Hola, Rogan. ¿Cómo estás?
Ha pasado un tiempo desde que decidí alejarme, de nuevo.
Pero esta vez es definitiva.
Porque simplemente no puedo soportar ver la sonrisa que baila en tus labios, aún sabiendo que yo no soy la causa de la misma.
No puedo aguantar escuchar tus suspiros risueños, incluso con el conocimiento de que yo no soy el provocador de tan hermoso sonido.
No puedo, sencillamente, no puedo ver tus labios brillantes sonriéndome, hablándome, tentándome a cometer una locura que me haga perderte.
Por eso he tomado la dolorosa decisión de tomarme un tiempo lejos de tu persona.
Para aclarar mis pensamientos desalentados.
Con la intención de acallar la desesperada voz que me invita a dejarme llevar.
Por eso, Rogan, te digo adiós.
—Jacer.