¡soy gay!

Capítulo 12

 

¿Alguna vez se han visto obligados a estar en lugar y desear encontrarse en otro?

No soy quisquilloso, porque siempre he sabido sacar provecho de las situaciones, divirtiéndome a costillas de otros, pero en este momento no es así. Incluso prefería estar en misa o escuchando el sermón de los protestantes. Imaginen mi desesperación. Es el karma. Tal como dijo Iván y quiero patearlo por eso, cuando le conté de la cena y pregunte si podría venir, dijo que su jefe los quería en la fiesta de navidad que organiza la empresa, que, aunque le hubiera gustado, no podía. Por lo tanto, estoy jodido.

―Tengo un pequeño problema ―susurra Carola en mi oído. Elevo una ceja, mirándola interrogante. Ella suelta una risilla pidiendo que me acerque, dando una mirada por la sala, donde ahora charlamos―. Parece que mi sostén se ha soltado. ―Parpadeo, esperando que este bromeando, pero no lo desmiente.

―¿Y? ―pregunto sin entender.

Suelta un bufido nada femenino y se acerca de nuevo.

―¿Cree que podemos ir arriba antes de que se caiga? No quiero sorprenderlos.

No puedo evitar fijarme en su pecho. No hay escote, aunque no puedo negar que son bastante grandes. Y supongo que se refiere a que caiga o algo así, eso sí sería muy raro. Estoy complemente a favor de arreglarlo, especialmente ya que nadie nos está prestando atención en este instante, el padre de Andrés cuenta sobre un asalto y todos se mantienen atentos, incluso Ivonne. Se ha portado bastante tranquila, aunque he visto que sus ojos pasan de Andrés a mí.  

―Vamos.

Ella salta encantada y me sigue hasta la habitación de Pancha, porque creo que aprovechare para cambiar a esta pequeña brujilla y de paso intentar acostarla. La niña no se ha quejado, pero he visto ya dos veces como se frota los ojos, con suerte hasta se duerme. Y no es que quiera hacerle el favor a mi hermana, solo que por esta ocasión me da un pretexto para estar ocupado.

Lo dicho, deberían darme un Óscar por tremenda actuación. Es más, debería escribir un libro “Como no matar a tu ex” o mejor aun “como ignorar a un cabrón”.

―Pasa ―abro la puerta y le hago una seña para que entre.

―Me encanta tu familia ―la escucho decir, mientras dejo la niña sobre la cama.

―Si vivieras con nosotros, no dirías lo mismo ―farfullo alisando mi camisa, mirando como la brujita no protesta por estar acostada.

Me giro para buscar un pañal y el talco, pero antes de que pueda intentarlo, Carola cae sobre mí.

No en sentido figurado. ¡Es literal! Ha caído sobre mí.

Lo primero que pienso, es que de alguna manera sabe lo de Andrés y quiere golpearme.

Me toma por sorpresa su salto y es casi un reflejo sostenerla, dejando que se aferre a mí, como si fuera un pequeño bebé mono, postura que le permite presionar su boca contra la mía.

¡¿Qué demonios?!

Grito internamente, mientras mi cerebro se demora en darle sentido a lo que ocurre, parece que esta noche no carbura muy bien y me toma casi un minuto entender lo que ella pretende. No reacciono cuando empuja su lengua, pero sí que lo hago cuando su mano va al frente de mis pantalones.

¡Me muero! Estoy siendo violado.

La aparto, dejándola en el piso, no con demasiada brusquedad como para que caiga, pero si poniendo espacio de por medio.

―¡¿Qué fue eso?! ―jadeo, mirándola horrorizado, mi cara debe ser una máscara de incredulidad. Carola tiene las mejillas rojas y en lugar de contestar trata de venir de nuevo―. Oye no, no ―protesto sujetando sus hombros, evitando el contacto―. ¿Te tomaste todo el piquete del ponche? ―Eso es lo único que se me ocurre. Ella lucha, sacudiendo la cabeza―. Entonces, ¿Qué mosco te ha picado? ¡Acabas de besarme! ¡A mí! ―Ni siquiera el hecho de que mi voz suene tan ofendida parece surtir efecto y empiezo a preocuparme.

¿Qué habría sido mejor? ¿Recibir unas cachetas por meterle mano al novio o ser besado por ella?   

―Me gustas, Peter.

―¡¿Qué?! ―Si mi mandíbula no estuviera pegada a mi cara, seguro habría caído al suelo.

―Me gustas ―repite tratando de volver a saltarme encima.

―No ―digo con severidad y echo un vistazo a mi sobrina que juega con uno de sus monos―. Hay menores presentes.

―¿Qué?

―Dame tiempo fuera ―logro decir dando un par de pasos atrás. Ella es una cosa pequeña y delgada, pero tiene fuerza y es bastante ágil―. ¿Quieres repetirme lo que acabas de decir? ¿Y explicar por qué me besaste? ―Me siento como una de esas protagonistas chillonas y bobas que necesitan que les expliquen todo con palitos y bolitas.



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En el texto hay: amor, amor drama, noeresgay

Editado: 08.01.2020

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