Su esposa de titulo

El trato. Capítulo 3.

 

Julieth.

 

 

—No te hagas la inocente —dice acercándose, y tomándome del cuello. —serás mi esposa sí, pero jamás te veré como tal, solo serás mi esposa de título —me mira a los ojos, sus ojos me parecen más fríos con el paso de los segundos. —No eres nada para mi solo me case contigo por conveniencia.

 

—¡Esposa de título! era lo que buscaba —aprieta mi cuello y pega su rostro al mío.

 

—Que creíste que íbamos a formar una familia tú y yo —sonrió.

 

—Eso seria mucho pedir y perder.

 

—Me alegra que tengas todo en claro —tira una carpeta a la mesa que está frente a nosotros. —firma esos documentos —me suelta y se aparta de mí.

 

—No voy a firmar nada sin antes leerlo.

 

—Sabes leer —aprieto mis manos, calma Julieth, tomo la carpeta y la abro. —Es un trato entre tú y yo, donde se estipula que solo serás mi esposa de título, te puedes quedar con está casa, te depositare cierta cantidad de dinero como manutención conyugal cada mes, pero de hay no tendré más nada que ver contigo, desaparecerás de mi vida así como yo de la tuya.

 

—Me parece bien gracias por pensar en todo —aun así leo las tres hojas que hay en la carpeta —pudiste agregar que después de cierto tiempo nos divorciemos, eso sería mejor que seguir soportando un matrimonio vacío, si es que se le puede llamar matrimonio —después de todo no es tan inteligente.

 

—El divorcio no es una opción por ahora, alejarme de una mujer tan poco cosa como tú si lo es.

 

—El hombre honorable que se caso con la pordiosero del pueblo, te vas arrepentir Antonio o como te llames —firmo los documentos. —ya te puedes largar.

 

—Que fácil te salió todo verdad, un matrimonio fácil donde vas a ganar mucho —lo miro y sonrió.

 

—Para qué mentirte podré divertirme y seguir dándome la gran vida que tenía con mis padres, por supuesto que salió fácil, adiós que te vaya bien y que te rinda la empresa —digo tomando asiento.

 

Toma la carpeta, la revisa y me mira, si antes decía que las personas me miraban con desprecio su mirada no tiene comparación con ninguna de esas. Pero me da igual lo que él piensa de mí, de que me servirá decirle que tiene una imagen errónea de mí, para mi es mejor que se marche y no verlo nunca más.

 

Me vuelve a mirar, mirada que me hace estremecer y me hiela los huesos, se da media vuelta y se marcha sin mirar atrás.

 

Suelto un suspiro de alivio…

 

Llevo tres horas sentada en el sofá mirando a la nada con la mente perdida, parpadeo varias veces.

 

—Vamos Julieth no se acabo el mundo como creíste, no tienes esposo que te fastidie como sea estas sola, casada, pero sola —me quito mis zapatos y subo las gradas.

 

Una de las habitaciones se ve iluminada y la puerta está entre abierta, me adentro en ella, lo único que ilumina la habitación son un montón de velas aromáticas, miro la cama y está esta llena pétalos de rosas, sonrió.

 

—Ni noche de miel, ni noche de hiel —me quito el anillo y lo pongo en la mesa de noche, después de todo ese trato me convenía y mucho.

 

Un año después.

 

Ha pasado un año desde que fui obligada a casarme con ese hombre, que por cierto no he vuelto a saber de él y no es que me interese saber de él. Después de todo el trato que firme me salió beneficiando de gran manera.

 

Me siento en la cama, siento que algo debo hacer con mi vida, ya no quiero seguir en esta situación, necesito ser algo más, que solo una esposa de título, siento que estoy desperdiciando mi vida encerrada en esta casa que no es de mi agrado.

 

Miro la oscuridad de la habitación que ocupo.

 

Ese sueño que tenia de niña grita cada día con mas fuerza, busco aquel cuadernillo donde escribí hace veintidós años, ese donde está plasmado lo que quería ser cuando fuera grande, leo las líneas mal escritas donde está aquella oración que dice; algún día seré la mejor organizadora de eventos de fiestas.

 

Sonrió al leerla, solo tenía cinco años edad cuando empecé a escribir ese sueño.

 

Siento que ya es hora de luchar por mis sueños, ya es hora de surgir y demostrarle al mundo de lo que es capaz Julieth Ellis…

 




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