Sueño De Una Luna De Estambre

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Al fin llegó la noche de la boda, la cual se celebraba en el vestíbulo de la casa de los señores Turner. Todos los invitados estaban de pie reunidos en grupos bebiendo y conversando mientras esperaban la llegada de los novios. Leonora platicaba con otra mujer a la cual le expresaba lo contenta que estaba por ver a su hija contrayendo matrimonio. De pronto el vestíbulo se envolvió en estrepitosos aplausos pues de la escalera principal descendía Maxwell acompañado de su mamá. Cuando descendieron algunos invitados se acercaron a felicitarlo, dándole saludos de mano y abrazos afectuosos. A pesar de que estaba feliz también se sentía nervioso y asustado lo que se le notaba en la forma en que se tocaba las manos constantemente, se arreglaba el traje y se limpiaba el rostro el cual tenía lleno de sudor. Empezó a caminar entre los invitados para saludarlos y darles las gracias por estar presentes. Por su parte la señora Agatha Turner se acercó a platicar con Leonora. Ambas exponían lo felices que estaban al respecto de la boda.

En la alcoba de los señores Turner, se encontraba Alma sentada frente al tocador, vestida de novia, mirándose absorta frente al espejo, sintiéndose nerviosa y pensando en cientos de cosas que pasaban por su mente. Pensaba en su futuro al lado de Maxwell, de un hombre que en el fondo ella misma sabía que no amaba. Después comenzó a pensar en Jaime. Sin dejar de verse al espejo se tocó los labios y cerró sus ojos recordando la sensación de aquellos labios posándose sobre los de ella. De pronto, tocaron a la puerta sacando a Alma de su lapsus, cuando se abrió la puerta era Rita quién asomando la cabeza le dijo que Maxwell y los invitados ya la esperaban a lo que Alma contesto que necesitaba un poco más para terminar de arreglarse. Rita la noto comportándose un tanto extraño, pero se marchó sin comentar nada, dejando a Alma sola quien en lugar de seguir arreglándose continúo mirándose fijamente al espejo.

En el vestíbulo, Maxwell estaba impaciente caminando de un lado a otro mientras se tocaba las manos ansiosamente; fue cuando su mamá se acercó para apoyarlo. Algunos amigos suyos también se acercaron para para hablar con él y tranquilizarlo. La señora Agatha Turner regreso con Leonora quienes comenzaron a platicar sobre los invitados. Una invitada se acercó a felicitarlas a ambas. Agatha menciono que Alma era una jovencita muy hermosa. La invitada se alejó sin antes decir que “No por nada atraía la atención de los jóvenes”. Agatha no entendió la indirecta, en cambio Leonora hizo una mueca sintiéndose molesta e intentando disimular su incomodidad. Agatha Turner se giró para pedirle una explicación a Leonora quién para fortuna suya, el vestíbulo se envolvió en estrepitosos aplausos, pues al fin la novia descendía de la escalera acompañada de la mano del señor Benjamin Turner. Maxwell se acercaba al primer escalón para esperar con su mano extendida a su futura esposa. Leonora desbordaba alegría al ver a su hija vestida de novia descendiendo por la escalera. El señor Benjamin Turner y Alma terminaron de bajar. Maxwell la recibió tomándola de la mano y llevándosela junto con él a ponerse de pie frente al juez.

El juez iniciaba la ceremonia con un discurso en el que hacía hincapié de lo importante que era que Alma se comprometiera con un extranjero. Después dio un discurso, sobre lo importante que era el cumplir con los votos del sagrado matrimonio, cuando de pronto se empezaron a escuchar disparos en el exterior de la casa de los Turner los cuales interrumpieron el discurso del juez quien guardo silencio, junto con los invitados quienes levantaban sus miradas al techo debido a la inquietud. El señor Benjamin Turner tranquilizo a los presentes diciéndoles que eran fuegos artificiales por la fiesta. Lo cierto era que en Santa Inés no había fiesta. Al terminar con su discurso sobre la importancia de los votos, el juez le pregunto primero a Maxwell si aceptaba a Alma como esposa. Maxwell contesto que sí. Después le hizo la misma pregunta a Alma quien contesto también que sí. El juez tomo su libro de firmas, el cual Maxwell firmo convirtiéndose oficialmente en el esposo de Alma. Cuando fue turno de Alma de firmar, afuera de la casa comenzó a escucharse el fuerte alboroto de disparos y gritos provocando que la ceremonia se detuviera y que los presentes volvieran a inquietarse incluida Alma quién se quedó paralizada sosteniendo la pluma entre sus dedos dejando la línea de la firma en blanco. El señor Benjamin Turner al fin se armó de valor y abriéndose paso entre los invitados se acercó a abrir la puerta para saber que sucedía afuera. Cuando lo hizo la puerta se abrió precipitadamente lanzándolo lejos por el efecto del abanico de la puerta; fue entonces cuando entro el general abriendo fuego con dirección al techo, provocando que todos los presentes se asustaran y corrieran tan solo para apretujarse entre ellos al no encontrar salida. El general dio otro disparo para contener el tumulto lo cual logro, haciendo que las mujeres gritaran y todos los presentes se lanzaran al suelo boca abajo con las manos cubriéndose la cabeza para evitar recibir cualquier bala perdida lo cual también hizo el juez quien se ocultó debajo de la mesa donde tenía su libro. Leonora y Rita abrazaban a Alma para protegerla. Después se lanzaron al piso para quedar de rodillas en el suelo haciendo casita con sus brazos para protegerse entre ellas. Maxwell se colocaba delante de para intentar protegerlas. Detrás del general entraba la tropa de soldados. El general se posó de pie frente al señor Benjamin Turner quien le hacía frente o por lo menos eso intentaba pues el general le sacaba casi un cuerpo más de estatura.  

--¡Como se atreven a entrar así!  ¿Que no ven que esta es una propiedad privada?

Maxwell se alejó de proteger a las mujeres para acercarse a apoyar a su padre.



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En el texto hay: drama, magia, romance amor

Editado: 31.08.2022

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