Sueño De Una Luna De Estambre

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Durante tres días seguidos Alma estuvo en un estado de delirio provocado por una fiebre aguda que la mantuvo en cama. Leonora y Rita la atendieron todo el tiempo, intentando bajarle la fiebre al colocarle toallas húmedas en la frente y dándole de beber agua constantemente, pero era inútil pues su fiebre parecía no tener cura. Cuando Leonora se quedaba en las noches a dormir junto a ella, se quedaba con su cabeza recargada sobre el regazo de Alma pudiendo escucharla balbucear, diciendo el nombre de Maxwell, de Jaime, pero sobre todo preguntando en donde se encontraba su papá. Cuando trajeron a un médico este reviso a Alma adjudicando su mal estado de salud a una simple fiebre recetando láudano para calmar su malestar. El medico también les pidió a Leonora y a Rita que continuaran cuidándola como lo estaban haciendo.

Después de los tres primeros días en que Alma estuvo a merced de la fiebre logro recuperarse, pero cuando Rita intento darle de comer de la avena que tanto le gustaba, la escupió al suelo para después expulsar una espuma verde de la boca. Rita y Leonora la intentaron alimentar varias veces, pero el resultado era el mismo, toda la comida la escupía junto con una espuma verdosa y amarillenta. Aunque Alma deseaba comer pues tenía mucha hambre, no podía controlar el asco involuntario que le provocaba hasta el más mínimo bocado de cualquier comida. Aunado a esto, comenzó a sufrir de escalofríos y espasmos que no la dejaban hacer nada. Rita y Leonora comenzaron a preocuparse aún más cuando vieron, que su color de piel de ser acanelado se tornaba a un color pálido y amarillento, sus labios se tornaban secos y morados, casi negros, así como las ojeras debajo de sus ojos los cuales habían perdido su brillo. Adelgazo en pocos días y caminaba lentamente, sin dejar de temblar y de castañear sus dientes. Era primavera y debía ir con una cobija a todas partes. Ya no escribía poesía, ni pintaba, ni bordaba, lo único que hacía era estar acostada en su cama todo el tiempo, cubierta con enormes colchas. A veces Leonora y Rita la llevaban al patio a un lado de la fuente para que el calor y la brisa del aire y los cantos de los pajaritos la ayudaran a sentirse mejor, pero eso tampoco daba resultados. Una vez más llamarón al médico, al ver que el estado de salud de Alma no solo no mejoraba, sino que estaba empeorando, pero el medico lo único que hizo fue recetarle más láudano lo cual no ayudo para nada. Leonora estaba desesperada, ella y Rita la veían desde lejos una tarde que intentaron hacerla pintar, al sentarla en una silla en medio del patio frente a un lienzo cerca de la fuente, pero Alma en lugar de pintar, yacía en la silla envuelta en una cobija, luciendo decaída, enferma y moribunda. Leonora lloraba de la desesperación al ya no saber que hacer. Llego a pensar que si Alma no comía probablemente moriría. Rita al ver desesperada a la patrona y enferma a la niña decidió romper con su juramento de silencio.

--¿Sabe señora? ¿Tal vez haya una cura?

--¿Una cura? —exclamo Leonora mientras levantaba su mirada viendo esperanzada a Rita--¿Qué es mujer? —gritaba Leonora, mientras tomaba y sacudía a Rita de los hombros.

--No sé si le guste…Pero es un antiguo conjuro…

--¿Brujería?

--Se que no le gusta, pero…

--¡Haz lo que sea, pero por el amor de Dios ayuda a Alma!

El rito para curar a Alma fue muy sencillo. En la noche, cuando Alma dormía, Rita entro a hurtadillas a su alcoba. Camino sigilosamente llevando consigo un frasco con agua bendita hasta posarse a un lado de ella quién yacía en su cama durmiendo profundamente. Cuando Rita se acercó, abrió el frasco lentamente para no despertarla, después le lanzo el agua bendita directamente al rostro y bañándole la cara, la hizo despertar dando un grito ahogado el cual fue más como un suspiro producto del sobresalto al recibir el impacto del agua mientras dormía. Cuando Alma se inclinó sobre su cama, después de sufrir el golpe de en su rostro comenzó a respirar agitadamente como si le hubiera dado un ataque respiratorio. Rita lanzo el frasco vacío al suelo y rápidamente se acercó a abrazarla con todas sus fuerzas rodeando su cabeza con sus brazos y pegándosela contra su pecho, de forma que Alma se quedara escuchando los latidos de su corazón. Rita comenzó a gritar su nombre al viento.

            --¡Alma! ¡Vuelve, Alma! —gritaba Rita pidiendo que Alma volviera.

Después, paso sus manos a la espalda de Alma quien levanto sus brazos, mientras continuaba sufriendo el ataque respiratorio para abrazar a Rita con todas sus fuerzas encajándole sus dedos en la espalda. Después comenzó a toser tan fuerte que parecía que la garganta se le desgarraba. “¡Vuelve Alma!” “¡No te vayas!”, gritaba Rita a los cuatro vientos. De pronto Alma empezó a llorar y a gritar apretándose contra el pecho de Rita quién hacía lo posible por soportar el dolor que le causaban los dedos de Alma enterrándose en su espalda. Cuando Leonora entro a la alcoba tras escuchar los gritos y las lamentaciones de Alma, las encontró a ambas abrazadas fuertemente sobre la cama. Después se acercó lentamente quedándose pasmada a un lado de ellas viendo como Alma lloraba y suspiraba agitadamente entre los brazos de Rita como si fuera una beba recién nacida, llorando en los brazos de su madre después de haber salido del útero. Poco a poco dejaba de llorar mientras su respiración regresaba a la normalidad. Leonora se anonado y sobresalto al ver que el tono de piel de Alma, pálido y amarillento se tornaba de regreso a su color acanelado, sus labios dejaban de ser negros para regresar a ser rosas claros, de su rostro se borraban la ojeras negras y profusas, y sus ojos recuperaban su brillo y vitalidad, así como toda su expresión la cual de verse apagada y moribunda paso a verse llena de vida. Rita al fin soltaba a Alma quien poco a poco empezó a respirar normalmente. Rita se puso de pie y se colocó a un lado de Leonora. Ambas observaban a Alma quien recuperaba el ritmo de su respiración, esperando que dijera algo.  



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En el texto hay: drama, magia, romance amor

Editado: 31.08.2022

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