Si las personas no fueran una doble faceta ¿sería más fácil creer no? Te lo pondré más fácil así: Hay un camino y en plena entrada de dicho camino hay dos puertas, por muy sencillo que parezca se debe tomar una decisión ¿no? Pero lo más importante es: ¿Por qué?
La respuesta es sencilla: Porque, aunque no se quiera hay una opción mala, una que puede afectar tu vida cómo tal y con cada acción hay una reacción sea buena o mala. Y de allí nace la desconfianza y el recelo a la hora de conocer una persona o comenzar a escuchar una nueva creencia.
Así mismo sucede con las respuestas a las preguntas ¿razón? Lo más sencillo y es que hay una consecuencia a lo que decidas hacer con dicha pregunta.
Y entre eso hay una gran similitud por más que otros quieran ver lo contrario.
No obstante, hay que ser conscientes que somos humanos y que cometemos errores, pero también tomamos esas decisiones de forma cuerda y con un buen sentido de la razón y el entendimiento.
Allí hay otra razón para entender a lo que quiero llegar.
¿Lo captas?
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Para Elisa las cosas eran un tanto complicadas, apenas habían pasado 48 horas desde aquel encuentro con Alexis, uno del cual le había dejado con un sinfín de sentimientos, era la hora del desayuno y miraba con recelo a su hermano ¿la razón? Se podría decir que él había dado una pequeña ayuda para que el chico consiguiera su número de teléfono. Había dejado su móvil a un lado de su plato, apenas había contestado el mensaje del rubio, podía recordarlo tan claro como su número de identificación.
Alexis: Hola Elisa Dios te bendiga, hablas con Alexis, nos conocimos el domingo en la iglesia.
Elisa: Hola Alexis, perdona mis modales, pero… ¿Quién te dio mi número de teléfono?
Alexis: Fue tu hermano Erick, perdóname por haberte escrito ahora mismo y no esperar hasta vernos personalmente.
Elisa: No, no, no es tú culpa.
Alexis: Me regresas el alma al cuerpo ¿sabes? Te hablo al rato debo ir a desayunar.
Elisa: Esta bien, hablamos al rato.
Alexis no tenía la culpa…
La culpa la tenía otra persona.
Y esa persona estaba sentado enfrente suya.
Traidor.
¿Qué acaso no puede empezar a tener una vida normal?
Ah, por supuesto que no.
Ahora que lo pensaba ¿Cómo se conocieron Erika y su hermano?
¿Qué le vio para enamorarse de él?
Realmente era una pregunta sin respuesta…
Por ahora…
Ya después investigaría sobre eso.
Despeja su mente con un parpadeo no obstante eso no fue lo que la hizo reaccionar, más bien era su celular, lo toma con la mano izquierda que estaba libre y la otra tenía su vaso con jugo de naranja.
—Elisa— dirige la mirada hacia la persona más traidora de este mundo, lo mira apenas con un gesto incomodo —Vamos que se está haciendo tarde para ir a la escuela, termina ese jugo de naranja— determina mientras se levanta de la mesa.
Ella sonríe para sus adentros, se le había ocurrido una idea…
—Lo siento, pero yo no hablo con traidores.
Si hubiera estado grabando la cara de Erick serviría para un sticker en ese mismo instante.
— ¿A qué te refieres Eli?
—Me refiero a que eres un traidor Erick Roberts— da un suspiro largo y profundo.
—Perdona mi discernimiento…Pero no entiendo que quieres decir.
Elisa se agarra el puente de su nariz, estaba llegando a su límite, algo que si le molestaba de su hermano era que tardaba un poco en captar las cosas…
Aunque claro, ella no le estaba dando la suficiente información.
—Me refiero a que… ¿Qué acaso no tienes un poco de respeto hacia mi privacidad?
Erick seguía con la expresión de perrito confundido, hasta que algo le hace click en su memoria.
—Espera…—frunce el ceño— ¿Me estás diciendo que soy un traidor por haber dado tú número de teléfono?
Elisa cambia bruscamente su expresión por una mueca de incomodidad y a la vez de miedo, de un momento a otro toda su expresión corporal cambió, estando a la defensiva.
—Este… sí— habla imperceptible —Es que, no me siento muy bien con eso— cada vez su voz se volvía más débil a medida que hablaba.
Erick observaba tal cambio tan brusco por parte de ella, suaviza su expresión y se acerca con cuidado, toma una silla y se sienta al lado de ella.
—Ey— le acaricia la cabeza — Antes que nada, te quería pedir perdón por haber hecho eso con tú número de teléfono, lo admito hice mal —no recibe respuesta— Pero no tienes porqué sentirte cohibida al momento de expresar lo que te molesta…
Ella había bajado la mirada hacia sus manos, balbucea algo desconocido para Erick, hablaba tan bajo que no le podía entender, logra escucharla después de unos segundos ya que había elevado un poco el tono de voz.