El coronel Juan Duarte estaba de pie con su postura de costumbre, con las manos cruzadas detrás de su espalda observando la calle a través del ventanal de su oficina, cuando abrió la puerta el capitán Lorenzo García asomándose para pedir permiso para entrar. El coronel Duarte le permitió la entrada ordenándole de inmediato a que tomara asiento. El coronel Juan Duarte permanecía en la misma posición con su misma postura de siempre. El capitán volteaba intrigado a verlo de vez en vez, ahí, de pie observando a través del ventanal, sumido en sus pensamientos.
--¿Qué sabes del general Gabriel Ríos? —preguntaba el coronel Juan Duarte.
El capitán Lorenzo García se desconcertó con la pregunta, tanto que no supo que contestar.
--Lo único que sé es que fue transferido al batallón…
--Eso yo también lo sé. ¿Me refiero a qué has sabido de él?
La pregunto volvió a desconcertar al capitán el cual una vez más se quedó callado pensando en que contestar. El coronel Juan Duarte se impacientó y alejándose del ventanal camino de regreso a sentarse a su silla y a mirar de frente al capitán.
--¿Has recibido noticias de él o del batallón?
--A decir verdad, señor…No…no sabemos nada de él—contestaba titubeando el capitán Lorenzo García.
No pudo resistir la curiosidad al preguntar el repentino interés en recibir información sobre el general Gabriel Ríos. Así que apelando a la duda le pregunto el por qué obtener información sobre el supuesto soldado desaparecido. Aunque al coronel Juan Duarte le molesto la intromisión del capitán Lorenzo no le quedo de otra que contarle sobre la visita de la señora Leonora. Al escuchar esto el capitán Lorenzo García no vacilo en pensar en las artimañas que el coronel Juan Duarte podría estar planeando. Pero no menciono nada, en vez de eso como un acto de lealtad pregunto si su deber era investigar y reportar algún tipo de información que pudiera ayudar. El coronel Juan Duarte se negó alegando que él se encargaría. Sin más que decir le pidió al capitán Lorenzo García que se retirara. Este lo hizo despidiéndose de su coronel con el saludo. Después de pedirle permiso salió para dejarlo solo de pie frente al ventanal de su oficina pensando en miles de cosas.