Ya estaba todo listo, Erika se dirigió a la cocina a preparar la cena de esa noche, mientras que Erick se sentaba en una de las sillas del comedor a leer uno de los tantos libros que había en una repisa cerca de dónde estaba.
En eso mientras que Erick leía y Erika picaba unas verduras, escuchan unos pasos bajando las escaleras, ambos voltean a ver pasaron unos momentos y ven a Elisa aparecer enfrente de ellos, tenía la cara baja y un brazo estaba agarrado del otro, Erick lo nota y se levanta, mientras que Erika regresaba a picar las verduras y agregarlas al agua hirviendo.
— ¿Estás bien Eli? — se acerca y la toma del brazo con cuidado, pero ella reacciona alejándose bruscamente, preocupado la hace sentar donde antes estaba sentado, con cuidado le hace quitar la chaqueta que tenía puesta, dejando ver el brazo lastimado y moreteado. Erick recuerda el cómo su madre la había tratado anteriormente y gruñe frustrado.
Erika quién estaba ajena a todo lo que había estado pasando por su labor que estaba realizando, al llegar con su esposo y ver el brazo de Elisa, ella se sorprende, preocupada va en busca del botiquín de primero auxilios mientras que Erick estaba en un estado de lucha mental.
Momentos después regresa con la caja blanca entre sus manos, acerca una silla a la de Elisa y se sienta en ella.
—Cielo ¿Podrías traer unas pastillas que están en nuestra habitación? — Erick solamente asiente y va en busca de dichas pastillas, mientras que ella abría el botiquín— ¿Sabes? Aún está tratando de digerir cuando vio cómo te trataron en ese lugar.
—¿Lo sabes? — Elisa veía como preparaba un algodón con alcohol para limpiarle la herida.
—Me lo contó cuando subiste a dejar sus cosas, no es fácil, lo sé— toma con cuidado el brazo de su cuñada —Te puede arder— advierte y con delicadeza pasaba el algodón por el raspón de su brazo, que por suerte era superficial, aunque eso no evitó el ardor y escozor de la herida al recibir el contacto del líquido.
Elisa hace una mueca y no evita soltar un quejido del dolor —Lo siento— dice Erika mientras retiraba el algodón, para luego buscar una gasa y cinta para colocarle al raspón.
—No te preocupes— Elisa miraba hacia otro lado mientras pensaba en otra cosa que no fuera el ardor que sentía.
—Elisa te quiero hacer una pregunta.
—Claro dime— Elisa voltea a mirarla.
—¿En qué crees?
Esa pregunta la tomó por sorpresa, parpadea un poco y baja la mirada —Creo que soy un error, que simplemente hubiera sido mejor a que Erick no me buscara, no lo merezco.
—No digas que eres un error Elisa, todos tenemos un propósito, aunque no lo creamos.
—Lo dices porque no viviste lo por lo que pasé— la molestia se hace presente en la voz de Elisa, pero Erika hace como si no lo notara y seguía buscando la gasa dentro del botiquín.
—Tal vez, pero a lo que me refiero es que nadie te está obligando a creer eso ¿no? —Elisa se confunde y la mira —Tú misma decides creer eso, nadie te dice si es verdadero o no, para Dios eres especial Elisa, el hecho de que Erick saliera a buscar no es simple casualidad, solo es el comienzo de algo mejor para tu vida, claro, si es que estás dispuesta a creerlo.
—Si fuera eso verdad, no habría sufrido como lo hice Erika, recibir el maltrato en la escuela por ser una chica reservada y llenar la vasija con los desprecios de tu madre, sentir el dolor al ver que tu propio padre no hacía nada para evitarlo— sus ojos se cristalizan de la rabia—Es solo una mentira.
Erika le levanta el mentón con cuidado para mirarla a los ojos —Mira Eli, Erick, yo, o cualquier persona que te encuentres, absolutamente nadie puede obligarte a creer, mi esposo y yo somos cristianos, creemos en Dios, pero no por eso te vamos a obligar, tú misma decides si creer o no.
<<Lo que estás pasando es un proceso del cual hasta ahora ha empezado, un proceso del cual Dios está trabajando en tu vida, solo que tú misma decide si quiere aprender de ese proceso por el cual estás pasando.
Mientras que Erika hablaba había colocado la gasa y la había enganchado con un poco de cinta en las esquinas, Elisa mira la gasa y veía como Erick regresaba con un vaso de agua y unas pastillas, se las ofrece, las recibe y se las toma con un trago de agua.
—Bien, voy a servir la cena— Erika se levanta y va hacia la cocina, dejando el botiquín sobre la mesa, Erick lo toma y lo deja en su lugar, minutos después había tres platos de sopa de verduras, sin antes cerrar los ojos e inclinar la cabeza y decir unas palabras de las cuales Elisa no logró entender, pero se sentía incomoda.
Pasado un momento los tres se disponen a comer y hablar de algunas trivialidades, pasaron un agradable momento, Elisa se sentía tranquila, por primera vez siente una paz la cual nunca había sentido, esta fue momentánea porque de un momento a otro se siente abrumada por completo.
Elisa termina su plato después de tratar de ignorar el agobio que sentía —Gracias por la comida y por la herida— Erika sonríe, mientras que Erick asiente, ella se levanta a lavar su plato. Terminó tan pronto como comenzó, después de despedirse se dirige a su habitación, teniendo la cabeza hecha un lio completo, que solo decide ponerse el pijama y acostarse a dormir, pero antes de hacerlo revisa su celular y ve un mensaje sin responder, decide hacerlo el día siguiente, lo apaga y se acuesta teniendo mil pensamientos por segundo.