A la mañana siguiente, Alma se despertaba y se ponía de pie, después de arreglarse y de arreglar su cama y de darle un beso a la fotografía de su padre, salía de su alcoba, bajaba al patio, entraba a la cocina, a la sala de estar y al patio de servicio, buscando a Leonora, pero no la encontraba en ningún lugar, fue cuando se dirigió a su alcoba, donde al fin la encontró postrada en su cama.
--¿Mamá?
--¡Alma! —contestaba Leonora como un alarido.
Alma le toco la frente a Leonora y se dio cuenta que tenía calentura.
--¡Mamá! —grito Alma, corriendo al baño, donde tomo una toalla y la remojo en el lavabo. Después regreso y le coloco la toalla mojada en la frente a Leonora quién respiraba con dificultad. Alma se consterno al ver a su mamá enferma y sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas.