Su esposa de titulo.

Anuncio Capítulo 1.

 

 

Julieth.

 

—Qué bueno que estás despierta —dice mi madre entrando, como si en verdad fuera de esas chicas que duerme hasta tarde porque se creen la princesa de casa, pues yo estoy muy lejos de eso, solo soy como una moneda de canje para mi padre ya que él deseaba tener un hijo varón y en vez de ello mi madre le parió una hija mujer y luego de ello no pudo quedar embarazada por complicaciones, según ella yo soy la causa de su infortunio. —Tú padre quiere que te arregles para esta noche.

 

—¿Para esta noche y hay? —pregunto intrigada.

 

—No lo sé, tú solo has lo que te digo, sirve para algo en esta familia.

 

—Sí me dejaran podría ayudar en la empresa.

 

—Tú ayudar en ¿Qué?, ¡no sirves para nada Julieth!

 

—Para ustedes nunca sirvo para nada —antes de continuar recibo una garnatada.

 

—No te atrevas a responderme —sale de la habitación rabiando.

 

Me siento en la cama, quisiera demostrarles que puedo ser tan útil como un hombre, me gustaría demostrarles que puede servir de algo, pero siempre me limitan todo.

 

Dejo escapar un suspiro pesado, me levanto y salgo de la habitación para ir a la universidad.

 

—No sé ni para que estudias —inclino mi cabeza. —no sabes ni manejar tus propios gastos, tú padre no debería gastar dinero en tus estudios.

 

—¿Por qué eres tan cruel conmigo? ¿Qué te hice?

 

—Me dejaste sin la oportunidad de tener un hijo varón, eso me hiciste, jamás debí tenerte —una lágrima rueda por mi mejilla. —fuiste el mal que llego a mi vida cuanto me arrepiento de tenerte.

 

—Algún día te vas a arrepentir de todo lo que dices —salgo de la casa y subo al auto para que el chófer me lleve a mi destino.

 

Odio mi vida, aunque muchos piensan que mi vida es perfecta que soy una chica a la que su padre le pone todo a sus pies, que equivocado están, mi vida está lejos de ser eso y cada día se aleja más, sé que muchos me detestan porque piensan que soy una niña mimada, que soy superficial, arrogante, pero no lo soy, solo no quiero decir que mi vida es un completo engaño.

 

Desde mi niñez he sido rechazada por mis progenitores, para ellos solo soy una carga, una inútil, algo que no debió existir.

 

Desearía que no me importara nada de lo que ellos digan o hagan en mi contra, pero es imposible son mis padres.

 

Después de dar mis clases, regreso a la casa de mis tormentos, cada día me digo falta poco Julieth.

 

Tomo una ducha y empiezo arreglarme para la cena, al salir del baño me encuentro con mi padre revisando mis tareas.

 

—¿Papá que haces aquí? —Pregunto ya que nunca entra a mi habitación.

 

—Te espero en el despacho —asiento.

 

Me apresuro a vestirme, arreglo mi cabello y bajo, tocó la puerta y espero que él me dé su permiso. Entro y me acerco con cuidado.

 

—Siéntate —ordena, me mira y toma asiento. —Quiero que me escuches con atención Julieth, porque solo lo voy a repetir una sola vez.

 

—¿Qué sucede papá?

 

—Era para anunciarte que dentro de tres días te vas a casar…

 

—¿Qué? —digo con voz exaltada y levantándome de la silla.

 

—Cállate y siéntate.

 

—Pero, papá.

 

—¿Qué creíste que algún día no te iba cobrar lo que hiciste? por tu culpa no tengo un hijo varón a quien dejarle todo.

 

—Y yo que soy, crees que no puedo cumplir lo que un hijo hombre haría —digo con enojo.

 

—Tú no sirves para nada Julieth, te vas a casar y así me pagaras lo que he invertido en ti desde que naciste, tu casamiento me ayudará a salvar la empresa de la banca rota.

 

—Eso soy para ti, una moneda de canje, tu inviertes en mí y ahora yo debo pagar, no te tenía en poco padre, pero con esto acabas de demostrar lo machista e inhumano que eres.

 

—Cállate te he dicho, para mí no eres nada, por mi te daría sin recibir un céntimo a cambio, pero debes pagar mi inversión en ti —lágrimas y más lágrimas empapan mi rostro.

 

—No quiero casarme, estoy a mitad de mi semestre, no puedes obligarme a casar, si quieres que te pague lo que supuestamente invertiste en mi déjame pagarlo por mi cuenta, no por medio de un matrimonio que no quiero.

 

—Quieras o no te vas a casar, ya tu matrimonio esta concretado, ahora desaparece de vista —lo miro con ira. —vete, espera, está noche vendrán tus futuros suegros a cenar así que te comportas —salgo del despacho dando un portazo.

 

Jamás pensé que mi padre se atrevería a esto, cobrarme algo que yo nuca pedí, comprometerme con alguien que no conozco, si antes no lo odie ahora lo odio con el alma.

 

Me encierro en mi habitación y lloro a mares, ¿Qué elección tengo? ¡Ninguna!, no conozco a mi familia, no conozco a nadie para el colmo de mis males…

 

 

—Señorita Julieth apresúrese sus padres la esperan —me dice una de las trabajadoras.

 

—Ya voy Miranda —Me apresuro hasta llegar al comedor donde está mi padre, madre y dos señores que no conozco.

 

—Buenas noches —Digo acercándome a la mesa.

 

—Buenas noches, hija —dice mi padre levantándose. —les presento a mi hija Julieth, ellos son los señores De Angelis Riveiro —sonrió internamente al escuchar mi hija que hipócrita doble cara, ante la sociedad soy su hija, pero después solo soy el estorbo que no debió existir.

 

—Mucho gusto —saludo con educación.

 

—El gusto es todo nuestro Julieth —dice la señora, papá aparta la silla para que tome asiento.

 

—Estoy seguro de que mi hijo quedará encantado contigo, pareces ser una gran muchacha —dice el señor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.