Danilo, Gaby y Mateo estaban hambrientos, querían ya disfrutar de una agradable comida a la orilla del lago, donde habían pasado el día pescando. Decidieron saborear el picnic que habían traído consigo, acomodando todo con cuidado en una manta extendida sobre el prado.
Después de la actividad, se tomaron un merecido descanso para refrescarse y recargar energías. Se recostaron un rato bajo un árbol buscando algo de sombra,
Gaby y Mateo miraban al cielo, adaptando figuras con las nubes.
Danilo estaba aparte, pero no lo suficientemente lejos. Los podía escuchar, esa era la idea, por ello, pretendía estar ocupado con las cañas de pescar y la carnada.
Gaby volteó a mirar a Danilo, pero éste simulaba no haber oído; se siente satisfecho de verlos tan felices juntos. Permanecen en silencio, disfrutando del sonido de la naturaleza y de la brisa en sus rostros.
La respuesta, aparentemente inocente, provocó una reacción inesperada en Danilo, quien casi se atraganta con el jugo que estaba tomando.
Sorprendidos, Mateo y Gaby lo miran atónitos. Como los había escuchado y se afana a preguntar.
Danilo, incapaz de contener su alivio, se esforzaba por no dejar que su felicidad se reflejara en su rostro. La revelación de la verdadera edad de Gaby se convirtió en un bálsamo para sus inquietudes. La lucha interna, que mantenía al sentirse atraído por alguien que pensaba era demasiado joven, se disipó. Ahora, al conocer la realidad, se daba cuenta de que la diferencia de edad no era tan significativa, apenas ocho años.
Se reprochaba haberse preocupado tanto y por haber tratado de evitar a Gaby cuando, en realidad, no era una niña. La carga emocional se disipó, y un ánimo repentino le invadió. Este cambio de perspectiva le permitió disfrutar plenamente del momento, y hasta el cansancio que antes le afectaba, se desvaneció. El resto de la tarde transcurrió en un ambiente más relajado y alegre, liberándolo de las tensiones que lo habían acosado.
Gaby no le dio mayor transcendencia y estaba ajena a los pensamientos de Danilo. Quien dentro de sus emociones.
Mateo y Gaby continuaron charlando sobre otros temas, mientras Danilo, con una sonrisa en el rostro, reflexionaba sobre sus malentendidos y prejuicios acerca de la edad de Gaby. Lejos de ser una niña, Gaby era una joven mujer, independiente y madura, y Danilo comenzaba a aceptar que sus sentimientos iban más allá de la camaradería.
Pronto anochecería, recogieron y guardaron todo. Fue un día largo, pero bonito y revelador. Danilo tomó en sus brazos a Mateo con cariño.
Mateo, sintiéndose libre de sus cargas, respondió:
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Editado: 29.12.2023