Mientras la noche se instalaba, Gaby sintió la urgencia de actuar. Aunque Mateo dormía plácidamente, su intuición le indicaba que despertaría en soledad y tristeza. Decidió con determinación pasar la noche a su lado, pero necesitaba una excusa.
Bajó buscando a Clemencia y con preocupación, le comentó:
La respuesta de Clemencia fue rápida y preocupada:
Clemencia le entregó unas pastillas y se ofreció a llevarlas, pero Gaby declinó.
De vuelta en la habitación, Gaby verificó de que Mateo seguía durmiendo y escondió la medicina. Era la única razón que se le ocurrió para quedarse; esperaba que no se preocuparan demasiado. También informó a su familia que no iría y les explicó que se quedaba por el resfriado de Mateo.
Cuando Danilo llegó a casa, se dirigió a la habitación y expresó su preocupación. Gaby, intentando calmarlo, abrió completamente la puerta y le dijo:
Danilo no se marchaba; seguía observando a Mateo.
Sin embargo, Danilo, impulsado por su instinto paternal, no aceptó y entró hasta su cama. Su mirada era de preocupación, pero también había el anhelo de tenerlo cerca. Gaby, temerosa de que Mateo despertara, lo viera y asumiera que estaba incumpliendo su promesa, permaneció también al lado de la cama, junto a Danilo. De repente, él intentó tocar a Mateo y Gaby, instintivamente, le tomó la mano para evitar que lo hiciera.
En ese momento, ambos giraron sus rostros y sus miradas se cruzaron; Gaby nerviosa y Danilo sorprendido. Se sostuvieron unos segundos antes de que Gaby soltara la mano y corriera hacia la puerta, pidiéndole a Danilo que saliera. En el pasillo, se disculpó:
Danilo comprendió y dijo:
Gaby, con sinceridad, respondió:
Esa noche, Gaby se acomodó en el extremo de la cama, no tenía otro lugar donde dormir; las sillas eran demasiado incómodas. Mateo durmió por varias horas y a media noche se despertó un poco sobresaltado y agitado. Rápidamente, Gaby lo abrazó y le dijo:
Temprano al día siguiente, Clemencia tocó suavemente la puerta; Gaby abrió y la escuchó decir:
Clemencia sugirió:
Más tarde, Mateo se despertó y se sentó en la cama, mirando a Gaby con vergüenza e incertidumbre, estaba esperando su reacción. Sin embargo, Gaby simplemente se acercó, lo abrazó y le dio un beso en la frente, diciendo:
Gaby pensó que debía tener hambre, y aprovechó para tranquilizarlo y distraerlo:
Gaby sabía que Mateo debía tener hambre, a pesar de su respuesta. Decidió abordar la situación con sensibilidad y comprensión:
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Editado: 29.12.2023