Max estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia la ciudad oscura y turbulenta. La lluvia goteaba lentamente por el cristal como lágrimas, y sintió que no había lugar dentro de él para nada más que dolor. Se ha ido. Alicia se marchó, dejándolo con esa sensación de vacío que conocía desde hacía mucho tiempo, pero que siempre había tratado de reprimir. No sabía cómo lidiar con eso, cómo lidiar con lo que había perdido.
Su mundo se estaba derrumbando. No podía permitir que eso sucediera. Pero se fue. Y ahora, en su ausencia, Max se dio cuenta de que su vida nunca volvería a ser la misma.
Recordó la primera vez que la vio, cómo se le había acercado con esa mirada llena de preguntas. Ella era diferente, era la luz que penetraba en la oscuridad, y Max sabía que nada volvería a ser igual. Trató de mantenerla alejada de todo lo relacionado con su mundo, pero tal vez se equivocó. No podía protegerla. Y ahora se ha ido.
Caminó por el apartamento, cada paso resonaba con dolor. Fue su derrota personal. Sintió que todas sus fuerzas menguaban, sus pensamientos se perdían en esta nube de dolorosa pérdida. La perdió no porque no tratara de conservarla, sino porque no podía estar con ella, no podía ser alguien que mereciera su amor.
Max se acercó a su habitación. El mismo rincón donde había estado tantas veces, donde su risa llenaba el espacio, donde su presencia hacía que todo a su alrededor estuviera vivo y brillante. Ahora este rincón parecía vacío, muerto. El silencio sonó mucho más fuerte que cualquier palabra que él pudiera haberle dicho.
Se sentó en su cama y agarró la almohada, absorbiendo su aroma. Su corazón se encogió de dolor. Ella lo era todo para él. Todos estos meses la mantuvo a distancia, temeroso de que algún día llegara esta pérdida. Pero no estaba dispuesto a aceptar que siguiera ocurriendo. Estaba tan seguro de que podría mantenerla cerca que todo el esfuerzo que había hecho para no arrastrarla a su oscura vida sería suficiente. Pero se equivocó.
Alicia se fue porque ya no podía confiar en él. No podía entender por qué le estaba ocultando la verdad, por qué la mantenía en la oscuridad. ¿Por qué no le reveló el mundo en el que vivía? Era débil, reservado y cauteloso, temiendo que su paz se rompiera. Pero no podía estar con él sin saber toda la verdad.
Se levantó de nuevo y se acercó a la ventana, mirando la lluvia. Sus palabras resonaron en su cabeza: "No puedo estar contigo, Max. Estas palabras lo perseguían, lo perseguían, no le permitían calmarse. Comprendió que su vínculo se había roto y que era imposible traerla de vuelta a su vida.
Su vida era una completa mentira. Todo lo que hacía era por ella, pero ahora que ella se había ido, se dio cuenta de que todo no tenía sentido. La había perdido y no podía cambiarlo. Alicia, la única mujer a la que había amado, simplemente desapareció. Ella se había ido, y no dejó nada más que dolor.
Volvió a mirar el teléfono. Ni un solo mensaje. Ni una sola llamada. No quería volver, no lo buscó más. Todo estaba terminado. No podría recuperarlo, aunque quisiera. Tomó una decisión.
Max apretó los puños, sintiendo el frío penetrar en su cuerpo. Había tenido miedo de este momento durante tanto tiempo, miedo de perderla, pero nunca había pensado que su miedo se haría realidad. Y así se fue. Todo lo que quería, todo lo que trató de preservar, ahora está destruido.
Max trató de darle sentido a lo que había sucedido, pero no pudo. Su partida no fue solo la pérdida de una mujer, fue la pérdida de él mismo. Ella era su luz, su significado, y ahora se ha ido.
Alzó la vista hacia la foto de ella que colgaba en la pared junto a su cama. Se la veía tan feliz, tan llena de vida. Y lo único que podía hacer ahora era arrepentirse. Arrepentido de no haberle dicho la verdad, de no haberle demostrado que ella era lo más importante para él.
Sintió que las nubes oscuras se acumulaban a su alrededor de nuevo. El dolor de la pérdida se volvió insoportable. La perdió, y con eso, perdió una parte de sí mismo. Él estaba dispuesto a dejarla en su vida, pero ella no podía aceptar su mundo oscuro. Y ahora todo lo que tenía que hacer era vivir con este sentimiento, con esta grieta en su corazón que había creado para sí mismo.
Max bajó la cabeza y cerró los ojos, sintiendo el peso de su error. Sabía que nunca podría recuperarla. Pero en el fondo, todavía esperaba que algún día ella entendiera que estaba dispuesto a dar cualquier cosa por su seguridad. Todo menos ella misma.
Max ha perdido an Alice, pero no puede dejarla ir. Su dolor no es soloes la pérdida del amor, sino también la comprensión de su incapacidad para estar con ella.