que podría venirme sin preocuparme porque se quede sola.
―Adoras a esa mujer.
―Si, pero no se te ocurra decirle, porque no me la acabo.