Lo primero que hizo al entrar en su casa fue buscar en la web el nombre de “Adler Hermann”. Aparecía muy poca información, las website proporcionaban los nombres de los padres y lo que hizo en sus años de adolescente. Las páginas no estaban actualizadas con su actual vida sino una vida pasada y donde solo aparecían fotos de él hasta sus diecisiete años de edad. Decían que su madre se había muerto en un terrible accidente automovilístico junto con otros dos socios de la empresa y su hija. Además de que había logrado colaboraciones junto con el arquitecto Vilhelm kurtz, y sus trabajos como modelo. Un gran niño a heredar la corporación Oracle con un gran futuro. Lo último que se comentaba era que decidió ir a estudiar a Bélgica y ya no encontró más noticias que hablaran de él.
- Por fin ya sabes quién es
Le comentó Jenell desde la puerta de su habitación mientras la veía observar fotografías de Adler de niño en la web.
- ¿Tú, ya sabias? - le preguntó calmada levantándose de la silla y acercándose a ella
- Sí
- ¿Qué?, ¿lo sabias y nunca me dijiste nada? - le reprochó enojándose- ¿Cómo te atreviste?
- Escucha Ell…
- ¡No Jenell!, ¿por qué nunca me dijeron nada? - alzó su voz- Me siento tan tonta y engañada
- No te enojes, Adler solo lo ocultó más nunca te ha mentido
- ¿enserio? - alzó sus cejas burlándose
- Adler no te quiso decir porque no quería que te enteraras quien era, más bien no quería que nadie se enterara, por eso siempre ha tratado de ocultarse porque simplemente no quería llamar la atención
- ¿pero por qué lo hizo?, no lo entiendo - se empezó a calmar
- Porque… creo que tú lo sabes mejor, no tenía buena relación con su padre y no quería relacionarse tanto con él ni ser el centro de atención, si la prensa se enteraba todos querrían hacerles entrevistas y demás, y bueno ahora con la inauguración es obvio que de nuevo volverán a mirarlo y a interrogarlo, él quería una vida tranquila. Además, no quiso decirte porque pensó que si te enterabas lo tratarías diferente, siempre quiso deslindarse de su padre y para él no era un orgullo decir que era el hijo del dueño de la empresa Oracle o al menos eso me dijo Jaden.
- Y... ¿tú como lo sabias? ¿él te lo dijo?
- No, nadie me dijo, la verdad es que yo lo descubrí. Al principio no sabía quién era, solo que era un chico atractivo que me gustaba- sonrió- pero después de verlo varias veces realmente parecía que lo conocía. Sabía que había visto su rostro alguna vez y como me dijiste que él era arquitecto y que estaba a cargo de un edificio de tu empresa pensé que tal vez sería Adler Hermann. Lo busqué en internet y efectivamente era él. De niña me gustaba verlo en las revistas- sonrió- era tan guapo, además escuchaba mucho de él porque fuimos a la misma primaria. Sabes, se hablaba mucho porque a pesar de ser famoso era muy inteligente y bueno en todo lo que hacía, claro que después lo transfirieron a las mejores escuelas.
- ¿Por qué no me dijiste cuando lo reconociste?
- Porque primero hablé con él. Quería confirmar que fuera cierto y no mi imaginación. Un día le dije que sabía que era un Hermann, me sentía tan emocionada y en verdad quería contarte de lo que había descubierto, sabes que te lo hubiera dicho, pero cuando hablé con él me lo confirmó y me dijo que no le dijera a nadie ni siquiera a ti, no quería que nadie se enterara de que había regresado, por eso siempre procuró mantenerse al margen. Y bueno lo descubrí poco antes de mi cumpleaños. - sonrió- Realmente él te ama y no quiere perderte, lo veo en sus ojos y en sus acciones; sé que tú también lo quieres, además- se acercó y le sonrió- podrías ser la esposa de Adler Hermann.
Elizabeth sonrió y terminaron platicando un rato más. Al día siguiente en las noticias no paraban de hablar del regreso de Adler Hermann. Todos hablaban sobre lo que había realizado y rumores de posibles repuestas de preguntas que le hicieron pero que no quiso responder.
A los dos días cuando Elizabeth iba entregar unos informes a Sofía vio de casualidad a Adler y a Jaden entrar a la oficina de don Raymond, rápidamente se ocultó detrás de una pared. Tenía los nervios de punta, su ritmo cardiaco empezó a acelerarse, su piel se erizó; intentó controlar su respiración. No sabía por qué se sentía así, si en verdad estaba segura de esperar más tiempo para poder verlo. Se dijo así misma que si salía en dos minutos lo llamaría y hablaría con él. Miró el reloj, 3:45 marcaba. Contó los minutos y nadie salió. Entonces se dispuso a caminar, tenía miedo de justo pasar por la oficina y encontrarse con él, pero eso no sucedió, continuó su camino y entró a la oficina de Sofía, permaneció allí algunos minutos, después salió y cuando caminaba por el pasillo lo observó. Adler iba caminando junto a Jaden. Era solo ella quien lo miraba caminar pues solo le veía su espalda, pero ahí iba él, sosteniendo unos papeles y sonriendo a Jaden. Su sonrisa la tranquilizaba. Ya no sentía nervios, verlo así le provocaba querer volver a él y besarlo. Entonces corrió. Por un gran impulso sus piernas empezaron a moverse. Llegó hasta él y sin pronunciar palabra alguna le tomó la mano derecha haciéndolo voltear. Adler se sorprendió bastante por aquello y más cuando la vio, pero solo dejó llevarse por ella siguiéndola y entrando a un cuarto de servicio que se encontraba en el mismo pasillo. Antes, le entregó los papeles a su amigo, Jaden intentó decirle algo, pero solo pegó un puño suave en la puerta. No interrumpió más.