Danilo enfrentó una tarde ocupada con una reunión ejecutiva junto al comité de diseño y producción. A pesar de encontrarse con un inconveniente relacionado con una compra de materiales, demostró serenidad al solicitar la corrección de la orden de pedido y la devolución de la mercancía, asumiendo los gastos de envío. No se disgustó, como sería lo normal ante errores significativos. No cuestionó a nadie; más bien, se notaba que quería avanzar rápidamente en los temas del día.
Al término de la reunión, Roxana Pinto, la diseñadora y líder del departamento de Diseño, buscó la oportunidad de hablar con Danilo. Sin embargo, él le informó que debía retirarse y propuso abordar su inquietud al día siguiente. La manera en que la ignoró y la trató como a cualquier empleada, llamó la atención de Roxana, generándole la sospecha de que algo inusual estaba sucediendo.
Roxana, una mujer joven, atractiva y talentosa, llegó a la compañía recomendada por la difunta esposa de Danilo, apenas seis meses antes de su trágico fallecimiento. A pesar de sus intentos de coquetear con Danilo desde el principio, él demostró ser un hombre fiel y siempre estuvo profundamente enamorado de su esposa, resistiendo las insinuaciones de Roxana sin ceder a la tentación.
Roxana persistió en sus intentos de seducción, a pesar de la muerte de la esposa de Danilo, pero él mantenía su duelo. Un año atrás, después de observar a Danilo saliendo con otras mujeres en encuentros casuales, vio su oportunidad y finalmente logró seducirlo, compartiendo una noche juntos. Danilo, arrepentido de sus acciones, expresó su deseo de no repetirlo. Quería mantener distancia, establecer una relación estrictamente profesional y cordial en el entorno laboral, además de que siempre le recordaría el vínculo que tenía con su esposa y se sentiría culpable.
A pesar del arrepentimiento inicial de Danilo, la situación dio un giro cuando Roxana, sintiéndose perdida y ansiosa por retenerlo, modificó su enfoque. Logró persuadirlo de que ambos eran adultos, capaces de mantener una relación abierta sin compromisos, destinada únicamente a aliviar las tensiones del trabajo y disfrutar de momentos agradables juntos. Aclaró que no buscaba una relación seria. Danilo, finalmente convencido por esta nueva perspectiva, aceptó la propuesta, lo que llevó a que comenzaran sus encuentros ocasionales.
Roxana, por su parte, anhelaba casarse y estaba atraída por la fortuna de Danilo. Esperaba que, con el tiempo, lograría que él se enamorara de ella. Reconociendo que las tácticas convencionales no habían funcionado, decidió utilizar al máximo su atractivo sexual como medio para retenerlo y poder un día decir abiertamente que es su novia, ya que, hasta el momento, todo ha sido casual y sin compromisos.
A pesar de sus esfuerzos, siempre se encuentra frente a dos grandes obstáculos: el persistente recuerdo de la difunta esposa y los complicados problemas con su hijo, Mateo. Ante esta realidad, Roxana optó por armarse de paciencia, evitando presionar a Danilo y manteniendo la relación en un delicado equilibrio.
Esta semana, Roxana comenzó a notar un comportamiento extraño por parte de Danilo. Él parecía estar más relajado y no ha querido salir con ella, pese a sus invitaciones. Esta conducta levantó sospechas en Roxana, quien comenzó a preguntarse si Danilo estaba involucrado con otra mujer. Ha esperado tanto tiempo y no ha logrado aún formalizar su relación, como para permitir que una nueva aparecida tome su lugar.
Sintiendo la necesidad de averiguar la verdad, decidió seguirlo en su auto. Sale rápidamente para alcanzarlo, casi lo pierde de vista, hasta que lo encuentra tomando el camino que lo llevaba a su casa. Se mantuvo a distancia, evitando que la descubriera.
Fue directo a su casa, lo vio ingresar, pero no parecía tener prisa. Si algo le ocurriera a su hijo, lo natural era llegar apurado. Roxana optó por esperar unos minutos antes de ingresar. Danilo nunca la había invitado a su casa, y consideró que esta era una oportunidad para dejar su huella y marcar territorio. Tenía que Reflexionó sobre la naturaleza de su relación con Danilo y ya estaba harta de la tardanza.
Tocó el timbre y unos segundos después, vio asomarse a Clemencia. Obviamente, por su uniforme, dedujo que era la empleada de casa. Dudó en cómo referirse a sí misma, ya que era la primera vez que iba, y no quería molestar a Danilo. Además, si tenía otra mujer y ella estaba presente en su casa, debía actuar con cautela; no permitiría que ninguna recién llegada le quitara lo que le había costado tiempo, esfuerzo y paciencia.
Clemencia piensa que, en realidad, sí venía con el jefe; total, solo se diferenciaban por unos pocos minutos en llegar y esa no era una hora que acostumbraba a estar en casa.
Roxana ya había ingresado, parecía como si conociera la casa, o más bien, parecía caminar como si estuviera en su propia casa; sin reserva, con naturalidad, no como una invitada.
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Editado: 29.12.2023